■ Hace 25 años Eduardo Mondragón Gallardo tuvo la idea de convertir el lugar en una cenaduría
■ La especialidad de la casa es el pozole verde; visitan el sitio lo mismo artistas que vecinos
El restaurante Los Dorados de Villa, desde hace más de 25 años se ha convertido en un lugar tradicional de Zacatecas donde se puede disfrutar de los platillos típicos mexicanos y de la región.
Alexis Mondragón Gallardo, encargada de la cocina, recuerda que su padre, Eduardo Mondragón, tuvo la idea de convertir un pequeño espacio en una cenaduría. Al principio se llamó Los Dorados.
En ese entonces solamente se tenían entre 7 y 8 mesas para atender a sus clientes, y no tenía la decoración de ahora; no había cuadros ni artesanías, sino que sólo adornaban un par de sarapes.
En sus inicios se abría desde las 18 horas, aunque se cerraba temprano. Los primeros clientes eran los mismos vecinos de la Plazuela de García, así como de colonias aledañas, y su madre, Alicia Catalina Gallardo Briones, se encargaba de la cocina.
Se preparaba el pozole verde, que es la especialidad de la casa, y la familia ayudaba. De hecho Alexis, desde pequeña, teniendo 8 años, colaboraba con su mamá a partir verdura y a pasarle los ingredientes.
El día de la inauguración de la cenaduría, don Eduardo le dijo a doña Catalina que no le importaba cómo le haría, pero tenía que conseguir que el lugar se llenara.
Por ello invitó al sacerdote del templo de Jesús, en Mexicapan, para que acudiera a darle su bendición.
La demanda creció. Incluso se tuvo que abrir en 2007 un nuevo espacio llamado Salón del gobernador. Poco a poco se fue ampliando y agregando mesas y sillas. Entre sus primeros clientes, menciona Alexis Mondragón, estaba la familia Rendón, cuyos integrantes viven en la ciudad de Guadalajara, pero que en sus visitas a Zacatecas llegaban a cenar el típico pozole verde.
Los platillos preferidos de los clientes son el pozole verde y las enchiladas zacatecanas, elaboradas con un aderezo de chile poblano, crema, nata y lomo de cerdo, gratinado al horno con queso, adornado con un maguey y aguacate.
La receta de su madre para cocinar el pozole es un secreto familiar, aunque se hicieron algunas pequeñas modificaciones.
Dice la actual encargada de la cocina que la noche de la apertura fue como un buen augurio, pues el lugar se llenó de monjas, mujeres religiosas que viven en la colonia Díaz Ordaz. Fue así como inició la historia, aunque ya existía un negocio llamado Los Dorados.
Por esta razón se cambió el nombre a Los Dorados de Villa, y porque su padre había nacido en Guadalajara, pero vivió en la ciudad de Durango, de donde era originario José Doroteo Arango Arámbula, más conocido por su seudónimo Francisco Villa o Pancho Villa.
Su padre es amante de coleccionar antigüedades, así que comenzó a adornar de forma tradicional el restaurante, primero con una antigua carabina de la Revolución y un cuadro con el retrato del Centauro del Norte, Pancho Villa.
El lugar se ha convertido en una especie de museo, y sus artesanías y antigüedades son algo que también atrae a los clientes. Imágenes religiosas como la del Niño de Atocha, la Virgen de Guadalupe, además de radios y teléfonos antiguos, figuras de barro, un Pinocho confeccionado de madera, entre otras, es lo que hace atractivo el lugar.
Aunque se estableció el método de trabajar bajo reservaciones, es difícil cumplir con algunos compromisos, pues frecuentemente se extiende la sobremesa de algunos comensales y en ocasiones hay que esperar casi dos horas para entrar.
La primera artista que pisó este restaurante fue Claudia Islas, quien para su padre fue como el hada madrina del negocio. Siendo niña, Alexis recuerda que el camión del fallecido charro zacatecano, Antonio Aguilar, daba vuelta a la Plazuela de García para quedar estacionado justo enfrente del restaurante.
Antonio Aguilar y su esposa Flor Silvestre pedían que les llevarán la cena arriba del camión, ya que no se bajaban, y en cada visita que tenía a Zacatecas llegaba a altas horas de la noche a degustar un rico pozole.
Siguió la tradición su hijo, Pepe Aguilar, ya que es un cliente asiduo y cuando tiene presentaciones en el estado, visita Los Dorados de Villa. Incluso, fue el creador de la pechuga regia, pues al salir de un concierto tenía antojo de una pechuga de pollo acompañada de salsa, frijoles y nopales.
Otra de las especialidades son el mezcal zacatecano servido con alacrán, el chamorro de la Adelita, y las enchocolatadas, que son una especie de enchiladas, así como las empistachadas, enchiladas de pistache rellenas de pavo en tortilla de harina bañadas también en salsa de pistache.
Otro de los clientes famosos es Rebeca de Alba, quien cuando visita la entidad llega con sus familiares a cenar. También ha probado la comida típica de Zacatecas el músico inglés Alan Parsons, y antes de morir pisó el lugar el cantautor Joan Sebastián. Reik, Emmanuel, Gloria Trevi y el actor Odiseo Bichir también han estado ahí.
Los artistas, por lo regular, firman un billete antiguo como los que decoran las paredes del restaurante. Igual hacen los clientes, quienes en papeles o servilletas dejan felicitaciones por el buen sazón de los platillos. Sin embargo, también hay quejas, como cuando falla la señal de Wi-Fi.
Este negocio ha recibido los distintivos Actitur, que entrega la Secretaría de Turismo de Zacatecas (Secturz), y el Premio al Mérito Empresarial en la categoría de restaurante mexicano, el cual se entregó en la hacienda Los Morales, en la Ciudad de México.
Para Alexis este restaurante le representa recuerdos familiares y un patrimonio que les ha dado trabajo. Sobre todo, simboliza la satisfacción de dar gusto a los comensales y mantener la tradición de la comida típica mexicana.
