Altamente satisfactoria resultaría la canonización de Karol Wojtila, o Juan Pablo II, no sólo para los misóginos y homofóbicos de todas las confesiones sino para la gente decente en general, y la aplastante mayoría de la jerarquía eclesiástica mexicana en particular; empero sobre todo para buena parte de los nuevos o no tan viejos ricos mexicanos, quienes habiendo apostado fuertes sumas a la carta del beatificado en vida Marcial Maciel con el piadoso fin de, sin la penosa necesidad de respetar mandamiento alguno, de las leyes humanas o divinas, alcanzar la salvación eterna; y que posteriormente, a causa de una serie de pequeñeces como la marcada afición del apóstol ya no digamos a que los niños fueran a él sino más bien ir él a los niños, su condición de padre de más de cuatro (familias) y su gusto por las drogas duras, entre un interminable etcétera compuesto de nimiedades planetariamente divulgadas por un grupo de soplones, verdaderos aguafiestas, la carta mencionada no pudo ya sostenerse; quedando así en riesgo no nada más la salvación de sus almas inmortales, asunto que les costaba ya un buen pico, sino también otras inversiones consideradas de alta rentabilidad, como la educación de sus retoños en las escuelas del amado líder espiritual, que donativos más o menos forzosos aparte cobraban (y cobran) por mes lo equivalente a los salarios devengados en su vida laboral por un trabajador promedio (una baba de perico considerando lo que ganan los trabajadores en México), y donde es fama recibían una espléndida educación sexual, a manos de maestros que desinteresadamente, a cambio de salarios de hambre no tenían empacho en impartirla.*
Sin embargo, pasada ya la pesadilla de las revelaciones de la genuina naturaleza del seráfico fundador, verdadero festín para la prensa sensacionalista, con el ascenso a los altares de la tapadera contumaz y sañudo perseguidor de los denunciantes de su “padre” (así llaman aún a don Marcial algunas damas no por oligofrénicas y cursis menos fervorosas y sinceras) salen por fin estos cristianos ejemplares de su desánimo, y no pierden la esperanza de cobrar pingües dividendos. Amén. **
Quien de plano perdió su centro de gravedad fue el cineasta Cuarón, que a propósito de la venta en lo oscurísimo, suculenta comisión de por medio, desde luego, de las reservas petroleras mexicanas a las trasnacionales, alias “la reforma energética”, pide al agente comercial, perdón, presidente de la República, respuestas “transparentes” sobre posibles afectaciones a la “democracia” y medidas para “evitar la corrupción”, etcétera; demandar lo cual a Peña Nieto equivale a pedir al Águila Descalza esparcir tachuelas en el piso de su vivienda, o en la suya almacenar kriptonita a Supermán.
*Informaciones sustraídas de publicaciones como El País, La Jornada, Contenido, Proceso, Milenio y muchas otras más durante mínimamente los últimos quince años; imposible aquí consignar las fechas exactas.
**Situada en un predio donado por el gobierno de Ricardo Monreal se honra nuestra ciudad en contar con una sucursal de la cadena comercial-educativa fundada por Maciel, que en la medida de lo posible cumple con los muy particulares requisitos que tanto y tan merecido renombre mundial han dado a estos rentables establecimientos del reino de Cristo. ■