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viernes, 26 abril, 2024
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En memoria de Héctor Castanedo Quirarte, una vida dedicada a la conservación del patrimonio

Alba de Papel

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

En 1984, bajo el mando del también entrañable Sergio Candelas Villalba, siendo reportera, la única que tenía la Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del Gobierno de José Guadalupe Cervantes Corona, me ordenaron que entrevistara a Héctor Castanedo Quirarte, arquitecto de profesión, sobre el temerario plan de urbanización que tres años atrás había iniciado ya, y que transformaría para siempre el abatido rostro del Zacatecas de aquel entonces.

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Diplomático, educado y lacónico, en extremo sucinto, me habló de su responsabilidad como servidor público, en consonancia con su compromiso ético de responder a una modernización adecuada para una ciudad como Zacatecas que, sin una planeación previa, había sido resultado del azar y la improvisación.

Fiel a un discurso sin aspavientos, sin pretensión ni ambición de querer estar por encima de otros, era concreto y firme para hablar sobre patrimonio y urbanismo; institucional, tomaba decisiones certeras, incluso, más allá de las ámpulas que se generaron en el pasado, por construcciones irremplazables que hoy son fundamentales para la salud y la vida pública de los zacatecanos.

Fue un digno servidor público en las administraciones de 1980-1986;1998-2004 y 2004-2010, no era ególatra ni injusto (apoyó siempre la creatividad en libertad de jóvenes y estudiosos del patrimonio arquitectónico), por lo que su trabajo medular se centró en la gestión permanente de la historia, rescate, conservación y defensa del patrimonio tangible.

Su trabajo fue determinante en la construcción de obras indiscutibles y necesarias para la urbanización de la Ciudad y la zona conurbada con Guadalupe, la construcción del boulevard, del aeropuerto, de instalaciones deportivas y oficiales como el Congreso del Estado y la presidencia municipal de Zacatecas, así como plazas y plazuelas, entre otras obras, que enmarcaron con mayor definición la belleza excepcional de Zacatecas.

Fuera de su labor como arquitecto, nunca ambicionó un cargo o una representación política, se mantuvo apegado a su vocación, sencillez y personalidad, una que fue compleja para muchos, debido a su seriedad y quizá inexpresividad, que súbitamente desaparecían, cuando sonreía.

 En su prolífico camino, apoyó la restauración de templos, fachadas, rinconadas y espacios que albergaron al Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez”, Museo Zacatecano y Centro Cultural “Ciudadela del Arte”; en 2009 fue nombrado coordinador del proceso preparatorio para la creación del Centro UNESCO categoría 2 para México, Centroamérica y el Caribe, un importantísimo logro para Zacatecas, que le confiere un protagonismo único.

 En 2016 fue invitado a ocupar la Dirección del Centro INAH Aguascalientes, donde laboró con igual fidelidad a sus principios y visión de presente de ese pujante estado hermano, donde será recordado, porque con seguridad abonó y se sumó al interés colectivo de resguardar su patrimonio artístico, tanto en la Capital como en sus 11 municipios.

Como repetidamente ocurre, volvemos la mirada cuando nuestros personajes mueren, como es el caso que abordo, pero este texto, tiene la intención de poner en perspectiva el estudio de su legado, con la esperanza de que se abran nuevas líneas de investigación que justiprecien, además de ordenar y registrar la biografía de personajes profundamente significativos que nos ayuden a entender la historia de esta gran Ciudad y de toda la entidad.

En redes sociales, hay una copiosa lluvia de recuerdos sobre las intervenciones que realizó Castanedo Quirarte en el Estado, por lo que me atrevo a citar al arqueólogo Peter Jiménez que lo considera impulsor determinante del rescate de las zonas arqueológicas de “La Quemada” en Villanueva, de la creación del Museo de Alta Vista” en Chalchihuites y de los proyectos de “Las Ventanas” en Juchipila y del Cerro del Teúl de González Ortega, “siempre atento a toda persona y causa justa”.

El Cronista Bernardo del Hoyo, refirió también su gratitud por la libertad que le dio en Obras Públicas, donde fue contratado para investigar en los archivos la historia de los edificios en la búsqueda de información y fotografías antiguas que permitieran una restauración apegada al diseño original.

Catarino Martínez Díaz, profesor y político, compartió un recuerdo de 1983 cuando fue presidente municipal de su natal Pinos y acudió a verlo para acordar un plan de conservación que inspiró a que un gran número de localidades en el Estado, se sensibilizaran y preocuparan por el patrimonio cultural de sus municipios.

Y el periodista Francisco Esparza Acevedo lo ha considerado imprescindible para entender la armonía y el esplendor de Zacatecas, y así sucesivamente muchos más comentarios de gestores culturales, arquitectos, funcionarios, periodistas y defensores del patrimonio cultural que han aquilatado su fructífera existencia.

De algún modo, todos buscamos trascender porque es un propósito de la vida, pero en la biografía del lenguaje siempre me ha parecido extraordinario saber del esfuerzo, dedicación y amor de una persona por su ciudad, su gente, su patrimonio y su cultura, eso es para mí, la civilización, y puede que sea el mayor mérito de nuestra humanidad.

Con mucho afecto para July, su querida esposa y familia extensa.

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