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sábado, 27 abril, 2024
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Empoderamiento nacional

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

  • Futuro Sostenible

Es importante que el pueblo de México supere las adversidades que se han padecido desde hace varias décadas; la pobreza, la marginación, el desempleo y la inseguridad se asimilan a los cuatro jinetes del apocalipsis de la era moderna.

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Históricamente nuestro país ha sido objeto de múltiples lastres que son el resultado de gestiones gubernamentales adversas a los intereses de la nación y por si fuera poco, de desastres naturales que cada año se traducen en sequías e inundaciones que repercuten en los sistemas económicos y sociales de la República, por ejemplo y evocando algunos de los fenómenos naturales que más nos han afectado en tiempos recientes, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reconoció oficialmente que el año agrícola de 2011, sumó 2.7 millones de hectáreas siniestradas en siete de los principales cultivos, afectando principalmente a Sinaloa, Guanajuato y Zacatecas; la sequía en el citado ciclo, generó la afectación a 1,213 municipios de México, esto es, 19 de las 32 entidades federativas sufrieron los impactos de la peor sequía en más de 70 años. Por lo que respecta a otro tipo de fenómenos naturales, el Huracán Wilma, afectó la costa de Quintana Roo, en el año de 2005 causando en daños materiales una afectación de mil 752 millones de dólares. Las inundaciones en Tabasco en 2007 se consideran de las peores y más costosas pues generaron la anegación de 80% de su territorio. En lo tocante a los muertos derivados de la lucha contra la delincuencia organizada, según cifras oficiales, en 2010, considerado como el año más violento del pasado sexenio, murieron más de 15,273 personas. Otro de los azotes que hemos padecido como sociedad es la corrupción, que históricamente ha obstaculizado el acceso a servicios públicos de calidad, a obras públicas bien planeadas desde el punto de vista arquitectónico y con observacia a los lineamientos de la sostenibilidad ambiental; para tener una idea, la corrupción nos hubica como país, en el lugar 105 junto con países como Argelia, Armenia, Bolivia, Gambia, Kosovo, Mali y Filipinas según datos de Transparencia Internacional, esta lamentable posición nos ubica por debajo de Argentina, Colombia, Chile y Uruguay.

En este contexto, el pueblo de México, debe sobreponerse a tantas adversidades, debemos buscar la cohesión republicana para poder trascedender a nuestros retos diarios; para lograr lo anterior, el Programa de las Naciones Unidas (PNUD), propone a la resiliencia como un elemento fundamental para el futuro y la conceptualiza como la capacidad de una persona 
o comunidad para resistir las conmociones, gestionar las crisis y volverse más fuerte, en especial, el PNUD afirma que la resiliencia garantiza que las sociedades, comunidades y familias puedan hacer frente a una crisis, ya sea un desastre natural o el aumento del precio de los alimentos, recuperarse con poco daño de largo plazo y estar mejor preparados para la crisis siguiente.

De esta forma, la resiliencia que propone el citado organismo internacional, sólo será posible si los ciudadanos están empoderados y disponen de las herramientas y los conocimientos necesarios para lograr el éxito. De acuerdo con la administradora del PNUD, Helen Clark, el logro de la resiliencia es un proceso de transformación que se basa en la fuerza innata de los individuos, sus comunidades e instituciones para prevenir y mitigar los efectos de las crisis de todo tipo –internas o externas, naturales u obra del hombre, económicas, sanitarias, políticas o sociales– y aprender de estas experiencias, para Clark, la creación de resiliencia se beneficia de una gobernabilidad que sea activa, eficaz, honesta, justa, responsable y representativa.

En esta tesitura, un pueblo temeroso y absorto de la realidad, será campo fértil para la manipulación económica, política, mediática y social; necesitamos trascender de la vulnerabilidad al empoderamiento ciudadano en donde las personas tomen el control de su presente y su futuro, traducido en la convergencia colectiva que interactúa con las autoridades en la planeación de su presente y su mañana, en la medida en que adquieren capacidades de gestión y formulación de proyectos que beneficien a su comunidad, cuando se involucran en la toma de decisiones para evitar la depredación y destrucción de espacios comunes. Una población empoderada se informa, opina y demanda el cumplimiento irrestricto de sus derechos humanos fundamentales; contrario a esto, una sociedad indiferente abre la puerta a la imposición y al autoritarismo; una comunidad educada y proactiva constituye el punto de partida para consolidar un país sólido, con amplias posibilidades de progreso, con una juventud entusiasta y constructiva, con una renovación social que se auto protege y se proyecta en el apuntalamiento de un verdadero desarrollo sostenible en el que las presentes y futuras generaciones tienen garantizada la satisfacción de sus justas aspiraciones. ■

 

*Coordinador de la Comisión Nacional de Legislación Ambiental de la Semarnat

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