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viernes, 26 abril, 2024
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Lectura: a la cultura por vía gozosa

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Por: REDACCIÓN •

¿Por qué la lectura va asociada a la calidad de vida? Porque la lectura variada y asidua produce personas cultas, y estas últimas generan mejores expectativas en la calidad de vida. Expliquemos. Una persona culta no es la que sólo asiste a conciertos de la llamada música clásica y esas cosas. Culta es un persona que posee una serie de conocimientos propios de su época de los más variados temas (y que se relacionan con diferentes aspectos de la vida): las formas de la reproducción y funcionamiento de la vida natural, la historia de que dio origen a su contexto, las diversas formas de expresión de la sensibilidad humana (las artes elitizadas y populares), acercamientos a la comprensión de los rasgos más relevantes de la conducta humana, el interés por los acontecimientos diarios y tener elementos de interpretación para muchos de ellos, entre los que están eventos políticos, económicos, y sociales.

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A la persona que tiene este capital de conocimientos y habilidades se le llama “culta”; y es muy fácil saber cómo alguien con este acervo de saberes tiene grandes posibilidades de acceder a una mejor calidad de vida (no siempre nivel de vida): entiende su cuerpo y mantiene una relación armónica con él, elige opciones sociales y políticas libres de atavismos dogmáticos, se acercan a expresiones de la sensibilidad que le producen gran calidad de placer (estético), y se adhiere a formas de vida más sustentables. Pues bien, gran parte de estas personas han accedido a su amplia cultura por medio de la lectura o por motivaciones que han llevado a experiencias movidas por alguna lectura.

Un texto ha sido causa directa o indirecta de la cultura adquirida. La lectura es una gran estimuladora de la experiencia: como El Quijote, la lectura de los libros de caballería lo llevó a emprender grandes aventuras y grandes experiencias extra-textuales. Por ello es muy preocupante que tengamos niveles de lectura tan bajos: un pueblo ignorante es la garantía de la reproducción de las espirales del mal: enfermedad, tiranías, pobreza y diferentes formas de marginación.
La escuela no ha servido para crear personas cultas, aunque si ha servido para producir especialistas (esos que Ortega y Gasset llamaba ‘especialistas bárbaros’: personas con alta especialidad y poca cultura).

La escuela no ha podido cultivar la lectura porque se mueve en la lógica de la obligación, y la lectura es un amor, una pasión y esta no se ordena. Es como decir a alguien: “enamórate de Juan”; son órdenes absurdas, no ocurren. Las estrategias para cultivar la lectura son rutas de seducción, y están ausentes de las escuelas mexicanas, atadas a jerarquías órdenes, obligaciones y responsabilidades que reproducen funciones sociales, pero nunca crean lectores.

Entonces, si las escuelas son mata-pasiones, ¿cómo formar lectores? Pues a través de eventos parecidos a la forma de formar públicos para el arte, comensales y buenos catadores de vinos: eventos libres de la sociedad que acerquen a las personas al placer de leer. No por nada ‘Saber’ viene de ‘Sabor’: el gozo es la puerta de la sabiduría.

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