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sábado, 27 abril, 2024
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Ofrecen homenaje a Emmanuel Carballo, figura esencial en la historia de la literatura mexicana

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Por: ALMA RÍOS •

■ Comentaron su obra Celso José Garza, Isabel Terán, Humberto Salazar, y Rogelio Reyes

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Emmanuel Carballo: protagonista de la literatura mexicana, evento en que se presentaron dos libros de Rogelio Reyes dedicados a la figura y legado del crítico literario, fue propuesto a modo de homenaje a casi un año de la muerte del también poeta, cuentista, maestro, promotor cultural y editor, -acaecida el 20 de abril de 2014 en la Ciudad de México-, en el contexto del 29 Festival Cultural Zacatecas 2015.

A las ediciones de Emmanuel Carballo: protagonista de la literatura mexicana (UANL, 2008, 2014) y Vocación incómoda. La crítica literaria de Emmanuel Carballo en México en la Cultura (UANL, 2012)  ofrecieron comentarios ayer en el foyer del Teatro Fernando Calderón, el periodista Celso José Garza, de la académica de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Isabel Terán, el editor Humberto Salazar, y el propio Rogelio Reyes.

Luego de destacar a Carballo como figura imprescindible en la historia de la literatura mexicana de la primera mitad del siglo 20, pero incómoda “como él mismo se definía”, y de referir la estrecha relación que el crítico mantuvo desde 1954 con la Universidad Autónoma de Nuevo León y que duró 60 años, hasta su muerte,  el director de publicaciones de la casa de estudios, Celso José Garza, recordó el intento de censura que como “poder cultural” quiso ejercer en contra de la publicación de Vocación incómoda.

A la oposición de Carballo para esta publicación propuesta como un estudio crítico de su biografía a modo de homenaje y que acotó Garza, de todas maneras se iba a publicar, pues los autores dejan de pertenecerse a sí mismos para ser apropiados por los lectores,  hubo de recordarle el epígrafe que él mismo escribiera y en que refiriera, llegaría un joven a poner “en tela de juicio todo lo que pensé y edifique y se pitorreará de mí”.

Esto, para aludir a Rogelio Reyes, académico de origen zacatecano ya considerado regiomontano, y que tuvo gran cercanía con el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde (2005).

Emmanuel Carballo, refirió por su parte Humberto Salazar, se autodefinió desde la crítica literaria como “francotirador”, pero fue asimismo un buscador y manejador de talentos, que no divorció su vida de su obra, ambas en que destacaba como valor, la sinceridad.

El crítico, fue impulsor de escritores como Gabriel García Márquez,  concretamente para promover la publicación de sus Cien años de soledad. Pero el autor posteriormente galardonado con el Premio Nobel de Literatura, mantuvo distancia de él, un hecho que apuntó, no implicó que Carballo se dejara llevar por la amargura.

Isabel Terán, doctora en literatura mexicana en la UNAM y docente de la licenciatura en Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas, destacó de la obra de Rogelio Reyes acerca de Emmanuel Carballo, su convicción de que el escritor es una pieza importante de la crítica literaria en México y asimismo, que no se le ha dado el reconocimiento merecido, un hecho que logra subsanar con éxito con su publicación de Vocación incómoda, dijo.

Por su parte, Rogelio Reyes, recordó algunas anécdotas referidas a la escritura de esta obra, un libro que dijo, se tornó en un proyecto de vida personal.

Refirió, sus cuestionamientos a Carballo sobre su cercanía con la que denominara “dulce mafia” y  que conformaban Fernando Benítez, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska y Sergio Pitol, el primero director de México en la cultura, suplemento cultural del periódico Novedades, los demás, colaboradores de la edición, y todo, posteriores referentes de la literatura mexicana, y que le costara un alejamiento momentáneo con el homenajeado.

Asimismo, expuso como uno de los intereses de Carballo, “el inocular con literatura a los jóvenes”,  y su impulso a las promesas literarias de México, que  ejemplificó con el caso de la generación del Crack, de la que surgieran entre otros, figuras como Jorge Volpi.

De Emmanuel Carballo, dijo, heredó la costumbre de “tomarle todos los días le temperatura a la bolsa de valores de la literatura mexicana” y valoró su generosidad, pues dijo, “hizo el bien mientras vivió”.

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