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viernes, 26 abril, 2024
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García Luna, el proyecto fallido de la alternancia panista

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Pregunta la senadora panista Xóchitl Gálvez: “si el malo era García Luna y ya está preso y condenado, ¿por qué sigue llegando el fentanilo a Estados Unidos?”. Igual, opositores como Jorge Ramos pretenden hacer creer que lo que actualmente acontece nada tiene que ver con lo que hicieron los antecesores. Alegan que la comparación de cifras de muertos de este sexenio es mayor al de Peña y más con las de Calderón. Sostienen una falacia: la lucha contra la inseguridad ha fallado. Agregan: ahí están los datos.

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Conductores como Ciro Gómez se niegan a comparar la tendencia. Simple de entender: un auto que arranca de cero, a los 60 segundos recorre los primeros 500 metros y ya lleva una velocidad de 100 km/h. Para otros 500 metros, a esa velocidad, ya sólo ocupa 15 segundos y así la tendencia sucesiva.

¡Pero García Luna ya está en la cárcel! Grita enfurecida Xóchitl Gálvez, las muchas veces legisladora plurinominal (de esos por los que nadie vota, pero están ahí porque los pone el partido). Por cierto, con Fox fue funcionaria indigenista, sin ser indígena (sic). Su hermana está en la cárcel por secuestro (recontra sic). También se le vincula con el cártel inmobiliario de los panistas en el DF (¡ouch!). Una fichita vinculada a la economía de las actividades ilícitas.

PRIANRD insisten en “…no culpar al pasado”. Para ellos la historia no es referencia de ejemplos, tampoco causa de consecuencias actuales. Si no es culpa del pasado, entonces ¿por qué, con García Luna, hoy se habla de Fox, Calderón y Peña? García Luna y su red criminal (de la que falta mucho por conocerse) no son el pasado, son el hoy.

Y la existencia actual de una economía multinacional, de actividades ilícitas (paraísos fiscales, evasión fiscal, sobornos, narcotráfico, tráfico de órganos, trata de blancas, contrabando, huachicol, etc.) es causa de criminalidad e inseguridad. No nació hoy. Trae cola. Tuvo un proceso de incubación y de desarrollo.

La criminalidad de cuello blanco, sus voceros o los “voluntarios” por enajenación ideológica y que puede expresarse parlamentaria, mediáticamente o por redes sociales, insiste que no se culpe al pasado. Primero versan que, con la llegada de la 4T, se produjo un punto y aparte con el pasado reciente (perdón y olvido). Segundo, intentan negar que la criminalidad es resultado de complicidades materiales, intelectuales y de usufructuarios, en la que hay políticos, funcionarios y magnates de la comunicación que se codean de cerquitas, o de lejos (criminalidad implícita), con el narcotráfico (criminalidad explícita, a la que se le identifica como crimen organizado). Pretenden que se crea que la criminalidad es sólo de bandas, cárteles o de sujetos aislados como García Luna, sin nexos mexicanos ni gringos. ¡Pamplinas!

Insisto: el neoliberalismo lleva al florecimiento de lo ilícito. Son las relaciones sociales que dan forma a ese modelo de crecimiento, el gen económico de la criminalidad que, según las circunstancias de cada nación, se desdobla en despojo, saqueo, corrupción, antidemocracia, antinacionalismo, impunidad, desigualdad social, miseria y una ideología que encubre y justifica esas relaciones de injusticia social.

Ese patrón de crecimiento económico se abre paso contagiando de ilícitos a todas las esferas sociales que se alinean: medios de comunicación, partidos políticos, funcionarios, intelectuales, poder ejecutivo, legislativo y judicial. Entre ellos construyen un todo orgánico. Entonces, el mayor problema de México no es la corrupción, como cree el presidente, eso sólo es un método o herramienta consustancial al neoliberalismo.

En esta perspectiva, sin Genaro García Luna, el fenómeno se habría dado, aunque matizado, porque se trata de un sistema de criminalidad compartido entre México, EEUU y algunas naciones suramericanas. El cómo se definieron las políticas de seguridad y de relaciones con Estados Unidos fue responsabilidad directa de los gobiernos panistas. No debe exculparse al gobierno de Peña Nieto porque no hizo nada por romperlas. Al contrario, le resultó cómodo seguirlas y echarse a dormir.

La inseguridad mexicana se debe a ese sistema de criminalidad de los gobiernos panistas. Desmontarlo ha costado mucho porque está infiltrado en todos lados. Empieza desde el número de emergencia 911, pasa por los políticos y funcionarios del poder judicial y se encubre, justifica y alcanza complicidad consciente en los monopolios de la comunicación que se benefician de la impunidad y la corrupción.

Solo para que le piensen:

¿En qué ayuda la captura y la declaración de culpabilidad de García Luna? ¿Por qué sería relevante se le declare testigo protegido? ¿Cómo interpretar que un tribunal mexicano descongeló las cuentas de la esposa? ¿Por qué políticos, medios y conductores no pueden ser autocríticos? ¿Por qué no se habla de las complicidades norteamericanas con García Luna? ¿Por qué no hay un combate serio, en USA, contra el narcotráfico? Y un largo etc.

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