La necesidad de sustituir a las fuentes de energía fósil (carbón, gas o petróleo) ya no tiene dudas. No sólo por los precios actuales, sino por su pesimista proyección de extracción y el daño enorme que hacen al medio ambiente planetario. El calentamiento global y el consecuente cambio climático se debe a las altas y constantes emisiones de los deshechos de combustible fósiles. Sin embargo, en México ya pasaron los tiempos de grandiosa producción de petróleo, cuando apoyados en Cantarell se producían 3.3 millones de barriles diarios y el precio del crudo rebasaba los 80 dólares por barril. Ahora mismo se producen menos de 2 millones de barriles. Además, que la producción ya no es barata: en Cantarell se llegó tener procesos de producción de petróleo por el orden de los 5 dólares por barril. Si se producían más de 3 millones de barriles por día a 5 dólares por pieza y se vendían arriba de 80 dólares, significaba que estábamos en el mejor de los mundos posibles del negocio energético. Sin embargo, ese tiempo ya se fue y no volverá. En conclusión, por motivos económicos, ambientales y de finanzas públicas nos urge la sustitución de fuentes energéticas y transitar a las llamadas energías limpias.
Todos los estudios apuntan a señalar a la industria eléctrica como el motor de la transición energética. Y en México (y Zacatecas) ha empezado la carrera de la transición. Del total de la electricidad que se genera en el país, el 76 por ciento sigue generándose con energías fósiles, pero el 24 por ciento ya proviene de energías alternativas. De estas últimas, la mayor parte es producida por las hidroeléctricas (90 por ciento), y el resto de los porcentajes son bajos: 6, 4 y 0,01 por ciento en geotérmicas, eolo-eléctricas y fotovoltaicas, respectivamente. Como podemos observar, las fuentes alternativas distintas a las provocadas por la fuerza cinética de los ríos son aún muy pequeñas. Sin embargo, es justo por ello importante hacer crecer la investigación, inversión e instalación de plantas alternativas.
En Zacatecas tenemos tres grandes zonas climáticas, pero aun en la parte más húmeda no tenemos posibilidad de hidroeléctricas por la sencilla razón que no existen ríos grandes, ni termoeléctricas por obvias razones. Sin embargo, tenemos dos potencias relevantes: aire e insolación. En aire tenemos ventajas en la zona centro (y la colindante a Durango) del estado, sobre todo en los municipios de Guadalupe, Frenillo y Sombrerete. Y los niveles de insolación son los óptimos para el desarrollo de la energía fototérmica y la fotovoltaica. La producción de calor con sol ya se ha industrializado bastante y la voltaica, aunque ha sido complicado por los costos de las celdas, los precios han venido bajando sistemáticamente. Ya se han logrado avances en la instalación de zonas para el aprovechamiento de esas fuentes energéticas, por ejemplo, se rebasan las 15 mil hectáreas de renta y venta de terrenos para instalaciones eolo-eléctricas. Pero la ventana de oportunidad para aprovechar ambas fuentes de energía aun es enorme. Se puede hacer investigación, creación de empresas y contratos de instalación en Zacatecas. La CFE puede convertirse en el motor para que aquí mismo se produzca, cuando menos, la electricidad que consumimos.