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viernes, 26 abril, 2024
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Efemérides priístas MDMZ-CNTE

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Por: IVÁN ALEJANDRO ISTLAHUACA CARLOS •

En días pasados, se cumplió un año más de la fundación del Partido Revolucionario Institucional (PRI), instituto  político del que se han servido muchos personajes  para salir de la pobreza, ocupar puestos en el gobierno y engordar sus bolsillos con el dinero del erario público. De igual manera, se cumplió un aniversario más del asesinato de uno de los más relevantes políticos priístas de la época contemporánea, me refiero a Luis Donaldo Colosio Murrieta, de cuya imagen también se han servido muchos priístas para conmover a la sociedad y seguir ocupando puestos públicos, para con ello, continuar llenando sus arcas de dinero,  ¿qué sutil coincidencia no creen?

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La primera efeméride marca el surgimiento de un partido político que se colgó del poder durante más de 70 años y ahora con su regreso, parecen no tener intenciones de volverlo a dejar por lo menos en un periodo similar al que ya gobernó. En sus 85 años,  el PRI, tiene una historia turbia, plagada de corrupción, represión, desapariciones, asesinatos y compra de conciencias; en resumen, el tricolor tiene mucho que esconder y poco o nada que festejar. Un tristecélebre aniversario, que a juzgar por las prácticas de los priístas (antiguos y contemporáneos), más que un mérito, habría que dar el pésame a los mexicanos, por tan penoso acontecimiento en la historia nacional.

El surgimiento del PRI como fuerza electoral única y hegemónica, marca el inicio de una dictadura disfrazada de democracia, en la que se corporativiza a los sindicatos, se compran votos (por $500 y $200, incluso con billetes falsos),  se persigue a los opositores y se designa sin ningún empacho al sucesor presidencial desde Los Pinos o el extranjero. Estas prácticas perduraron por más de 70 años,  en los cuales, la podredumbre se fue acumulando hasta que llegó el momento en que se hizo imposible seguirla ocultando. El año 2000 marca un parte aguas en la historia priísta, ya que con la elección que los marginó de la Presidencia de la República, comprendieron que el pueblo había cobrado conciencia y se había dado cuenta de las fechorías y agravios a la democracia que cometieron mientras tuvieron el poder, ante ello, los priístas tuvieron que modificar sus actos y conductas políticas. No, no quiere decir  que hayan abandonado esas prácticas, simplemente las siguieron llevando acabo pero de manera más discreta y recatada que en las décadas pasadas.

Y así, en medio de una historia poco envidiable, llegamos a una de las páginas más negras del priísmo, nada más y nada menos que el asesinato de su candidato presidencial en plena cúspide de la campaña electoral. Hasta ahora no se ha podido esclarecer  el móvil de dicho atentado que terminó con la vida de Luis Donaldo Colosio, pero en el imaginario colectivo aparece como resultado de una conspiración dirigida desde Los Pinos, producto de serios conflictos y disputas al interior de la madriguera tricolor.

Obviamente, en este artículono se pretende descubrir el hilo negro de la investigación, pero  es importante señalar, el hecho de que los priistas que vinieron y figuraron en la escena política después de ese lamentable suceso, han utilizado la imagen del político sonorense para sus fines electoreros y han creado con la memoria de Colosio una especie de “mártir de la democracia”, un “héroe” caído en el combate contra la corrupción. Tal exaltación con tintes de redentor, han deformado la verdadera imagen del que fuera presidente nacional del PRI en la época en que Carlos Salinas de Gortari fue el jefe del Ejecutivo nacional.

A conveniencia de los priístas, y por la necesidad de legitimarse frente a la población, se convirtió a Colosio Murrieta en una especie de collage formado con retazos Maderistas, Juaristas  y hasta Cardenistas. Producto de esa campaña de sobrevaloración y exaltación del político fallecido, ha surgido y se ha generalizado la creencia popular de que el país fuera otro completamente mejor si hubiera sido gobernado por el personaje en cuestión. Lo cierto es que durante el desempeño de sus cargos como diputado federal, senador, secretario de desarrollo social y presidente nacional del PRI, nunca mostró posturas progresistas que evidenciaran su rompimiento con las prácticas corruptas y gansteriles del partido al que pertenecía. Durante su carrera política siempre fue un “un buen elemento” dentro de la estructura  del PRI-gobierno, lo cual lo llevó incluso a dirigir la campaña  que llevó a la presidencia (mediante un indiscutible fraude)  a Carlos Salinas de Gortari.

Naturalmente, con estas importantes y recientes efemérides priístas, es necesario poner los puntos sobre las íes, y decir las cosas como son, aunque esas verdades incomoden a aquellos que ven al revolucionario institucional como un negocio familiar, del que se pueden obtener grandes beneficios. ■

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