En este año se cumplirán 70 años de haberse homologado el derecho al sufragio entre mujeres y hombres, inclusión hecha en la administración de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), esto significó que las mujeres no solo podrían elegir, mediante el voto, sino también abrió las puertas a la participación política para ser candidatas a puestos de elección popular. El proceso participativo se reforzará en el periodo de Adolfo Ruíz Cortines (1952-1958), elevando a rango constitucional las reformas que garantizaran la inclusión de las mujeres en el ámbito político-electoral.
Sin duda, esto constituye un avance que se estaba planteando en varias partes del mundo por el reconocimiento pleno de las mujeres como ciudadanas del mundo; movimientos reivindicatorios y pleno ejercicio de las mujeres, en el terreno político, para transitar del anonimato inducido a la visibilidad irreversible. Pese a que, en nuestro país, se mantenía un férreo control de unas estructuras patriarcales, subproducto cultural de una supuesta supremacía masculina, las mujeres aprovecharon la coyuntura e infinidad de pioneras trabajaron y continúan haciéndolo para extinguir la discriminación; el acoso en infinidad de espacios de nuestra cotidianidad; el maltrato y el abuso de poder contra las mujeres, por el solo hecho de serlo. La trinchera electoral ha sido una. Los colectivos que luchan por una inclusión sin distingos son otras oportunidades para garantizar el avance de las propuestas emanadas desde una perspectiva femenina.
Independientemente del análisis y ópticas con las que se someta a escrutinio la lucha de mujeres (sin excluir a varones), no se puede negar que existen avances significativos y retrocesos inocultables por su propia naturaleza y complejidad. Citemos solo algunas que, por su exposición mediática, estuvieron bajo la interpretación social: Rosario Ibarra de Piedra, primera mujer que disputa la presidencia del país bajo siglas de organizaciones de izquierda en 1982 y 1988. Su lucha vital se centró en la búsqueda de desaparecidos, entre ellos, un hijo; luchó por la libertad de presos políticos y esclarecer el destino de infinidad de desaparecidos. Posteriormente, emergerán las figuras de Cecilia Soto, candidata presidencial por el Partido del Trabajo; de Marcela Lombardo Otero, por el Partido Popular Socialista. Patricia Mercado bajo la bandera de Alternativa Socialdemócrata y Campesina (2006) y, en 2012, Josefina Vázquez Mota, abanderada por el Partido Acción Nacional. Derrotadas por la estructura de control del PRI. Al lado de ellas, existen miles de anónimas que están fuera de los reflectores, que languidecen en sus luchas en medio de una penumbra, pero su terquedad y espíritu indomable les permite enfrentar a grandes capitales depredadores que destruyen sus bosques, les contaminan, les roban o le impiden acceso al agua, que se enfrentan a mafias de trata de mujeres con fines de explotación sexual. Miles que, anónimamente, luchan contra el analfabetismo, contra la desnutrición y una mejor vida para ellas y los suyos. Los miles que nunca recibirán premios o reconocimientos, pero que construyen futuro.
Será en este escenario de luchas en el que se forja el carácter y participación social de Claudia Sheinbaum, actual aspirante a ser candidata hacia la sucesión presidencial para el cercano 2024. Mujer vinculada a la academia, doctorada en energía por la UNAM, hija de académicos que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, lo que explica su formación académico-política impregnada de una fuerte dosis de conciencia sobre las necesidades del pueblo mexicano, principalmente de los excluidos de la distribución de la riqueza; solidaria con la formación educativa de calidad para los jóvenes como cimiento para construir un proyecto de vida que les dignifique, así como brindar esquemas de calidad de vida a los adultos que les han expropiado su derecho a un final con un alto nivel de desarrollo humano. Claudia Sheinbaum representa la continuidad de una política económica que rompa con el depredador modelo neoliberal que únicamente dejó miseria, abandono y descomposición social en el territorio nacional. La opción #Es Claudia.