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viernes, 26 abril, 2024
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Un breve diagnóstico y algunas propuestas para la protección y la dignidad de los cuerpos de policía y sus familias

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

Miscelánea

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Ejecutan a la esposa del ex Director de la Metropol”. Es la nota principal que cabecea “Página 24” en su edición del 28 de septiembre pasado. El diario “La Jornada”, en páginas interiores, refiere que “asesinan a tiros a la esposa del ex director de la Metropol”.

Este no es asunto que pueda soslayarse. Es el resultado de políticas erróneas en materia de seguridad pública desde hace poco más de diez años.

Meses antes de la creación de la Policía Metropolitana para atender la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe- Veta Grande- Pánuco; desempeñaba quien esto escribe, el cargo de Regidor del Ayuntamiento de Guadalupe. Ante la pretensión de reclutar elementos de los municipios mencionados para la integración de tal organización, me opuse terminantemente, no por la creación del nuevo cuerpo de seguridad, sino por “la utilización” de elementos de las policías de los municipios participantes en tareas de alto riesgo como lo es el combate a la delincuencia organizada, a donde los han comprometido desde el pésimo gobierno de Felipe Calderón.

“Plata o plomo” es la disyuntiva que imponen los grupos de delincuencia organizada cuando de acatar se trata. Con esa información dada a los integrantes del cabildo, traté de convencerlos de la imprudencia en la implementación de un proyecto policiaco en el esquema planteado, si consideramos el alto riesgo en que se coloca a un policía municipal frente a delincuencia de alto impacto.

Vulnerabilidad: El policía de municipio es ampliamente conocido en su entorno, en su comunidad. No sólo él, su familia de igual manera: su esposa, sus padres y sus hijos. Todos son localizables en su domicilio, el trabajo y la escuela, Los delincuentes conocen costumbres, vida cotidiana y horarios de la familia del policía. La lista de nombres y domicilios de los cuerpos de policía municipal, son de fácil acceso. La delincuencia conoce lugares y horarios de ubicación y localización desde el abuelo hasta el nieto.

Bajo salario. El policía municipal, de manera legítima tiene el humano anhelo de superación económica y social. Ante la disyuntiva que, de entrada, es invitado a “trabajar” con los delincuentes bajo una cantidad quizá al doble o mayor que la que recibe como salario, es posible que acepte. Y, si no, se encuentra con la amenaza tajante y preocupante en extremo que incluye a la familia: plomo. Muchos “aceptan”. Es más fuerte la amenaza real de daño a la familia que la oferta económica y es del todo entendible. De ahí la vinculación de muchos policías de los municipios con actores de la delincuencia organizada.

Conocimientos limitados: El policía en México, por lo general es sujeto de escasa instrucción y cultura, lo que limita las oportunidades de empleo. Por lo general sus conocimientos en materia de seguridad pública son empíricos y, si acaso tuvo acceso a estudios en la materia, el conocimiento adquirido no le facilita la búsqueda de otras opciones laborales. Si es despedido acaba en las filas de la delincuencia.

Ausencia de servicio civil de carrera: son contadas las instituciones en los estados que ofrecen a los cuerpos policiacos un auténtico servicio civil de carrera con oportunidades de permanencia, ascenso, reconocimientos, estímulos, seguro de vida, becas para los hijos y para el propio policía si desea ampliar sus conocimientos.

Jornada laboral excesiva y en ocasiones tendiente a lo inhumano: Jornadas extenuantes de 24 y de 48 horas o más en ocasiones, fatigan al policía y lo inducen en muchos casos al uso de estimulantes naturales o de laboratorio, que en consumo continuo los hace adictos. La jornada laboral debe ser la normal de 8 horas en lo ordinario y, desde luego que en casos extraordinarios el tiempo laboral se extiende, pero no debe ser de manera arbitraria sino de acuerdo a las necesidades del caso y bajo un esquema de substitución en las tareas.

Uso de vehículos de circo que trastocan la dignidad y fortalecen la vulnerabilidad: Cual si fueran motivo de exhibición circense, transcurren los policías su jornada encimados en camionetas como mostrando músculo. De pie y expuestos innecesariamente. Ignoro a quien se le ocurrió el diseño de tales “patrullas” de vigilancia o disuasión. Los vehículos de vigilancia policiaca deben ser cerrados y discretos, aunque identificables. Si bien con puertas de acceso y salida rápidos, pero cerrados y donde el ser humano (policía) vaya sentado y protegido. Con dignidad frente a la sociedad, ante su familia y ante él mismo.

Finalmente, en cuanto a involucrar a los preventivos municipales  en tareas de combate a la delincuencia organizada, me inclino a proponer el esquema de los setenta, donde tales tareas correspondían exclusivamente a fuerzas federales, prácticamente no conocidos en la zona asignada y sin la familia en el lugar; en tanto los municipales eran encargados del cumplimiento a los bandos de policía y buen gobierno de su respectivo municipio. En casos específicos podía ser auxiliar de la policía estatal o federal.

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