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viernes, 3 mayo, 2024
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Claroscuro, Tozudez, ¿Posibilidad?

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Fechas de tragedias se acumulan, con plazos cortos entre sí. El día de la Raza quedó atrapado, en esa cercanía: antes celebrado, ya no. La Conquista fue violenta y el esfuerzo bíblico destacaba el sacrificio de Cristo como eje de la nueva creencia que se ofrecía y, como fuera, se imponía. Más reciente, Tlaltelolco, el halconazo y muchas más situaciones y hechos violentos, ocurridos con mexicanos o mexicanas muertas, sin renombre, irritan por las circunstancias de indefensión de los agredidos y la desilusión por no encontrar en las instituciones, justicia para los muertos y sus deudos, ¿Ayotzinapa? La injusticia, realidad apabullante, sigue poblando el calendario nacional y regional, su magnitud, es violenta. ¿Cómo desaparecer los cientos de muertos en Tlatelolco, aquel 2 de octubre? ¿Cómo ignorar, los masacrados el 10 de junio frente a la Normal Superior? ¿O a los mineros enterrados que yacen en Coahuila? Y tantos más incidentes violentos, innúmeros, ocurridos y ocurrentes en México, Estado constitucional, violento, en tantas circunstancias.

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En lo social, ¿quién decide, a quien corresponde ordenar desatar la violencia con  dimensiones y consecuencias insospechadas? Usar tanques en la Plaza de las Tres Culturas o sicarios entrenados y armados a conveniencia el 10 de junio del 71 para evitar, con muertes de estudiantes inermes, ¿un mayo francés? En Francia, la lucha fue por incrementar la libertad cultural y política de los estudiantes, y la actualidad y calidad académica en sus centros de estudios; aparte de brindar un claro y decidido apoyo a la huelga de trabajadores politizados, con prevalecía en una ideología de izquierda. Actores –ambos– deseosos de cambiar una sociedad inmersa en el consumismo y presa de ideologías conservadoras que no derivaban hacia opciones de cambio, sino a fomentar el conformismo con lo establecido, sin cuestionar nada.

Ayer lunes, Día de la Raza, el regodeo oficial fue: “normalidad”, en el sentido neoliberal, por no haberse suspendido las actividades laborales, ni las escolares y cabe preguntar: quién gana o quién pierde con una “plausible” suspensión. SEP sabe bien el costo y cómo provocarlas, ¿para imponer su política? La correlación política de fuerzas favorables al proyecto educativo del llamado “pacto por México” pasa por someter a los profesores a aceptar una reforma educativa plagada de problemas en su aplicación, pero obligatoria como ley a pesar de la precariedad en que opera un magisterio, sin futuro promisorio y en medio de la precariedad generalizada. Basta leer con detenimiento, la “nueva” ley de educación, “sancionada”, ¿o impuesta? por los ricachones que controlan al país y a los mexicanos mediante la instrumentación del “Pacto por México”, instrumento a cuyo cobijo, hacen negocios con lo que “queda” de bienes nacionales, en suelo, subsuelo y aire, mediante su privatización, incluida como primordial, la del territorio nacional con cualquier pretexto o sin él, productivo o no. ¿Es lo poco que queda, aunque en el árido semidesierto parezca mucho?

Eso ocurre en un momento donde la correlación de fuerzas cívicas y políticas, se supone, están expuestas al cambio, recambio o ambición de los “empresarios”, antes se les decía mercaderes de la política por usar a los partidos para medrar del dinero público asignado y de la influencia para desplegar sus actividades en un año electoral, donde el cambio, de entrada, parece mera ficción o representación cívica, en tanto, los líderes y grupos políticos, legendarios, controlan y disponen de las franquicias llamadas partidos, a los que se asignan ¿con generosidad republicana? recursos públicos de un erario nacional, puesto en riesgo por la prestidigitación de Peña Nieto y su mánager, Videgaray, quien cruza los dedos a su espalda, la de Peña Nieto, en busca de (ojalá) un imposible: suceder en la Presidencia a su hoy patrón e instaurar por otro sexenio un neoliberalismo cada vez más rampante en tanto ya no queda mucho país por vender a los privados (de auténtico amor patrio), pero no de capital para someter a la  mayoría con sueldos de (quasi)hambre, cuando deciden generar alguna fuente de trabajo. Sea capital nacional o extranjero, da lo mismo, el objetivo es igual: obtener ganancias crecientes con salarios bajos, constantes. Mejor aún, si pudieran evitar pagar los incrementos salariales minúsculos, de vez en vez concedidos y obtenidos por los trabajadores y las decrecientes aportaciones a la seguridad social. Las hermanas de la caridad, medievales o “irracionales”, no existen en ese medio. “¿A quién se le ocurre pagar más en salarios y prestaciones, si se puede pagar menos o eludir, y cargar al estado lo que se pueda?”

Con ese entorno, una nota dice: “Agustín Basave (Monterrey, 1958) es la figura emergente de la socialdemocracia mexicana. Su candidatura a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuenta con el apoyo de las principales facciones y pocos dudan de que en noviembre se alzará con la victoria.”  ¿Optimismo y éxito personales, también imbuirán al PRD? ■

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