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viernes, 26 abril, 2024
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José Luis Romo Bañuelos, propietario de la Farmacia La Luz desde 1948

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Trabajando en distintos establecimientos aprendió a elaborar fórmulas magistrales, señala

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■ Generaciones de zacatecanos buscan al farmacólogo para aliviar sus problemas de salud

José Luis Romo Bañuelos, originario de la comunidad de Cieneguitas, es uno de los farmacéuticos más conocidos de la ciudad de Zacatecas; desde el año de 1948 ha estado al frente de la Farmacia La Luz, ubicada en la calle Guerrero del Centro Histórico.

También se desempeñó como agente viajero en un laboratorio y representante médico, durante algunos meses. En este empleo, tuvo la oportunidad de viajar a municipios como Juchipila, Jalpa, Villanueva, Jerez, entre otros. Trabajó para la droguería La Perla, y puso una farmacia en la capital. Para ésta puso tres mostradores en Zacatecas. Además, trabajó en la Farmacia Popular de Aguascalientes.

Recuerda que siendo joven, con la ayuda de su madre, consiguió trabajo como empleado en una farmacia. Ésta la heredó el doctor Guillermo López de Lara a su hija Carmelita López de Lara.

Ahí, aprendió a elaborar fórmulas magistrales para aliviar diferentes padecimientos. Todo se hacía de manera artesanal, en un laboratorio. Entre estas mezclas nació una especialmente para atender las rozaduras.

“Cuando mi hijo era pequeño se rozaba. Una noche empezó a llorar, lo desnudamos, y vimos que necesitaba una pomada. Había muchas y entonces dije ‘voy a hacer una que le sirva a mi hijo y que no sufra’. En la mañana me puse a ver cómo hacía una fórmula y me resultó”, menciona José Luis.

La Farmacia La Luz se ubica en la calle Guerrero del Centro Histórico ■ fotos: miguel ángel Núñez
La Farmacia La Luz se ubica en la calle Guerrero del Centro Histórico
■ fotos: miguel ángel Núñez

Dice orgulloso que logró combinar ingredientes, y la utilizó. Vio que hizo buen efecto en su hijo, y tuvo la idea de venderla. A partir de ahí, su fórmula se hizo famosa y la fecha la distribuye fuera del estado.

Después de años de trabajar con ella, pudo comprar la Farmacia La Luz, cuyo nombre fue en honor a la madre del doctor Francisco Esparza Sánchez. Su primer local se encontraba en la calle Insurgentes, donde actualmente está la oficina de correos.

A su memoria, vienen algunas farmacias que había en ese entonces, pues había mucha competencia. Entre estas, se encontraban farmacias como la de Tacuba, Guadalupe, El Fénix, Pueblo, Patrocinio, entre otras.

“Lo que he aprendido lo he acomodado entre mis clientes. Ahora con más confianza, porque son muchos años de experiencia. Sobre todo la gente del campo, que no tienen dinero para pagar un médico, vienen conmigo para recomendarles medicamento que puedan pagar”, dice el farmacéutico.

Muchas personas, sobre todo de la zona rural, llegan a la farmacia para solicitar ayuda a José Luis, pues como no pueden pagar una cita con un especialista, prefieren que el experto les recomiende un medicamento que esté al alcance de su economía, y que solucione sus problemas de salud.

La Farmacia La Luz se ubica en la calle Guerrero del Centro Histórico ■ fotos: miguel ángel Núñez

Esta práctica fue recurrente por muchos años. Madres de familia llegaban con Romo Bañuelos para explicarle los síntomas que padece su hijo y con esa información, José Luis recomendaba qué medicamento usar.

Una característica que hizo popular a su negocio fue una fotografía de tamaño real que utilizó como publicidad. Cuenta que en una ocasión se instaló una farmacia justo enfrente de la suya y para atraer clientela pensó en esta publicidad. El retrato fue tomado por el fotógrafo zacatecano Francisco El Cuate Castro.

Entre sus anécdotas, recuerda que un par de gobernantes le solicitaron ayuda para solucionar un problema gastrointestinal. Lo curioso es que esto ocurrió mientras realizaban giras de trabajo, y le pedían instrucciones por teléfono.

“Un ex gobernador venía de Guadalajara, y por allá le pegó una diarrea, y llamó para saber qué tomar. Con otro gobernador igual, venía de camino, y le di instrucciones para que comprara algunas cosas en los pueblos y se aliviarán”, recuerda riendo.

José Luis ha atendido a miles de zacatecanos. Actualmente hay adultos que llevan a sus hijos y le recuerdan al galeno que fue él quien los atendió y les dio medicamentos, estando pequeños y ahora hacen lo mismo con sus hijos.

“Aquí me siento feliz y contento de estar trabajando con empleados que tienen varios años conmigo. Además de conocer a mis clientes, que se han convertido en amigos. Los hechos hablan, lo que les ofrecemos les ha dado resultado, y solito se ha ido recomendado, porque ofrecemos lo que sabemos que va a hacer bien a nuestros clientes”, dice el farmacéutico.

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