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viernes, 26 abril, 2024
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Las voces que se silenciaron

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Por: P. Aurelio Ponce Esparza •

La vida democrática del País está diseñada para que haya pesos y contrapesos, actores políticos, pensadores y líderes sociales de diversas corrientes, que normalmente se agrupan en los partidos políticos. Cada partido está sostenido por una plataforma ideológica que le guía en la toma de decisiones, sin descartar claro el arte mismo de hacer política para construir acuerdos, establecer alianzas y llevar adelante proyectos en favor de la sociedad. Lo dije de una manera muy elegante, pero en esencia de eso se trata.

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Otra gran fuerza de equilibrio son los medios de comunicación social en sus diferentes plataformas: noticieros de televisión y radio, prensa escrita, páginas web, redes sociales. Desde siempre se les ha llamado “el cuarto poder”, precisamente por la gran influencia que ejercen en la vida social y política del País. Esta realidad adquiere mayor fuerza y contundencia hoy en día en la era de la información global.

En cuanto al tema de los partidos políticos, hay algunos que, por lo menos en sus ideologías, se caracterizan por abanderar causas sociales en favor de los sectores más vulnerables; son los partidos llamados de izquierda. En México hay varios partidos que se identifican con ideologías de izquierda. Hay actores políticos que navegan y viven de la política precisamente “disque” abanderando causas sociales y luchando por los más pobres.

Hace algunos días el INE dio a conocer el presupuesto que se repartirá entre los distintos partidos políticos para las elecciones que se avecinan: 6 mil millones de pesos. El más alto en la historia del Estado mexicano dijeron. Este dinero, que de algún lado habrá salido, se destinará para las actividades de los partidos en orden a las elecciones del próximo año. La razón que justifica tremendo despilfarro es, según dicen, el garantizar una competencia justa y en igualdad de condiciones, además de blindar a los partidos y candidatos del financiamiento ilegal.

Una cantidad como esta, que particularmente ni siquiera puedo imaginar, resulta una bofetada, un insulto al pueblo de México, a una sociedad agraviada por la pobreza, la violencia, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, el tráfico de influencias, la opacidad, y una serie de vicios que tienen sometido a un País tan grande, vasto y maravilloso como México. Para líderes tan insaciables como los nuestros no hay riqueza que alcance, ni el petróleo de nuestros mares, ni el oro y la plata de nuestras minas, ni la fertilidad de los campos, ni la diversidad de océanos, mares, bosques, selvas y desiertos.

Pero más insultante aún son las voces que, ante semejante atropello, se silenciaron, no hubo reclamos ni críticas, ningún líder de partido, sea de izquierda o de derecha, se pronunció en contra, los medios de comunicación social apenas tocaron el tema, no hubo ruedas de prensa ni mesas de análisis, no hubo comunicados oficiales, ninguna de las cámaras se pronunció al respecto. Los críticos del gobierno simplemente guardaron silencio. No hubo contrapesos.

Los partidos políticos están llenos de hipócritas, de gente mezquina y calculadora, preocupados más por sus intereses que por los de aquellos que los votaron para que los representaran. En Zacatecas llama la atención que los legisladores de izquierda están indignados porque el gobierno estatal pretende destinar 40 millones para remodelar el estadio de futbol. Que se destine a los pobres, dicen (ya Judas Iscariote lo había dicho, y no porque le importaran los pobres, sino que le preocupaba la bolsa del dinero), que hay otras prioridades, que es un gasto innecesario. ¡Qué hipocresía!

Cierto que a Zacatecas no le sobran 40 millones, pero ¿qué es esta cantidad frente a la tajada del pastel que sus partidos recibirán? Una nimiedad. ¿Por qué alzan la voz con fuerza para criticar al gobierno por esto y no dicen nada frente a los millones y millones que año con año reciben sus partidos? Simplemente no hay congruencia.

El dinero no es garantía de democracia, la verdadera garantía, lo que blindará a los partidos y candidatos de la corrupción y el financiamiento ilícito es la ética, la honestidad, la veracidad, la fidelidad a la palabra dada, el amor por la gente, el corazón generoso. Valores que parecen estar ausentes de la política y por eso es que esta labor tan noble se ha degradado tan vergonzosamente en nuestro País.

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