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viernes, 26 abril, 2024
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Presentan enfoques historiográficos para abordar la Revolución Mexicana

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA • Araceli Rodarte •

■ Necesario, acercar el conocimiento histórico a la sociedad, afirma Álvaro Matute Aguirre

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■ Movimiento se legitima con ideologema de que los actores lucharon por un mejor país, dijo

El historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Álvaro Matute Aguirre, impartió ayer la conferencia Historiografía sobre la Revolución Mexicana, en la que manifestó la necesidad de acercar el conocimiento histórico a la sociedad, sin utilizar un lenguaje “elevado” o especializado, y así evitar que sean los propios historiadores los consumidores del conocimiento.

Durante la conferencia, expuso los diversos enfoques que se han utilizado para el estudio de la Revolución Mexicana. “La primera historiografía fue porfirista, antiporfirista, maderista, constitucionalista, villista y zapatista. Es decir, la gente que tenía recuerdo y en algunos casos documentos, va escribiendo desde su ángulo y nos va narrando la Revolución desde miradores diferentes, articulados suyos, donde queda plasmado un recuerdo revolucionario muy intencionado”, indicó.

En ese enfoque, indicó que la historiografía se regionaliza según la participación del escritor, de manera que hay itinerarios revolucionarios se omiten los lugares en donde ocurren.

Durante su participación en el Coloquio Nacional La marea revolucionaria, se refirió también a la historiografía “inventada”, que representa la directriz discursiva impulsada por el Estado Mexicano producto de la Revolución Mexicana que en ese momento necesitó afianzar su ideología para dirigir el rumbo del país.

Sin embargo, precisó que esa historiografía se limita en el discurso oficial y conmemorativo, en el festejo del 20 de noviembre u otras efemérides que se recuperan conforme se desarrolla la historia con la imposición de nombres a las calles, por ejemplo.

Al respecto, Matute Aguirre dijo que la Revolución se legitima con el ideologema que establece que todos los actores revolucionarios lucharon por un mejor país, y aunque funcionó para el Estado, “muchos historiadores no se tragan esa píldora con la primera agüita que se toman”.

También expuso que hay intentos interesantes sobre historias generales de la Revolución, las cuales se inscriben en una segunda etapa importante que culmina en la década de los 60 del siglo pasado. “Ahí todavía se cree muy plenamente en ella y se escriben libros como el de Jesús Silva Herzog, quién no se comprometió más allá y no entró en la discusión de cuando terminó la Revolución”.

Asimismo, comentó que en ese periodo hubo una visión marxista-stalinista impulsada por José Mancisidor, y posteriormente surgió el Revisionismo, corriente que explica “la Revolución rescatada después de la intentada”.

Matute Aguirre señaló al respecto que esta nueva etapa se vincula con la producción académica, en la que destacaron autores norteamericanos que se orientaron a una percepción reconstructiva.

Por último, dijo que si algo vale la pena de las celebraciones y conmemoraciones de sucesos históricos, es que la prensa y medios de comunicación recurren a los historiadores, porque de lo contrario todos “estamos metidos en lo mismo: nos reunimos, conversamos, publicamos nuestras memorias, artículos, libros. Somos felices, pero nadie fuera del ámbito nos toma en cuenta”.

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