Es interesante prestar atención desde Zacatecas, a estas candidaturas que surgieron de movimientos municipalistas, que en tan poco tiempo se extendieron por todo el territorio, más allá de Madrid, (donde –inicialmente- fue denominado “Ganemos Madrid”, y, recientemente, “Ahora Madrid”, con la integración de “Podemos”, al conjunto de fuerzas partidos, movimientos, organizaciones, ciudadanos y ciudadanas, que buscan ganar la alcaldía de la capital española). Junto a Ganemos Barcelona, donde, en torno a la Plataforma de los Afectados por la Hipotecas (PAH), y a la figura de Ada Colau, la célebre portavoz del movimiento nacional de los afectados por las hipotecas (la PAH), surgiría el nombre de “Ganemos Barcelona” pero, en la medida en que dejaron abierta la denominación, porque de todos lados surgían iniciativas apropiándose de ese nombre, “Ganemos Malaga”, “Ganemos Sevilla” y una interminable lista de municipios -grandes y pequeños- que por todos lados brotaban como setas al calor de la crisis terminal del régimen de la transición democrática, debido a la desastrosa conducción de la economía española, por el empeño económicamente suicida de aceptar las políticas de austeridad impuestas desde “la Troika” (Consejo europeo, FMI, y Banco Central Europeo). Entre paréntesis, por esta razón es fundamental lo que está sucediendo en Grecia (como reconocían diversos analistas…, “las elecciones españolas, se deciden -antes- según lo que suceda con Syriza”).
Para contextualizar mejor estos procesos, en especial para poder entender porque razón Ada Colau aparece ya en las últimas encuestas, como probable futura alcaldesa de Barcelona, es importante una breve presentación del potente movimiento que ella encabezó, el de la PAH. Donde confluyeron miles y miles de ciudadanos y ciudadanas, que se solidarizaron activamente acompañando las luchas de las victimas afectadas por los desahucios (familias que por decenas de miles han perdido sus casas, ante la imposibilidad de seguir pagándolas debido a que han cerrado las fuentes de trabajo, por el desempleo, la precarización del mercado de trabajo, etc. En gran medida, debido a una gestión de la crisis económica, por parte del bipartidismo (Partido Socialista, PSOE, y el Partido Popular, PP, y sus adláteres catalanes y vascos, etc.), donde la estrategia de la mafia en el poder, -unilateralmente y con una infame demagogia- fue la de abocarse a proteger los privilegios y las ganancias de los bancos (…“esos monstruos, nuestros dueños”), en lugar de cumplir con su deber político democrático, que era el de implementar políticas que ayudaran a todas las familias desahuciadas a no perder sus hogares, por el contrario, fueron miserablemente abandonados. De esa forma, han padecido la pérdida del derecho a una vivienda digna, arrojados de sus casas, de manera ignominiosa, salvo en aquellos casos, donde las familias, apoyándose activamente en el movimiento de la PAH, ayudados por los vecinos y activistas, se opusieron a los desalojos, y lucharon contra los bancos -contra el poder judicial, contra la policía- logrando que se multiplicaran las resistencias, evitando algunas veces la ejecución de las órdenes judiciales, consiguiendo -con un esfuerzo enorme- visibilizar la crueldad y la atroz injusticia con que el régimen oligárquico gobernaba el país […“dicen que es democracia pero no lo es”]. Ada Colau estuvo como la figura más visible de todo este movimiento, con un gran carisma, logrando despertar un apoyo popular enorme hacia las acciones de la PAH. El resultado de todo ello, es que su candidatura ha ido ganando adhesiones y se perfila -ya lo mencioné- como futura alcaldesa Barcelona.
Por ese motivo, cuando surgió la candidatura de Ada Colau, con “Ganemos Barcelona”, el entusiasmo se convirtió en la proliferación muy heterogénea de “Ganemos”, pero una jugarreta de un “listo”, quien registró la denominación como propia, impidió continuar el proceso electoral con ese nombre, de ahí el cambio de nombre al de “Barcelona en común”.
Si revisamos con mayor detenimiento, las plataformas de estas dos candidaturas, encontraremos un conjunto extraordinario de propuestas para democratizar los municipios. A mi juicio, este “asalto a las instituciones” ha condensado todo un complejo y diverso entramado histórico de luchas y movimientos sociales, anteriores y posteriores al 15M (el movimiento de los indignados, o el de ocupación de las plazas, en 2011) que fue -sin duda- el “acelerador” que terminó por dar el vuelco de los procesos de subjetivación en curso, hacia un nuevo imaginario político democrático, que, desde un nuevo orden de sentido -donde coexistían diversos y contradictorios enfoques-, uno de ellos especialmente importante, es de la tensión entre el conjunto de movimientos que buscaban construir la autonomía –manteniendo una frontera que impidiera la cooptación entre los partidos políticos y los movimientos sociales- abocando estos últimos al fortalecimiento de un contrapoder surgido “desde abajo”, enraizado en los territorios, y tejido con las herramientas e instituciones propias de la democracia directa… ¿debate superado? ■
