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domingo, 19 mayo, 2024
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Los Consejos Académicos en Educación Media Superior para fortalecer la práctica didáctico-pedagógica

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Cuando se habla de formación de profesores, por lo general hacemos alusión  a profesionistas que egresan de  instituciones formadoras de docentes, en cambio, cuando hablamos de profesionalización de la docencia, nos referimos a la manera de cómo el docente con el ejercicio de su  práctica se fortalece como tal. Dicho de esta manera, podemos concebir a docentes cuya formación inicial obedece a un perfil académico que le permite ejercer profesionalmente y de la mejor manera prácticas eminentemente didáctico-pedagógicas –este es el caso de educación preescolar y primaria-; en cambio, los docentes que ejercen su profesión en el nivel medio básico y medio superior cuentan con una formación más disciplinar que didáctico-pedagógica, situación que hace más difícil la profesionalización del docente. Ello por supuesto que no ocasiona problema alguno dado que ambos tipos de docentes se encuentran en posibilidad de profesionalizarse,  requisito fundamental para garantizar buenos resultados en el proceso enseñanza y aprendizaje.

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Los docentes de todos los niveles educativos enfrentan problemas de diferente naturaleza, el más recurrente es el que no encuentran o no buscan la estrategia para, primeramente, crear ambientes adecuados  y predisponer cognitivamente a los educandos a que aprendan y,  al diseño de estrategias didáctico-pedagógicas para promover la adquisición de aprendizajes significativos. Históricamente los docentes se han empeñado siempre en enseñarle al alumno, ello, indiscutiblemente le limita la posibilidad de que éste -el alumno-, aprenda por sí solo dado que en términos de Carl Roger, la enseñanza del maestro mata al aprendizaje del alumno; incluso del mismo maestro.

Una de las alternativas para que el docente se fortalezca en su  práctica es el que  gestione sus propios conocimientos para que se encuentre así en posibilidades de ejercer su labor de manera adecuada; sin embargo, no se puede concebir una docencia que no sea consecuencia de otras consideraciones como lo son la normatividad institucional, los fines del currículum, el perfil profesional del docente, las condiciones del contexto y lo que podría ser determinante, el que se agrupe en torno a una organización, consejo, asociación o algo similar dado que hoy día la docencia requiere que sea trabajada de manera participativa, en equipo y con una visión más global.

De esta manera es como surge la necesidad de conformar en cada subsistema educativo un Consejo Académico que realmente funcione, que se encargue de convocar en torno a éste a la totalidad de los maestros y, que lleve el cometido de generar estados de conocimiento que den pie a tomar nuevas y mejores decisiones para fortalecer al subsistema mismo. Si bien es cierto que Consejos de esta naturaleza se encuentran sometidos a leyes, normas y principios que pueden entorpecer la labor docente, también lo es el hecho de que les brinda la posibilidad para que se puedan consensar las decisiones.

El consejo académico es una instancia que tiene como cometido el promover, orientar y fortalecer la práctica pedagógica de los docentes, las funciones sustanciales de dicho consejo son las siguientes:

Tener pleno conocimiento acerca del modelo curricular en cuestión, ello permitirá a los docentes fortalecer de manera disciplinar y transversal  dicho modelo.

Organizar las actividades académicas y monitorear la ejecución de dichas actividades.

Participar en las evaluaciones institucionales.

Promover la evaluación periódica del rendimiento de los alumnos.

Ser receptores de los reclamos de los alumnos sobre las problemáticas a las que se enfrenta en el seno de su institución educativa.

Entre otras.

Si consideramos a la educación como un derecho fundamental y los maestros  abordan esta como una necesidad para fortalecer a los educandos y a sí mismos, podríamos decir que la tendencia a transformarse se convertiría en uso y costumbre, pudiendo  garantizar así una educación de calidad. En consecuencia, los Consejos Académicos deben ir mucho más allá de sus funciones consideradas como ordinarias; pensando en prospectiva, la función extraordinaria de dichos consejos sería la siguiente:

Que formen equipos de docentes para desarrollar proyectos de formación de alumnos y no solo proyectos de carácter didáctico-pedagógico.

Que orienten a los docentes para que desarrollen habilidades en la investigación contextual, ello con miras a que estén en posibilidad de construir proyectos de intervención pedagógica.

Que permanentemente se generen condiciones apropiadas para favorecer las relaciones académicas y de producción de conocimiento.

Que se promueva el trabajo conjunto entre docentes y alumnos para transformar las formas que institucionalmente se establecen para promover aprendizajes. ■

 

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