Como ha sido la tónica de este régimen, tanto reformas como leyes secundarias para su operación han sido creadas, discutidas y aprobadas en medio de distractores y envueltas en engañosa publicidad para hacer creer a la sociedad que éstas atraerán beneficios para la mayoría de la población, a sabiendas que no es así, como ha sido las relativas a los hidrocarburos, laborales y otras, destacando la relativa a telecomunicaciones, ocultada tras un partido de la selección mexicana de futbol, donde el régimen ha hecho un gran esfuerzo para pagar la factura a Televisa.
El régimen peñista difundió desde un inicio que esta reforma traerá beneficios a la sociedad, que se garantizaría el Internet y la banda ancha para todos, que habrá más alternativas en televisión abierta, que se consolidaría el acceso a la ciudadanía a una libertad de información veraz y oportuna, para recibir y difundir todo tipo de información y que se eliminarían monopolios, abriendo la competencia a diferentes empresas, lo que Enrique Peña Nieto prometió incluso desde su campaña presidencial en 2012.
La realidad es otra, de acuerdo con especialistas de la industria y de defensores de derechos humanos, la reforma constitucional a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión es una especie de Frankenstein perverso, creado para beneficiar principalmente a dos protagonistas del sector, Televisa y Telmex, los más poderosos, a quienes supuestamente se acotarían en sus áreas de influencia, lo que de ninguna manera ha sucedido.
En la nueva ley de telecomunicaciones se introdujo ya la vigilancia masiva, con el apoyo de servicios de geolocalización en tiempo real para que las autoridades puedan intervenir las comunicaciones de cualquiera; el almacenamiento de datos, para que, sin orden judicial, cualquier funcionario de agencias de seguridad pueda vigilar hasta por dos años que hacemos; el switch off o bloqueo de contenidos, para supuestamente preservar la seguridad y la privacidad de la red y, además, en un acto completamente discriminatorio, limita a los medios sociales, pues la radio y televisión comunitaria e indígena no podrán autofinanciarse, por lo que seguirán dependiendo del fomento –que históricamente ha sido muy poco– de los gobernantes.
Ante esto, inmediatamente, el miércoles pasado cuando se realizó esta aprobación en el Congreso, Carlos Slim Helú, uno de los tres multimillonarios más importantes del mundo, realizó su primer gran movimiento con el anunció al mercado de valores la venta de algunos de los activos de América Móvil para dejar de ser un “agente económico preponderante” y ampliar sin problema su red de negocios hacia la televisión, quitándose de encima un reglamento débil y ambiguo, ganando el mismo miércoles 5 mil 213.8 millones de dólares, monto que rebasa las fortunas individuales de 30 de los 35 multimillonarios de México, que van de los 73 mil millones a los 558 millones de dólares, según cálculos de algunos medios de comunicación. Así, en cada hora del miércoles pasado, Slim Helú obtuvo 217 millones de dólares.
Y a Televisa de Emilio Azcárraga Jean tampoco le va nada mal, se mantuvieron artículos con beneficios para las televisoras como la ampliación de publicidad si adquieren producción nacional independiente o produzca contenidos nacionales, se mantuvo el artículo noveno transitorio donde se indica que las empresas que no sean preponderantes podrán adquirir a otras compañías sin la necesidad de contar con la autorización del Instituto federal de Telecomunicaciones (IFT), respecto a los derechos de las audiencias, comentó que quedan acotados, prácticamente sin ninguna sanción respecto a la Ley, es decir, el IFT tiene un mandato constitucional que en la ley secundaria se lo niegan, ya que puede revisar, analizar y evaluar temas de contenidos, pero no tomar decisiones y quien resuelve es la administración pública federal, según análisis de expertos, quedando sólo en calidad de espectador, sin capacidad de sancionar alguna práctica ilegal, es decir, solo simulación, el IFT no servirá para nada, es claro que Televisa está en una situación de enorme dominancia este mercado de televisión de paga…. que no se regulará, es claro que tiene el aval de la administración priísta de Peña Nieto para seguir controlando el mercado.
Con todo ello, gana el régimen, al implementar instrumentos de control al pueblo, institucionalizando el espionaje, la cooptación los medios de comunicación, el control de las radios comunitarias, al tener el PRI- gobierno la capacidad de utilizar todos los medios electrónicos para perpetuarse, gana Telmex de Carlos Slim, al poder entrar a la TV de manera abierta y todos los medios y posibilidades de seguir enriqueciéndose de manera obscena, gana Televisa, al institucionalizar en manos de Azcárraga Jean un monopolio que también le garantizará más dinero y tajadas de poder. Telmex tiene poco menos de 90% del mercado y en telefonía celular tiene casi 80% eso no lo tiene ninguna otra compañía de telecomunicaciones en el mundo en un mercado abierto, por el otro lado en televisión abierta Televisa tiene cerca de 60% del mercado y el otro 39% lo tiene TV Azteca, en Televisión de paga entre Sky y Cablevisión que pertenecen a Televisa tienen 5% del mercado, y eso se agudizará, no pierden nada, ganan en todos los órdenes.
La gran pregunta ante todo esto es: ¿y que ganamos los ciudadanos? Evidentemente muy poco, más bien los mexicanos perdemos, y perdemos mucho, perdemos libertades, libertad de expresión, privacidad, perdemos dinero, los monopolios concentran aún más los recursos económicos, menos empresas participan y no hay competencia, ya ganaron en el escritorio, no con calidad en los contenidos, la misma que también perdemos, en suma, al pueblo, con el apoyo de las televisoras le hacen creer que ganan algo, cuando estas son las que se benefician groseramente, es el el camino a la dictadura que está pavimentando este régimen si los mexicanos lo permitimos. ■
*Coordinador de la Comisión Operativa
de Movimiento Ciudadano en Zacatecas
