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lunes, 6 mayo, 2024
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■ Zacatecas finalizó agosto con cifras nada alentadoras en materia de desaparición forzada

Realizan marcha familiares de personas desaparecidas

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

“Ojalá nunca te toce vivir algo así”, dice la señora Rosario Reveles, tía de Gerardo Cabrera Reveles, joven zacatecano desaparecido el 30 de agosto de 2022, es decir, hace justo un año y como si fuera una broma cruel del destino, fue en la fecha en la que se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, un flagelo en el que Zacatecas, si bien no ocupa los primeros lugares, sí es un riesgo latente y posible que las personas desaparezcan de acuerdo a la incidencia y el número de población de la entidad.

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La señora Rosario me lo dice a la altura de la Plaza Bicentenario y en medio del bulevar durante la marcha que los distintos colectivos de búsqueda realizaron este miércoles para conmemorar la dolorosa fecha. Sostiene entre sus manos una lona con el nombre del colectivo “Siguiendo tu rastro con amor, Zacatecas (Hasta encontrarlos)” en la que está impreso el rostro serio de Gerardo y los datos de su desaparición: “Desaparecido 30/Agosto/2022 en Carretera Aguascalientes – Zacatecas”.

Al lado de ella marchan sus hermanas Margarita y Paty, la mamá de Gerardo quien, orgullosa, me muestra la playera que se mandó hacer para la fecha. En el pecho se observa una fotografía en la que Gerardo, en un lugar verde, la abraza por la espalda mientras los dos sonríen queriendo al mundo y sin apartar la vista del lente y su diafragma que los capturó. Con ella y su rostro impreso lo siente cerca y sonríe mientras la marcha avanza bajo un sol tímido y el silencio sacudido por consignas de lucha.

“¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”, “¿dónde están, nuestros hijos dónde están?”, “hijo, escucha, tu madre está en la lucha”. Son sólo algunos de los gritos que madres, padres, hermanas, hermanos, familiares y amigos levantan para que en las venas de la ciudad resuenen. El contingente, que no es muy numeroso, es observado por una señora que desde la parada del camión en la Plaza Bicentenario les aplaude, en tanto un taxista observa y dice que “así sí está bien”. Ante una manifestación así el enojo sería indolencia y la empatía es fortaleza.

Un día antes, como parte de las actividades de conmemoración que significa, traer a la memoria, los diversos colectivos tapizaron un muro con el rostro de sus desaparecidos en la misma plaza desde donde la señora les aplaude. Y más días atrás, en las instalaciones de la Casa Municipal de Cultura inauguraron también una muestra a la que titularon “No lloraré tu ausencia porque busco tu presencia” y de la cual, lamentablemente, este martes fueron sustraídos dos ositos confeccionados con las prendas de los desaparecidos, el de Chavita y Meño, como cariñosamente les recuerdan sus madres. Zacatecas es tan peligroso que la misma persona puede desaparecer dos veces: primero en físico y luego en el ejercicio de la memoria.

Zacatecas llegó al 30 de agosto con cifras nada alentadoras en materia de desaparición forzada, pues de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), la entidad ocupa el onceavo lugar a nivel nacional con más casos después de Jalisco, Tamaulipas, Estado de México, Veracruz, Nuevo León, Ciudad de México, Sinaloa, Michoacán, Sonora y Guerrero.

Según el mismo registro, hasta el 25 de agosto de 2023, en Zacatecas se tienen 3 mil 600 personas desaparecidas y no localizadas. Los municipios con mayor número de desapariciones son Fresnillo con 740, Zacatecas con 416, Guadalupe con 382, Río Grande con 186, Jerez con 182, Calera con 146, Villa de Cos y Ojocaliente con 119, Valparaíso con 109 y Sombrerete con 81, por lo que las madres, padres, amigos y familiares que participaron en la marcha son apenas una diminuta parte del número de dolientes que viven desde hace años, meses y días, bajo la zozobra.

Al llegar a Plaza de Armas, la rafia roja que ha sido tejida entre todos los colectivos fue tendida sobre la explanada y ahí, desconsoladas y bajo un cielo que vaticinaba tormenta, algunas se recostaron con la foto de sus hijos y el llanto a lágrima viva. Para culminar sus actividades, se ofició a mediodía una misa en la Catedral Basílica en la que pedirían por sus desaparecidos, pues la fe y la esperanza son grandes aliadas en los días en los que parece que a las ganas les falta el aliento.

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