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domingo, 19 mayo, 2024
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La otra elección o lo que implica armar el gabinete

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Por: ISRAEL GUERRERO DE LA ROSA •

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A escasos días de la renovación del Poder Ejecutivo Estatal, el tema político y administrativo se centra en la otra elección y no nos referimos a la contienda electoral por la presidencia municipal capitalina, sino a la que cavila el gobernador electo,  Alejandro Tello para la conformación de su gabinete.

La selección y presentación del gabinete será tanto el primer resultado, positivo o negativo, que entregue el gobernador electo a la ciudadanía, como su primer compromiso de campaña atendido, particularmente por las expectativas que él mismo generó con este tema.

La designación de los funcionarios del “primer nivel” representa una de las primeras señales palpables, más allá del discurso, de lo que será su gobierno, es el código político por el que se puede empezar a descifrar las conexiones, el perfil del gobierno y los alcances del mismo.

Fuera de los festejos por el triunfo, la elección del gabinete, se vuelve uno de los procesos más relevantes después del día “D”: entre muchas otras primero porque los afortunados elegidos deberán materializar la visión y los resultados ofrecidos por el gobernador, lo que no es cosa menor en temas de transparencia, combate a la corrupción e impunidad, pobreza y generación de empleo.

Además, serán, junto con el gobernador el rostro visible del gobierno. En los tiempos actuales, para la sociedad la percepción de la ciudadanía sobre sus gobernados adquiere un mayor rango. Si alguno de ellos tiene  un déficit negativo en la percepción o saldos pendientes en sus actuaciones pasadas, será algo que podrá impactar en toda la imagen del gobierno. En política no hay inmaculados, pero sí hay quienes generan mayores cargas negativas.

Los “elegidos” deberán serlo, por tener claro que son la primera línea del gobernador y quienes deberán rendir los resultados inmediatos y esperados; deberán serlo porque son conscientes que dentro de una democracia que busca ser deliberativa –la cual avanza lenta e inercial- no basta con desplegar las facultades normativas de sus responsabilidades, sino saber comunicar, explicar y escuchar.

Segunda, es una decisión que tiene implicaciones netamente políticas y de trascendencia inmediata, porque la selección de tal o cual personaje implica impulsar nuevas carreras políticas, o la supervivencia política de uno o un grupo, o renovar o mantener aspiraciones políticas futuras o cercanas.

En este caso, cada uno de los “elegidos” tiene su “corazoncito”, particularmente en una elección tan cercana como la del 2018, lo que puede favorecer o afectar el alba del nuevo gobierno.  No es de dudar, que el gobernador electo ha considerado la posible trayectoria de cada uno de los que le acompañarán y las implicaciones de darles el nombramiento. Es imprescindible con el fin de mantener el control de sus colaboradores y sobre todo de los resultados comprometidos.

Tercero, los perfiles seleccionados deberán ofrecer resultados destacables en el corto plazo ante la víspera de un proceso electoral (2018) donde se renueva el Ejecutivo Federal, ambas Cámaras del Congreso de la Unión y a nivel local diputaciones y presidencias municipales.

Es decir, mucho se hablado del factor temporal y su importancia; sin duda lo es, no solamente porque la administración entrante durará 5 años en el cargo, sino porque el escenario nacional y local se presenta complicado y cada estado se volverá indispensable para retener la presidencia de la república y mantener mayorías en los órganos legislativos.

Y si a eso le sumamos que aún y cuando el triunfo para gobernador de la Alianza Zacatecas Primero fue holgado en las urnas, representa aproximadamente sólo un cuarto del padrón electoral en la entidad, lo que denota la necesidad de los funcionarios de rendir resultados inmediatos –1 año 3 meses antes de la nueva efervescencia electoral-.

Quienes ocuparán las carteras en la administración estatal tendrán el reto de renovar los espacios de manera tersa y sin abrirle flancos al gobernador electo, requieren, más que otra cosa, generar sinergias al interior de sus dependencias y sin tiempo para la curva de aprendizaje, como lo ha señalado el propio Tello Cristerna.

Si la insensibilidad del momento desata conflictos fratricidas al interior del gobierno, podría generar un alargamiento para alcanzar los resultados comprometidos. La renovación deberá ser gradual, sensible e inteligente.

Finalmente, el factor temporal va ligado con la permanencia de los funcionarios en el gabinete, es decir, aún y cuando se ponga énfasis en los resultados, es claro que se tendrá un periodo de gracia –no menos de un año- para realizar cambios en el primer y segundo nivel de la administración estatal, lo que implica que el periodo crucial para el gobierno entrante será el del primer gabinete que nombre.

Como ciudadanos debemos desterrar la visión del gran Tlatoani y entender que el gobernador electo es sólo el director de la orquesta. La participación electorera de la ciudadanía no basta, debe mudar a una más activa y eso presupone la atención en quiénes serán los funcionarios del “primer y segundo nivel”.

Es claro que muchos se sentirán inconformes, sin embargo, si el proceso y los argumentos son sólidos, el gobernador electo tendrá su primer resultado positivo. ■

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