“Con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre vuelve al portal,
la zorra rica vuelve al rosal,
y el avaro a las divisas.
Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final,
por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.”
Juan Manuel Serrat
Se acabó la fiesta, y también terminaron las vacaciones de dos semanas que incluyeron Semana Santa y Semana de Pascua, y con ello EL REGRESO A LA REALIDAD, una realidad cruda y triste que por dos semanas nos permitimos olvidar, o al menos esconder bajo la alfombra, ahora el regreso a clases con la sensación que todos tuvimos alguna vez en nuestras vidas como un vacío en la boca del estómago los domingos por las tardes, mañana de vuelta a la escuela, al trabajo pero sobre todo el regreso a una vida que no es la artificial con la que intentaron confundirnos durante dos largas semanas, y de aquí al verano habrá que cerrar ojos y oídos para no ver el desastre que nos rodea, la violencia, la inseguridad, los asesinatos, sobre todo los feminicidios, un gobierno que también cierra los ojos pero que en gran medida es en parte responsable de lo que sucede en nuestro entorno.
Por qué no me vengan con que la Fiscalía es autónoma realmente y que el ejecutivo y esta dependencia – porque realmente es una dependencia – son entidades diferentes y autónomas entre sí, ¿Quién puso al Fiscal en el puesto que ahora ocupa? ¿Fue la legislatura? no seamos infantiles, claro que no, la legislatura es solamente un intermediario manipulable y manejable algunas veces con dineros y bonos especiales, otras – supongo – con órdenes específicas y promesas. Sea cual fuere la realidad el ejecutivo es el que nombro no solo al fiscal sino a tantos otros como el regalarle un nuevo periodo al Auditor Superior de la Federación, o el nombrar a la encargada del IZAI y a tantos otros, reciclando nombres de quienes ocuparon otros espacios y solamente como en un tablero de ajedrez los enrocan para que ahora representen los intereses de quien manda – o de quien mando en el sexenio previo – valla usted a saber, para que al puro estilo gatopardista todo aparentemente cambie para que todo siga igual.
Y no es que estas dos últimas semanas donde nuestra ciudad capital se convirtió en un verdadero tianguis que ocultaba tras los puestos de esto y aquello la belleza que le es innata, y la presencia de foros aquí y allá donde en la gran mayoría de las ocasiones la calidad de los que ahí ofrecían su música o en general sus formas de hacer o interpretar las artes, dejaba mucho que desear.
Porque durante la fiesta, fuera de destellos que realmente representaban la excepción más que la regla, la mayoría de los que se presentaron eran artistas locales que por más voluntad que tengan no parecen mejorar en sus formas de interpretar la música por ejemplo, y que en su gran mayoría tocaban un Rock ya deslucido o un Pop con poca gracia o música popular cuando – y ya lo discutimos – la promoción del arte tendría que ser la promoción de valores artísticos más elevados, pero en fin esta es solo una humilde opinión.
El hecho es que la gente salió a las calles, SALIO DE FIESTA había circo – aunque no pan – y había que disfrutar mientras se pueda, habría que olvidar, había que ignorar que con todo y la fiesta todos los días asesinaban a alguien aquí y allá, todos los días se seguían encontrando cuerpos sin vida aquí y allá, todos los días la misma violencia se ejercía sobre todo sobre la mujer en mucho indefensa aquí y allá, que importaba si había música – mala pero música al fin de cuentas… – aquí y allá –
Ahora a regresar a la cruda realidad, con la cruda – valga la redundancia – o la resaca que nos deja en el interior el reubicar que nuestra realidad es otra, que la realidad de un estado rezagado en todos los renglones como el nuestro está muy lejos de la realidad que por ejemplo viven nuestros estados vecinos, y que aun por encima de esto, nuestro país se encuentra hundido con severos problemas predominantemente económicos y de violencia e inseguridad para los que no se ve solución, al menos no en el corto plazo con todo y las promesas de la búsqueda de una cuarta transformación que no es más que un espejismo en el horizonte.
Porque si hacemos un poco de historia, ni la primera ni la segunda ni la tercera transformaciones fueron del todo lo eficaces y transformadoras que nos quiere pintar una historia que no siempre habla con la verdad. En la primera después de 11 años de destrucción y muerte, resulto triunfador gracias a las gestiones de la Iglesia que quería retener sus privilegios, un señor que se nombró emperador y las cosas poco cambiaron, se regresó al mismo punto de partida, la segunda transformación fue la de la Guerra de Reforma donde Benito Juárez se anotó un triunfo de frente a los conservadores, solo para reelegirse una y otra vez hasta que no pudo hacerlo por lo que le llego la muerte, pero que con su acercamiento a los Estados Unidos País que le apoyo y sin el cual no hubiera logrado el triunfo, nos encerró en una inercia que no ha podido cambiar hasta la fecha.
Y qué decir de la tercera transformación donde la verdadera revolución la de Villa y Zapata fue derrotada por aquellos seudoinstitucionales de Carranza y Obregón, que sentaron las bases de lo que después sería el partido único de estado que gobernaría al país primero por más de 70 años, y que nos dejara a todos – SI, A TODOS – una profunda huella genética que va a ser muy difícil de extirpar.
Y si las transformaciones anteriores no han sido del todo lo exitosas que nos cuentan, que nos aseguraría que la actual si lo será.
Por lo pronto; se acabó la fiesta.
