A decir de boletines de prensa emitidos por los departamentos o direcciones correspondientes en los diferentes niveles de gobierno, pareciera que vivimos en un paraíso democrático, donde la libre expresión campea por sus reales en todos los ámbitos de la sociedad, que la celebración de la libertad de prensa en nuestro país, como sucedió en todo nuestro país este sábado 7 pasado, es aplaudida y celebrada como un derecho ya conquistado, como si fuera una práctica cotidiana por los diferentes medios de comunicación y periodistas.
Nada más lejos de la realidad, con 16 reporteros asesinados en la última década y uno más en lo que va de 2014, México ocupa el primer lugar en impunidad contra periodistas en América Latina y el séptimo a escala mundial, al lado de Irak, Filipinas, Sri Lanka, Somalia y Siria, según lo da a conocer el Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) en su Índice Global de Impunidad 2014, en el que detalla que el puntaje de índice para México es de 0.132 casos no resueltos por millón de habitantes, y esto es solo lo más escandaloso y notorio al referirse a las agresiones directas que sufren los comunicadores en nuestro país.
Incluso, hace menos de una semana, la directora general de la Unesco, condenó hoy el asesinato del periodista mexicano Jorge Torres Palacios, cuyo cuerpo se encontró el 2 de junio en Acapulco, en el estado de Guerrero, y pidió que se investigue el crimen y se juzgue a sus autores, exigiendo a las autoridades mexicanas que: «deben enviar un mensaje claro a los criminales» y mostrar que no se puede tolerar la utilización de la violencia «para intimidar y matar periodistas y acallar el debate en el seno de la sociedad civil», según subrayó Bokova en un comunicado divulgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Esto refleja una realidad, esa sí cotidiana, la cara oculta bajo las aguas del iceberg de la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo tiene otras facetas más inquietantes, el organismo internacional Freedom House coloca a México entre los países del mundo que carecen de libertad de prensa, como una de las 66 naciones sin medios libres (33% del total evaluado). Otras en esa categoría son Turquía, donde el gobierno ha tomado acciones para bloquear redes sociales; China, criticada por censurar contenidos en Internet, y latinoamericanas como Ecuador, Honduras y Venezuela.
El hecho que nuestro país sea considerado como uno de los más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo, uno de los países sin libertad de prensa y el estar ubicado en el séptimo lugar mundial en impunidad de crímenes contra los periodistas por diversos organismos internacionales, ocupando el lugar 132 de 197 evaluados en este rubro por el contexto político y legal que rodea a los periodistas según Freedom House,dando una muestra de la realidad de nuestro país, niveles de gobierno desde el federal, estatal y municipales realizan esfuerzos por controlar el mensaje y castigar al mensajero, lo que sumado a los de organizaciones criminales, de intereses particulares de medios de comunicación y personajes de poder factico y público nos hacen ver que cada 7 de junio debería realizarse una celebración luctuosa, no solo por los periodistas muertos por el ejercicio de su labor, sino por toda la libertad de prensa en general.
Nuestra entidad no está abstraída de este cáncer, hechos como el del asalto a las instalaciones de la radio comunitaria en la ciudad de Zacatecas, operada por el comunicador José Luis Ramírez, del despido de personajes como Alfredo Valadez, de su espacio en la radio en Zacatecas, de Claudia Isela Ramírez en Fresnillo entre muchos otros periodistas afectados en los últimos tiempos a los que hago patente mi solidaridad, son sintomáticos de que este régimen priísta en Zacatecas tiene mucho que ocultar, transmitiendo un mensaje a la sociedad y al gremio de autoritarismo, de impunidad y de corrupción, vemos una regresión al PRI de siempre, al PRI de Luis Echeverría Álvarez y de Gustavo Díaz Ordaz, que mato a cientos de estudiantes en Tlatelolco, en tanto la prensa oficialista aplaudía la acción, a lo que ahora parece se interesa sumar Miguel Alonso Reyes y sus amigos con su adicción a la represión contra manifestaciones y movimientos sociales, además de periodistas.
Un gobierno que intenta controlar la prensa, utilizando el miedo, el dinero o con el ejercicio de la fuerza es un gobierno que tiene los mismos intereses del crimen organizado a quien presume combatir, el beneficio personal y de grupo, a despecho de la ley, de la sociedad, de los intereses comunes y en última instancia a despecho de todo valor ético o moral, el PRI está mostrando su verdadera esencia, una dictadura, que va en pos de nuestras riquezas y hasta de nosotros mismos como botín para su beneficio. ■
*Coordinador de la Comisión Operativa de
Movimiento Ciudadano en Zacatecas
