El primero de diciembre del año 2018, el actual presidente de la republica dijo durante su mensaje a la nación “Se garantizará la libre manifestación de ideas y de creencias religiosas y la libertad de prensa. Estamos por el diálogo, la tolerancia, la diversidad y el respeto a los derechos humanos.” Se puede estar de acuerdo o no con su política, pero las manifestaciones públicas, aun en las que piden su renuncia, nunca se han visto manchadas por el uso de la fuerza pública en contra de los manifestantes.
En 1998, cuando Ricardo Monreal dejó al PRI para sumarse a los partidos de izquierda, inició un movimiento estatal, que siempre se escudó en la izquierda para hacerse de poder político y económico. Dicho movimiento, arropado por lo que se conoce como la “Cuarta transformación de México” llegó nuevamente a tomar posesión del gobierno del estado, ahora con David Monreal, un gobierno que se pasa nombrando a la 4T, pero que actúa como la vieja política, dejando de lado los principios que supuestamente representa.
El monrealismo nunca se ha destacado por ser un movimiento democrático e incluyente, todo lo contrario, son un conglomerado de familia y allegados que tratan de heredarse el poder, inmiscuirse en la vida publica de las organizaciones e instituciones, para controlar, desplazar y amedrentar a aquellos que no estén de acuerdo con su movimiento.
El pasado viernes 8 de marzo, después de una manifestación de mujeres, que desde días antes el secretario de gobierno Rodrigo Reyes ya había estigmatizado de violenta, sucedió lo que es intolerable en un gobierno que se dice de izquierda, violencia de estado, detenciones arbitrarias, caos, lo que se esperaría de un gobierno más intolerante y fascista, llegó de la mano de la 4T.
No tiene caso redundar en la descripción de las características de los movimientos sociales, lo que hay que señalar, es que muchas de esas causas han sido arropadas por las organizaciones de izquierda en el mundo, la búsqueda de la justicia y la igualdad, son banderas de la izquierda, la búsqueda del poder para la izquierda, se basa en que es el Estado el que debe ser garante de esos derechos. El viernes pasado, el Estado fue todo lo contrario, púes los Monreal, no son de izquierda, la usan para llegar al poder, para imponer, para hacer justo lo que se supone que la 4T está combatiendo, comportarse como la vieja política.
Y lastimosamente, la actuación antidemocrática de ese movimiento era de esperarse, bien dicen que en política no hay sorpresas, hay sorprendidos, y su talante salió a la luz, lamentablemente para ellos.
Se vienen elecciones en pocos meses, hay candidatos claramente vinculados al monrealismo, lo sucedido el pasado viernes, no debe quedarse en una anécdota triste, si aspiramos que tener representantes dignos de la sociedad, con oídos y corazón para escuchar las demandas sociales, debe haber consecuencias electorales, es la forma que tenemos, como pueblo, para castigar a un mal representante.
Yo, como votante histórico de izquierda, tengo claro que sólo votaré por la Dra. Claudia Sheinbaum por Morena, no hay plan C que valga la pena, si ayudaré a llegar a personajes que no representan y no respaldan, con los hechos, los ideales de la izquierda.
