■ El artista fue descubierto por el cineasta François Truffaut; se ha convertido en un ícono
El hijo consentido, el alter ego y héroe del cineasta François Truffaut, y quien es a la vez el icono actoral de la Nouvelle Vague, Jean-Pierre Léaud, ha sido seleccionado para recibir la Palma de Oro Honorífica por su carrera cinematográfica.
Después de haberla recibido Agnès Varda en el 2015, Clint Eastwood, Manoel de Oliveira, Woody Allen y Bernardo Bertolucci en los últimos años, le tocó ahora el turno al actor francés Jean-Pierre Léaud.
El actor fue descubierto por Truffaut en el que sería el primer filme de los dos, Los 400 Golpes (Les 400 coups, 1958). A la época, Léaud tenía 14 años y vino a Cannes por primera vez. Se convertía entonces en el aire refrescante de la nueva tendencia que emborracharía a la cinematografía mundial: un cine freso, espontáneo y crítico, la Nouvelle Vague.
Su personaje Antoine Doinel, creado por Truffaut, tuvo sus secuencias en Antoine et Colette (1962), Baisers volés (1968), Domicile conjugal (1970) y L’Amour en fuite (1979).
Además, desde 1965 se puso a colaborar con Jean-Luc Godard para crear Masculin féminin (1966) y La Chinoise (1967). Éstas fueron cintas vanguardistas e icónicas de la expresión más intensa del movimiento francés.
Luego estuvo también con Bernardo Bertolucci en Le dernier Tango à Paris (1972) y con Jacques Rivette en Out 1 (1971). Pero sería con La maman et la putain (1973, Jean Eustache) cuando consiguió afirmar su estilo actoral –entre poético y desenvuelto- para marcar a su generación y recibir el Grand Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes edición 1973 y a partir de entonces convertirse en una obra, él y la cinta, de culto.
Desde ese momento sus personajes apasionados y torpes, idealistas y alocados o enigmáticos, navegan entre el universo de Aki Kaurismaki (J’ai engagé un tueur, 1990), Olivier Assayas (Paris s’éveille, 1991), Lucas Belvaux (Pour rire, 1996), Philippe Garrel (La Naissance de l’amour, 1993), Bertrand Bonello (Le Pornographe, 2001), Tsai Ming-liang (Visage, 2009 presentado en la Competición de Cannes).
Este premio lo hubiera también podido recibir Godard, sólo que se resiste a aparecerse en el mundo de Cannes. Quizás pronto. ¿Tocará el turno a algún latinoamericano?
