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domingo, 28 abril, 2024
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La invasión napoleónica a España

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Además del cobro obligado (la Corona española le llamo “consolidación”) de los vales reales a los sectores productivos y cajas de comunidad de los pueblos de indios, impuestos en la primera década del siglo XIX, otro factor directo o causa que propició la lucha autonómica independentista de la Nueva España fue la invasión napoleónica en la Península Ibérica. Esto ocurrió en 1808, comandada por José Bonaparte, llamado también por su afición a las bebidas espirituosas, “Pepe botellas”, hermano de el “Gran corso”. Este evento histórico también sería un antecedente y causa directa de Las Cortes y Constitución de Cádiz. La invasión napoleónica a España sería un gran revulsivo que agitó a las elites y a la conciencia crítica de los notables (la inteligencia) de España y sus reinos o colonias de ultramar.

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Esa invasión napoleónica también vendría a sacudir la modorra de los súbditos de la Corona española. Tuvo su razón, o fue parte; de las guerras atlánticas libradas en la primera década del siglo XIX. 

La irrupción de los franceses en la península ibérica ocurrió en medio del optimismo heredado del siglo de las luces. Este acontecimiento provocó un periodo de crisis que se hizo presente en los siguientes tres lustros. Defenestrado Carlos IV y aprehendido su hijo Fernando VII, ante el vacío de poder que propiciaba la ausencia de un monarca, reinó en ambos lados del atlántico la incertidumbre. Pero a la vez, esta coyuntura representó una oportunidad para el desarrollo de las ideas políticas liberales (Delgado Carranco, Libertad de imprenta…, 2006, p. 15). A partir de entonces, conceptos como patria, soberanía, representación, autonomía y ciudadanía comenzaron a cobrar fuerza. La instrucción primaria obligatoria encontraría también un caldo de cultivo propicio para esbozarlo y plasmarlo en leyes y reglamentos. Tema que abordaremos más adelante.

A lado de las guerrillas ibéricas, se conformaron de inmediato en las provincias Juntas provinciales y una Junta Central con sede en la capital del imperio. Ante el inminente arribo del ejército de Napoleón a Madrid, la Junta Central Gubernativa que agrupaba a la representación de los diputados de las provincias peninsulares, se vio obligada a trasladarse a Cádiz. 

Al año siguiente de la invasión napoleónica se celebraron elecciones en las provincias ultramarinas para que las Juntas provinciales nombraran a sus representantes diputados a las Cortes. Estos no llegarían sino hasta el año de 1810. Fue entonces cuando las Cortes se constituyeron en un órgano representativo, _no obstante que los novohispanos no se sentían bien representados de acuerdo con la extensión de su territorio y población_,  soberano y dedicado a discutir y a legislar como un verdadero Congreso los asuntos de las Españas, pues no hay que perder de vista que los americanos se consideraban también españoles y a los territorios que habitaban junto a la Península los veían como una sola patria, la que debería de estar gobernada por un mismo monarca unidos por la misma fe de la religión católica. 

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