■ “El eje central de la política electoral quedó desatendido, no hay verdaderamente propuesta”
■ “Se observaron promesas abusivas, asistenciales, como si el Estado pudiera hacerse cargo de todo”
“En rigor, las campañas se han visto prácticamente como un medio oportuno y oportunista, y en alguna medida ilegítimo, para descartar al contrario. Esto da idea de un discurso político pobre”, dijo Juan Francisco Valerio Quintero, docente-investigador de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas, respecto de las campañas que culminarán en la elección del domingo 5 de junio.
La guerra sucia entre partidos y contendientes en el presente proceso ofrece al electorado la posibilidad legítima, esta sí dijo, de que piense que si tal instituto político o candidato no tienen una propuesta política qué hacerle, lo único que le oferten sea la opción de no votar por el adversario “porque tiene tales o cuales defectos”.
Este es un discurso maniqueo que implica “ver la encarnación del mal en mis adversarios y pretender al mismo tiempo que en la medida en que se habla mal del otro, hablo bien de mí”.
Pero esta estrategia pone “la carreta delante de los bueyes”, al invertir la forma en que los problemas deben ser planteados y resueltos, y dejar de lado las razones por las que se realiza una campaña electoral. Esto es, la develación de un diagnóstico de la problemática social, económica, política, educativa, de seguridad, etcétera, que un ciudadano informado espera recibir a través del contacto del candidato con la comunidad, y que se expresa a través de planteamientos para captar su voto, para convencerlo. “Esto es lo legítimo en la democracia”, expuso.
En este sentido, el eje central de la política electoral en la presente contienda y concretamente en su periodo de campaña, quedó desatendido, “no hay verdaderamente propuesta”, sostuvo.
Es también otro problema central de los procesos político-electorales, y que por tanto debiera ser una preocupación tanto de los partidos como de los candidatos, el que las campañas, “blancas” o “negras”, esto es, propositivas o denostativas, provocan un estado de ánimo en los ciudadanos, y por tanto, éstos no ven con los mismos ojos que el emisor de la campaña negra las acciones que buscan denigrar al oponente.
Hablar mal de adversario puede hacer mella en determinados ciudadanos, pero en otros revertir negativamente esa voluntad hacia los intereses del emisor, “en la medida que el probable sufragante pueda pensar que yo estoy procediendo de manera artera, ilegitima, dolosa, malsana o malintencionada”.
Esta campaña negra puede llevar a la conclusión de que si no soy un engrane más de las ambiciones del emisor de los ataques, “yo también me puedo volver objeto de descalificación o escarnio de las acusaciones públicas”, por lo que no se puede caer en la inocencia de que difundirla implique sólo arrojar lodo sobre el contrario.
En la presente contienda electoral en que el intercambio de “elogios” ha sido no unidireccional sino multilateral, el ciudadano también puede percibir que el pleito expuesto en estos términos “no es mío” y proponerlo con un “allá ustedes con su campaña”.
Esta lectura aleja a la ciudadanía de las urnas, y en consecuencia, tanto partidos y candidatos han trabajado en contra de sus propios intereses montados en su ambición personal para consecuentemente, ahondar aún más la importantísima brecha que en la política mexicana se expresa entre autoridades y sociedad civil.
Para documentar lo anterior, no se requiere de análisis mayores, dijo Valerio Quintero, sino sólo observar el comportamiento estadístico que ha tenido tanto el voto nulo y la abstención, uno que refiere a los ciudadanos que se toman la molestia de acudir el día de la votación a las urnas a dejar plasmada en la boleta “su propia campaña negra” mediante insultos o groserías, pero también el otro sector ya preocupante, pues refiere la mitad de los empadronados que de manera “muy peligrosa” ni siquiera acude a votar.
A la pregunta de si las campañas negras coadyuvan a fomentar el interés de la ciudadanía en la participación respecto de los asuntos públicos, deviene otra, ¿les interesa que así sea?, pues actualmente alguien puede ganar con apenas 20 por ciento de los votos del padrón electoral.
Sobre el hecho, dijo el académico, es una cuestión extraordinariamente trascendente porque “efectivamente debe importarle en alguna medida a quien toma las decisiones políticas, pero le importa muchísimo menos que el resultado inmediato del proceso electoral”.
Esto lleva a un terreno de enorme complicación tanto para los gobernantes como para los gobernados, pues denota la consistencia de la legitimidad que una autoridad electa tiene. Para el ejemplo recuperado, el exponerse a 80 por ciento de opinión adversa.
“Hay en este sentido un abuso del pragmatismo. Realmente un ‘político profesional’ resuelve todo en función de sus intereses, de la correlación de fuerzas. Poco importa el proyecto, hay que insistir en eso ¿cuál es el proyecto de Estado para Zacatecas, a 10, a 20, a 30 años?”, puntualizó.
¿Cómo vamos a convencer a la sociedad de que a lo mejor no vamos a hacer mejores puentes o carreteras, y que como han dicho demagógicamente algunos gobiernos vamos a enterrar los recursos del estado porque vamos a hacer sistemas de agua potable, de drenaje?, ¿O invertirlos en escuelas primarias y secundarias, de las que sus egresados exijan luego ofertas con mayor nivel educativo?, preguntó.
Eso, dijo, “no se ve por ninguna parte, y por el contrario, sí se observaron promesas abusivas, prácticamente asistenciales, como si el Estado pudiera hacerse cargo de todo y de todos”. No obstante que en la práctica lo observable es que cada vez se hace cargo de menos cosas, expuso.
Refirió al respecto la lucha magisterial contra la Reforma Educativa, que entre otros focos ha exhibido la inducción progresiva para que cada vez más los gastos descansen en los bolsillos de los padres de familia. Pero también, la falta de personal médico y abastecimiento de medicinas, camas y otros enseres necesarios para la cobertura en salud, tanto en el ISSSTE como en el IMSS, fenómenos “que esconden una realidad profundamente preocupante, ¿entonces nuestros impuestos para qué sirven?”.
“De esos problemas no se habló prácticamente nada. Esta es la ausencia de propuesta que pierde terreno frente a ese pragmatismo en donde lo importante es el aquí y el ahora”, enfatizó.
Tampoco importaron los principios, ni el partido en el cual se militaba, y en algunos casos verdaderamente preocupantes, sus propios candidatos tampoco importaron, “¿si no les preocupan, les preocupara de verdad la ciudadanía?”.
Es esto lo que está en la mente de la gente en la calle, y por eso no debe extrañar mucho la respuesta que tendrá el próximo domingo, y que dijo Francisco Valerio Quintero, “no puedo adelantar porque ya estamos en periodo de reflexión”.
Como saldo de esta lectura de cierre de campañas atípicamente negras, que desafortunadamente se van convirtiendo en lo típico en las campañas, el académico observó, “tengo la certeza de que el triunfador de este proceso electoral puede resultar tanto del que va a votar como del que no vota”.
Invitó por tanto “a pensar en el futuro, en los que vienen detrás de nosotros, porque si hoy cómodamente nos deshacemos de nuestra responsabilidad, los que vengan detrás de nosotros algún día nos van a señalar con índice de fuego. Nosotros les vamos a dejar un país que probablemente les va a costar mucho trabajo reconstruir”.
Campaña negra
en redes sociales
En la presente contienda electoral en que se elegirá a las autoridades que ejercerán el Poder Ejecutivo a nivel municipal y estatal, pero también las que conformarán el Poder Legislativo, hubo otra constante, la filtración de presuntas llamadas telefónicas entre los diversos actores políticos participantes, y asimismo, la apertura de perfiles en Facebook para la denostación y difusión de tales audios, pero también memes y animaciones.
Entre otros, el equipo de La Jornada Zacatecas identificó de entre los espacios en Facebook los denominados Sin Pelos Zacatecas, Trapitoz al Sol, Zacanetas, Relatos de Ultratumba, NarcoMonreal y el PRI de siempre.
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