■ Como parte de la cultura musical de Oaxaca y Veracruz, también se disfruta en Zacatecas
■ El ritmo va dirigido hacia la vida, la naturaleza y al entorno, según integrantes de Son de la Bufa
El Son Jarocho, parte de la cultura musical de estados del sur como Veracruz y Oaxaca, también se toca y se disfruta en Zacatecas gracias a la agrupación de ritmo jarocho Son de la Bufa, la cual tiene más de un año y medio entonando el canto del pueblo para los zacatecanos.
Entre los integrantes de Son de la Bufa está Daniela Santoyo, quien toca la jarana primera y acompaña en el coro. También está en los cantos Joel Soriano, quien es originario de la Ciudad de México, y desde hace ocho años visitaba la entidad, aunque apenas desde el año pasado radica en el estado.
Jas Varela es originario de la ciudad de Tulancingo, pero desde hace 10 años vive en la Zacatecas; toca la jarana tercera, mientras que Alberto Isaac, zacatecano, apoya en la armonía, y Marina Samantha toca el charango.
Joel dice que el Son Jarocho no es para tocarse en escenarios, ya que ha sido un canto de la gente del campo, pues los campesinos llegaban a cantar y a tocar a sus casas después de un día de trabajo.
El canto del son va dirigido hacia la vida, la naturaleza, al entorno, expuso, y le llamó la atención que se tocará las jaranas. Con los años, Joel conoció la percusión africana, se integró con unos músicos que interpretaba este género y viajó por varios pueblos.
Posteriormente, y para mantenerse, siguió tocando; desde hace 15 años sigue en este camino. “Para mi es padre que en Zacatecas los compañeros hayan originado que se pueda hacer son y que lo reciban bien”, dice el músico.
Joel comenta que es importante rescatar la música tradicional, pues en eventos culturales sólo se representa de forma sintetizada el son, a manera de pose y de carnaval, pero no se informa de manera conveniente al pueblo sobre este género.
Como parte de su dinámica, Joel inicia tocando el Son Jarocho en un lugar donde no se conoce. Como ejemplo, relata que ya tocaron en escenarios como el teatro Calderón, y que mucha gente se identifica con las letras del son.
Además, Zacatecas tiene una influencia de la cultura negra, y por ello, se debe sacar esa tercera raíz; la raza negra ingresó a México por el puerto de Veracruz, señala.
En cuanto a la historia de la agrupación, todo comenzó porque Joel se dedicó a tocar en la calle y se encontró con Jas, quien se mostró interesado en tocar sones como Joel. Además, era amigo de Alberto, y aunque no tocaban juntos, se echaban palomazos de forma ocasional.
Samantha se integró gracias a reuniones de amigos, entre ellos algunos jaraneros, incluso con gente de otros países, y entre todos comenzaron a tocar para divertirse. Posteriormente Joel le comentó que quería formar una agrupación de Son Jarocho. Después acudió a un curso de Son Jarocho que se impartió en la Casa Municipal de Cultura, y se fueron integrando más músicos.
Daniela estudió laudería, y tenía compañeros de Veracruz que comenzaban a tocar sones jarochos en fiestas. Un amigo la invitó a un taller de Son Jarocho llamado La Maceta, y ahora sigue tocando en Querétaro con el mote de La Cosecha.
Un amigo en común que tenía con Joel, y que vivía en Puebla, sabía que Daniela vivía en Zacatecas. La vio en una laudería, y aunque poseía su jarana, tenía cinco años sin tocar. Ella le recomendó que buscara a Joel.
Aunque tenía una instrucción de música clásica, le gustó el Son Jarocho, pues le permite improvisar como en los fandangos, donde muchos tocan sin ensayar. Eso hace que sienta y tenga una charla con la misma música, aunque destaca que se puede combinar son y flamenco, por ejemplo, pues es versátil y les permite comunicarse entre amigos con la música.
Jas dice que toca Son Jarocho por su acercamiento con la música del Renacimiento, pues confundía la jarana con una vihuela del siglo 16, y considera que es de la música que conserva los rasgos indígenas del país.
Alberto se dedicaba anteriormente a tocar rock y blues, aunque considera que conocer el Son Jarocho ha sido mágico y ha ampliado su bagaje cultural y musical, además de que disfruta el ambiente que se hace con esta música.
Joel comenta que poco a poco se fueron integrando más amigos, y desde hace año y medio tocan juntos. Muchos músicos zacatecanos le han brindado espacios, en los cuales ha podido observar que hay disposición escuchar este tipo de música.
Jas explica que, por accidente, hace cinco años conoció a Joel, y que tenía su instrumento guardado sin tener con quien tocar, pero al coincidir en un ensamble, volvió a tomar su instrumento y tuvo ese acercamiento con el Son Jarocho.
Para Samantha, aprender este género ha sido significativo en su vida, pues ha cambiado su visión de la música, además de que le dio la oportunidad de aprender sobre la historia musical de México; ha sido divertido este proceso de enseñanza musical, asegura.
El Son de la Bufa planea fusionar el son con diferentes géneros y llevar el ritmo a diferentes regiones y municipios del estado, fomentando este canto hacia el pueblo para dejar plantada esa semilla con los zacatecanos que estén interesados.
Samantha confiesa que su son favorito es El cascabel; el favorito de Daniela es Las inditas, a Joel le gusta el Son del zapateado, pues se improvisa con coplas y versos que van hilados. A Jas le gustan los sones alegres como La Bamba o algunos que se tocan en do menor, mientras que Alberto dice que le agrada el son llamado La caña.
