Lahore. La policía en Pakistán arrestó a dos hermanos que mataron a pedradas a su hermana por casarse sin el permiso de la familia, dijo el miércoles un portavoz de las autoridades.
Nayab Haider dijo que Ghulam Ali y Zahid Ali fueron arrestados en una casa en la provincia de Punjab luego de una intensa búsqueda.
La policía detuvo a un tercer hombre que participó en el ataque y quien dijo que la mujer Farzana Parvin, de 25 años, estaba casada con él cuando se casó con otro hombre.
De ser verdad, sería el más reciente suceso en una historia inusual. Las autoridades dijeron la semana pasada que el esposo de la mujer, Mohamad Iqbal, fue acusado de matar a su primera esposa en 2009, pero que el caso fue desestimado después de que fue perdonado por la familia de la mujer.
Bajo la ley paquistaní, los acusados de asesinato pueden librar los cargos si la familia del fallecido los perdona o acepta dinero en compensación.
Parvin fue asesinada el 27 de mayo cerca de una oficina de juzgados en la ciudad de Lahore.
El caso atrajo la atención internacional a la violencia que viven las mujeres en Pakistán, un país de mayoría musulmana, donde cientos de mujeres son asesinadas cada año por sus propios parientes en «asesinatos de honor» por supuestamente avergonzar a sus familias con conductas sexuales reprobadas. Los activistas dicen que los que cometen estos crímenes muchas veces son exonerados o les dan sentencias menores.
Justo la semana pasada, el jefe de gobierno paquistaní pidió una «acción inmediata», tras la lapidación.
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, pidió a su hermano, el jefe de gobierno de la provincia de Punyab, Shahbaz Sharif, que tome medidas tras el «brutal asesinato» de Parvin, que tuvo lugar a la entrada del tribunal de Lahore (este), en pleno centro de esta ciudad de más de 10 millones de habitantes.
El 27 de mayo, unos treinta miembros de la familia de Parvin, de 25 años, la mataron a pedradas por haberse casado con la persona que ella había decidido, pero en contra de la voluntad de su familia.
La joven, que estaba embarazada, se dirigía a un tribunal para testificar contra su familia, que acusaba a su marido de haberla «secuestrado», y declarar que había elegido libremente casarse con él.
Por su parte, el viudo dijo que había matado a su primera esposa.
«Estaba enamorado de Farzana y maté a mi primera mujer por causa de ese amor», declaró a la AFP Mohamad Iqbal, precisando que la había estrangulado.
Iqbal afirmó que no tuvo que cumplir con su pena de prisión. En efecto, su hijo, que había denunciado el asesinato a la policía, posteriormente lo perdonó, lo cual fue confirmado por un alto funcionario policial.
Controvertidas leyes vigentes en Pakistán permiten, por ejemplo, al autor de un homicidio proponer entregar una compensación financiera (el «precio de la sangre») a la familia para no cumplir con su pena.
Por su parte, grupos de defensa de derechos humanos temían que este tipo de disposiciones se pudieran usar para perdonar a quienes mataron a Farzana.
Tras la lapidación, la policía de Lahore había asegurado haber detenido al padre, Mohamed Azeem, y estar buscando a los hermanos y a los tres primos.
Activistas de derechos humanos y feministas denunciaban una posible apatía ante esta lapidación, en un país en el que la ley prohíbe los matrimonios forzosos y los «crímenes de honor».
En Pakistán, cerca de mil mujeres o adolescentes son asesinadas cada año por haber «deshonrado» a su familia, según la Comisión nacional de los Derechos Humanos, que denuncia la «impunidad» de los autores de estos actos sobre los que casi ni se informa en la prensa local.
Durante la década pasada entraron en vigencia varias leyes que prohibían los matrimonios forzosos y castigaban los crímenes de honor, pero chocan con costumbres ancestrales o interpretaciones arbitrarias del islam.
Con esta excusa muchos ignoran que en la religión musulmana «una mujer tiene derecho a elegir marido», subrayó en su blog la activista feminista paquistaní Bina Shah.
La lapidación provocó críticas en otros países. Estados Unidos condenó la muerte de la mujer y pidió una «respuesta rápida» para llevar ante la justicia a los responsables.
