El 8 de agosto, este diario reportaba los resultados de la Evaluación Nacional del Logro Educativo en Centros Escolares para Educación Media Superior (Enlace), en matemáticas y comprensión lectora; en los cuales las preparatorias de la UAZ se ubicó en último lugar estatal. Para el caso de matemáticas dice textual: “. En Matemáticas, 62.50 por ciento de los alumnos de la Dirección General de Bachillerato (DGB) obtuvo un resultado Bueno o Excelente. Le siguió Educación Media Superior a Distancia (Emsad) con 57.77 por ciento, el Centro de Bachillerato Tecnológico, Industrial y de Servicios (Cbtis) con 56.08 por ciento, el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) con 55.27 por ciento, y el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecytez) con 41.84 por ciento. Todos ellos superan la media nacional, que es de 39.3 por ciento. En orden descendente, en Colegio de Bachilleres del Estado de Zacatecas (Cobaez), 38.87 por ciento de los alumnos tuvo un resultado Bueno o Excelente en Matemáticas, seguido por el Colegio Nacional de Estudios Profesionales Técnicos (Conalep) con 35.03 por ciento, Preparatorias Estatales con 34 por ciento, Particulares con 32.48 por ciento, y finalmente la UAZ, con 24.31 por ciento”. Aún con las críticas que podamos hacer a las pruebas estandarizadas como éstas, es muy claro que hay problemas muy graves en el nivel académico del bachillerato de la UAZ. Tenemos que preguntar, ¿por qué razón ocurrió el desplome?: nunca en la historia había estado tan mal.
Como todos los procesos educativos, la red de causas del señalado problema de la caída en el nivel académico del bachillerato universitario, es algo complejo, y por tanto, es una concurrencia de causas diversas. Sin embargo, una causa prioritaria tiene que ver con la gestión y estructura de la reproducción institucional. Específicamente, en la estructura clientelar y de criterios políticos con que se manejan las cargas de trabajo, y el desinterés absoluto de la dirigencia política de la preparatoria en construir un auténtico modelo académico socialmente pertinente y de calidad. Una muestra de cómo la presión clientelar sobre las cargas de trabajo y el desinterés por los procesos académicos es el trato que se le dio al proyecto de innovación educativa de Tacoaleche, en la prepa once.
Un grupo de profesores universitarios elaboraron un modelo de bachillerato denominado “de calidad académica y desarrollo local (MDL)”, el cual hacía sinergia con otros proyectos de desarrollo comunitario de carácter productivo, cultural y ambiental. El modelo de desarrollo local permite que los estudios del bachillerato no estén aislados, sino que se realicen en medio de un proceso de articulación orgánica a un territorio específico. Lo cual significa que son estudios orientados a estudiar e intervenir en la elaboración de soluciones para los problemas del desarrollo de dicho territorio. El anclaje orgánico de la escuela permite lograr los seis rasgos definitorios del modelo propuesto: (1) El compromiso social de la institución como gestor de calidad. Asumir los temas del desarrollo de un territorio específico, significa necesariamente pensar en las soluciones de variados problemas. Lo que a su vez impacta en la estrategia educativa: obliga a la preparatoria a orientar la apropiación y manejo de contenidos académicos a la solución de problemas, y superar la apropiación por vía de la mera memoria. (2) El eje de desarrollo local como articulador de contenidos. El desarrollo visto desde enfoques territoriales implica la visión sistémica de la realidad. Es decir, supera la visión fragmentada y segmentada de la realidad que originó la racionalidad analítica, que se queda en el momento disciplinar del estudio. Adquirir una visión sistémica significa provocar en el estudiante el momento multi y transdiscipliar. (3) El modelo de desarrollo local como contribución de la preparatoria al cambio social. (4) Un modelo ordenado por la equidad. Éste es un modelo escolar con una clara opción preferencial para las zonas marginadas del estado de Zacatecas. La educación es la mejor estrategia para provocar la movilización social y el rompimiento del ciclo de reproducción intergeneracional de la pobreza. (5) Egresados con competencias para el trabajo. En el transcurso de los estudios de bachillerato y al término de los mismos, los alumnos tendrán contacto con el mundo del trabajo. Esta relación es de varias maneras: (a) se apropian de los conocimientos para crear una empresa social que les genere empleo, desde la gestación del colectivo de la empresa social, pasando por la formulación del proyecto, el financiamiento del mismo, y el proceso de incubación; y (b) adquieren conectividad y capital social con las prácticas propias que están contempladas en el eje de desarrollo local. Y (6) Estructura académica abierta a la innovación. El modelo orientado al desarrollo humano, con las visiones holísticas genera un impulso continuo a la innovación en las formas de enseñanza-aprendizaje. Al contrario de las estructuras académicas escolásticas, la propia dinámica de trabajo del modelo DL, hace que la innovación sea una práctica permanente, que no depende de eventos especiales para impulsarla.
Este modelo inició su aplicación, y por tanto fue un modelo en proceso de validación, cosa la cual permite la evaluación del mismo en el campo mismo del trabajo para retroalimentar el propio modelo. Sin embargo, la dirección política de la preparatoria usó esos espacios para cumplir sus compromisos políticos, lo cual terminó por desfondar la realización misma del modelo de innovación educativa. La experiencia es muy interesante y aun se puede rescatar el modelo, pero no se observa que las autoridades de la preparatoria le den prioridad a estos procesos académicos. Y cuando llegan maestros con criterios políticos es muy común que no cumplan con sus compromisos docentes y la calidad de sus cursos sea deficiente. ¿Habrá un mundo posible donde la preparatoria reforme su práctica educativa a fondo y respete la iniciativa de innovación de sus colectivos académicos? ■
