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sábado, 27 abril, 2024
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■ Historia y poder

Alazraki, la bestia negra del espectáculo

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

La enormidad que el espectáculo de las elecciones ante el electorado mexicano y del mundo, se puede descifrar, determinar, dejar fluir y ante todo sintetizar: odio contra propuesta, infamia contra altura de miras, la desvergüenza total de apostarle a que de lo perdido lo que sea es bueno y en ello se juega la oposición ganar espacios sin darse por vencidos, siendo cómplices del escándalo, jugar el rol de quien pone zancadillas y aparte se burla, se mofa, sigue en su papel de victimizarse.

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Carlos Alazraki ha sido sin lugar a duda un incauto sensacional que está nominado a suplicar y a poner el orden en la voracidad de sus invitados a sus programas que se suceden únicamente por la red social de YouTube, ese poner orden está sugerido y ampliado y tolerado por este señor con voz rasposa que suplica a sus oyentes no votar por el oficialismo morenista, no sin antes insultarlos, calificarlos como lo peor, ultimarlos con amenazas y tratar de llenarlos de miedo.

La mayoría de sus invitados lucen trajes de fino corte, la mayoría de las mujeres en sus programas son rubias y llenas de joyas, son intolerantes ante todo lo que huela al presidente, Pero eso si: reproducen a cada instante discursos de las mañanera que se vuelven como los mejores propagandistas, no sin antes, tratar de justificar que su ataque es contra el comunismo, el populismo y hasta que el mismo Obrador ni siquiera es de izquierda, es un neoliberal.

Su corte de vasallos no tienen parangón en los anales de los programas en esa red: la sobrina de Calderón haciendo gestos grotescos a cada segundo, periodistas que por la tarde llevan a cabo sus programas en la radio abierta pero que en la mañana en la mesa de Atypical, se desplayan con una unanimidad demasiado sospechosa: atacar endemoniadamente  a los logros de la cuarta transformación, a sus funcionarios, a las obras de infraestructura, acusarlo de satánico, tratar de explicar que la fortaleza del peso mexicano y su economía son por factores externos y no por un manejo eficaz de austeridad, cero corrupción y la confianza internacional.

Todos sus programas son conducidos con un  vocabulario soez, sucio, tramposo, maldiciones, palabras bajas, vulgaridad, misoginia abierta y descarada, racismo, clasismo, supuesta superioridad intelectual, “nosotros los ricos”, se mofa el señor y advierte: “cuando veamos a la Rocío Nahle en nuestros restaurantes preferidos le diremos, miren a esa pobre diabla”…

Eso sí: no paran de comer las mejores frutas, camarones a la diabla, ensaladas, jamones y quesos finos, jugos y otras bebidas que les ayudan a sentirse muy cómodos y proferir insultos y exacerbar la sangre y los cientos de miles de desgracias que asolan a la población mexicana “desde que entró el comunista obrador”.

Carlos Alazraki y su séquito son un agasajo para quien quiere divertirse con tantas mentiras, desesperaciones y esfuerzos por elevar a una candidata como la señora Xóchilt que se hunde en todos los renglones de una campaña qué es ya un espectáculo y con  su bestia negra, el güerito con voz aguardientosa de Alazraki y sus múltiples programas que no más no sirven para gran cosa.

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