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domingo, 28 abril, 2024
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La UAZ en medio de tres crisis

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Por: MARIANA TERÁN •

A dos años de la administración universitaria el Ing. Armando Silva Cháirez envió su segundo informe a través de un boletín de prensa. En una fotografía publicada por los medios, aparece Silva entregando el informe al Dr. José Francisco Román, de la presidencia colegiada del Consejo Universitario.

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El Consejo Universitario se renovó en alumnos y profesores. Siguen como consejeros los directores y coordinadores. ¿Qué tenemos hasta hoy? Tres crisis: una crisis financiera, una crisis administrativa y una crisis de gobernabilidad.

La deuda por concepto de Seguridad Social rebasa los mil millones de pesos. Una deuda que se está aproximando al subsidio anual otorgado para la UAZ. Quincena tras quincena nos descuentan a todos los trabajadores universitarios y quincena tras quincena siguen sin enterar a las instancias correspondientes. En la sesión de Consejo Universitario del jueves 11 de septiembre de 2014, el secretario académico de la UAZ, Miguel Ángel Rodríguez Jáquez, insistió en que “todos somos responsables”, en que la deuda es un problema histórico y “todos nos hemos beneficiado de él” (La Jornada Zacatecas, 12/09/14). No entiendo entonces cuál es la función de los responsables que han estado al frente de la institución y que han decidido, sin consultarnos, desviar los recursos de Seguridad Social a otros fines. Todos los trabajadores universitarios fuimos excluidos de esa decisión, y ahora el Dr. Rodríguez Jáquez dice que también somos responsables. Debemos aclarar, en todo caso, que todos los universitarios ahora padecemos los efectos negativos del uso indebido e ilícito que funcionarios irresponsables hicieron de nuestros descuentos sobre Seguridad Social.

Por lo que se refiere a la crisis administrativa saltan a la vista varios signos que deberían causar alarma: el primero es que del equipo administrativo que inició con el Ing. Silva, han sido removidos de sus cargos la mayoría de sus funcionarios debido no tanto por su eficiencia o ineficiencia administrativa, sino por ajustes políticos. Es evidente la falta de coordinación entre los funcionarios de la administración central: un Rector que no dirige, un secretario general que no gobierna y un secretario académico que no tiene trayectoria como tal. Qué decir de algunas de las coordinaciones de área, como a la que pertenezco (Humanidades y Educación) donde hay total ausencia de vida colegiada, el consejo de área es un verdadero holograma, lo que menos preocupa a su funcionario es el cumplimiento de indicadores, el crecimiento del conjunto de unidades académicas, la cooperación e intercambio académico entre las unidades que la integran. ¡El área no puede reducirse a llenar formatos para el PIFI! Por lo menos en lo que se refiere al área a la que pertenezco, el funcionario que está al frente, Víctor Chávez, no ha realizado el menor esfuerzo por coordinarla, función por la cual le pagan gruesas compensaciones. Desgraciadamente los universitarios de abajo no vemos que los coordinadores se coordinen. Lo que ha prevalecido es una política cupular renunciando a la estructura colegiada con efectiva participación de estudiantes y profesores.

Las crisis financiera y administrativa ahora nos tienen en una franca crisis de gobernabilidad. O puede verse de manera inversa: porque hay ausencia de “buen gobierno” ahora se padece una severa y alarmante crisis financiera y administrativa. Sin lugar a dudas entre los responsables de esta situación se encuentra el Ing. Silva Cháirez y el Consejo Universitario que ha decidido trabajar de manera soterrada para que todo empeore en lugar de hacerse cargo para plantear, analizar, discutir, evaluar y proponer mecanismos de salida de la crisis en la que nos encontramos. ¿Qué hemos tenido a cambio? En agosto de 2013 el Ing. Silva presentó su renuncia al C. U., misma que fue rechazada con argumentos que rayaron más en la zalamería que en una verdadera preocupación por lograr la gobernabilidad de la UAZ. Después se comprometieron a que el Rector, los secretarios, los coordinadores y consejos académicos elaborarían una propuesta de “reingeniería integral”. El resultado de ello fue, paradójicamente, la ausencia de resultados, el crecimiento de la deuda, el cambio de funcionarios y la misma opacidad del Consejo Universitario. Hay un evidente manipuleo por parte de algunos de los integrantes de la presidencia colegiada.

El malestar entre los universitarios es gradual. El Consejo Universitario formó una comisión temporal para realizar un diagnóstico y proponer una serie de recomendaciones para atender de manera puntual la crisis de la UAZ. Fui parte de esa comisión. Se integró en tres equipos para el análisis de la información: académico, financiero y administrativo. Pese a la carencia y dispersión de información a la cual estuvo obligado a entregar el secretario general, Cuauhtémoc Rodríguez Aguirre, la comisión temporal trabajó y entregó sus resultados el 23 de octubre del pasado año ante las autoridades universitarias en sesión de CU convocada ex profeso. Se dijo entonces que se citaría de manera inmediata a los consejeros para iniciar el análisis del diagnóstico y recomendaciones realizados (se dijo que en una semana se citaría al efecto). Han pasado varios meses y los resultados fueron puestos debajo del colchón. Se citó a sesión de CU en diciembre, cuando ya los estudiantes no estaban en condiciones de asistir, esto, ahora entiendo, para asegurar la inexistencia del quorum legal para sesionar. Inició 2015, ahora estamos en febrero, y no hay ningún signo de interés por parte de autoridades y consejeros por atender dicho documento.

La huelga estalló por segundo año consecutivo en nuestra universidad con un 75% de profesores que votamos por ella. No sé si las autoridades previeron este porcentaje. Estoy segura que no. También aseguro que no previeron el resultado de 2014. El mismo día en que se colgaron las banderas, 18 de febrero de 2015, la Rectoría publicó que había cumplido con el total de los compromisos ante los sindicalizados. En otro contexto los profesores no hubiéramos colgado las banderas. No se trata, por tanto, sólo del pago de algunas prestaciones, sino de la inconformidad manifiesta por el pésimo ejercicio de nuestras autoridades; por el malestar creciente ante el incremento de la corrupción. Mal iniciaron, mal acabaron. Muy lamentable que el Ing. Silva y su equipo pasen a la historia como aquellos que sólo pudieron conjugar un gerundio: “lo estamos gestionando”. ■

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