El 10 de enero de 1977 amaneció tomada la rectoría de la UAZ dando inicio al mayor conflicto político vivido por Zacatecas después de los conflictos surgidos con motivo de las luchas contra el cacicazgo de Leobardo Reynoso en los años 50 del siglo veinte. La toma de rectoría fue una medida de presión de la derecha zacatecana para exigir la destitución del rector Díaz Casas, electo en el primer semestre del año anterior, 1976, y la expulsión de la UAZ de los principales dirigentes de las izquierdas sociales y políticas que hace 40 años se desplegaban en la lucha por la reforma universitaria, por la tierra y la vivienda a través del Frente Popular de Zacatecas, y por la reforma política mediante la candidatura presidencial de Valentín Campa Salazar lanzada por el Partido Comunista Mexicano, organización clandestina desde que el gobierno de Miguel Alemán le cerró la puerta a la participación electoral legal. La élite de la derecha zacatecana erró el tiro porque no tuvo en cuenta que el nuevo presidente de la República, José López Portillo, electo en julio de 1976, ya estaba en pláticas con los dirigentes comunistas para acordar las reformas constitucionales y legales necesarias para permitir la participación electoral de las izquierdas independientes, así como una ley de amnistía para liberar a los presos sobrevivientes de la Guerra Sucia del Estado mexicano contra los grupos guerrilleros. Sólo la confusión política y el autoritarismo de le élite de la derecha zacatecana explican el error de suponer que sus demandas serían escuchadas y apoyadas por un gobierno federal que enfrentaba su crisis sistémica, evidenciada en el hecho de que López Portillo fue candidato único, liberalizando el régimen político otorgando el registro al Partido Comunista Mexicano.
La derrota de la derecha en la UAZ abrió la puerta a una década de debate encarnizado entre las izquierdas que habían decidido participar en la vía electoral y aquellas expresiones que consideraban dicha participación como un error, y sostenían que la lucha por las demandas sociales inmediatas prepararían la insurrección de las masas y la instauración del socialismo en México (Hoy luchamos por la tierra, mañana por el poder). Esa disputa terminó a fines de la década de los años 80, cuando los principales teóricos de esta última posición decidieron participar en las elecciones apoyando a Cuauhtémoc Cárdenas y al PRD, o a través del PT que emergió por esos años con el apoyo de Carlos Salinas de Gortari. Las luchas de los años 70 y las disputas de los 80 definieron el perfil de la izquierda histórica zacatecana que logró los avances legales y políticos graduales de la década de los 90, que prepararon las condiciones para que la ruptura de Ricardo Monreal con el PRI en 1998 encontrara su cauce a través del PRD, no obstante que su primera opción fue el PAN.
Las experiencias de gobierno del PRD durante la primera década de los años 2 mil, tanto la encabezada por Ricardo Monreal como la de Amalia García fueron devastadoras para la izquierda histórica de Zacatecas, cuyos remanentes tuvieron que aguantar que se gobernara en su nombre mientras se aplicaban íntegramente los programas de los gobiernos de Fox y de Calderón, con equipos que en su gran mayoría no tenía nada que ver con las experiencias formativas de los años 80 y 90, que reprodujeron los vicios del viejo régimen y sólo se preocuparon de acrecentar sus fortunas personales. Fue particularmente vergonzosa la explosión de la corrupción en ambos gobiernos, multiplicada por el actual, que explica le emergencia de las principales fortunas existentes hoy en nuestra entidad. Muy lamentable también fue la grave división que dichas administraciones propiciaron en el entonces poderoso Movimiento Democrático del Magisterio Zacatecano, por su decisión de dar prioridad a mantener buenas relaciones con Elba Esther Gordillo y su mafia magisterial.
La coyuntura electoral de este año 2016 permite avizorar que lo que queda del monrealismo se expresará sin aliados con el registro de Morena, mientras que los restos de la desdibujada izquierda histórica se expresarán a través del PT, del PRD, del MC y muy pocos en el PRI una vez que Pedro de León decidió su ruptura con ese partido. Está por definirse el cauce que finalmente definan las distintas expresiones magisteriales que todavía tienen presencia política en distintas regiones y municipios. Pero más allá de lo anterior será muy interesante ver si las decenas de miles de votos que perdió el PRD ante el PRI en 2010, después de una década de triunfos, regresan a su cauce ante la desilusión causada por el pobre y cuestionable, por muchos motivos, desempeño de las administraciones priístas federal y estatal. Generar las condiciones para que ello ocurra será el objetivo político de los candidatos de las izquierdas electorales en Zacatecas.
