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domingo, 28 abril, 2024
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Escuelas: Conque haya tablet, aunque no haya drenaje

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

El desempeño en el ámbito educativo, como bien es sabido, depende de varios factores: de las condiciones del hogar del estudiante, el medio en el que vive, la alimentación, salud, inteligencia, atención, motivación, etcétera.

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También hay factores que involucran a la escuela misma: infraestructura, salones de clase ventilados e iluminados, materiales suficientes y adecuados como pizarrones, pupitres, bibliotecas, computadoras, laboratorios, etcétera. Sin embargo, todos estos elementos están olvidados en el discurso del poder con respecto a este tema.

Cuando se habla de educación, y de los malos resultados que en la materia tenemos, pocas veces se habla de la pobreza alimentaria que azota a nuestro país, de la desnutrición infantil, del clima de inseguridad, de los cientos de niños que han tenido que aprender a reaccionar en medio de balaceras, de los que crecen sin padres porque éstos han migrado, de los que encuentran la casa sola a su regreso de la escuela porque ambos padres están trabajando para obtener los recursos que permiten comprarles sus útiles escolares, etcétera.

No, cuando se evalúan los resultados educativos sólo hay un factor que valga, y por tanto, sólo un sector a quien culpar: los docentes, los grandes responsables de que las cosas salgan mal.

Por eso son el objetivo de la reforma laboral en el contexto educativo que mal llaman reforma educativa, y que deja en la incertidumbre a los maestros, y con la tensión constante de cumplir con los trámites burocráticos con los que los evalúa una institución centralista que ni por equivocación se asoma a las escuelas para ver las condiciones con las que trabajan esos docentes.

Mientras a los maestros se les pone bajo la amenaza constante de despido, tienen que lidiar con libros de texto con faltas de ortografía y con las paupérrimas condiciones de sus escuelas evidenciadas en el Censo de Escuelas, maestros y Alumnos de educación básica y Especial del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) del que da cuenta en la edición actual, el semanario 7 días

En dicho censo, queda de manifiesto que en Zacatecas, 20 por ciento de las escuelas se encuentran en inmuebles adaptados, es decir, que no fueron construidos para ser escuelas, que 43 por ciento de las instituciones educativas carece de drenaje, y 20 por ciento no tiene siquiera agua potable; 6.9 por ciento no tiene baños, y a 8.5 por ciento le falta energía eléctrica.

En botes o en el piso, se sientan los alumnos de 13 por ciento de las escuelas de la entidad, porque no tienen bancos o sillas, 12 por ciento tampoco tiene donde apoyarse, y si la cifra parece alta, en el caso de los docentes es peor, porque en 25 por ciento de las escuelas no hay sillas o escritorios para ellos. Además 480 planteles del estado carecen hasta de pizarrón.

En contra parte, se nos informa que se repartirán doscientos mil uniformes escolares, y treinta y tres mil tabletas para los alumnos de quinto grado, a pesar de que Zacatecas es el cuarto estado con menos planteles con Internet, sólo después de Chiapas, Tabasco y Oaxaca, y de que más de 80 por ciento de los planteles no tiene siquiera línea telefónica.

Hasta hace unos días, las notas en el tema giraban en torno a la queja de la ciudadanía porque se les obligara a pagar cuotas escolares, a lo que las autoridades respondían diciendo que eso estaba prohibido y que se sancionaría a quien condicionara la inscripción de los estudiantes a ese pago.

No obstante, se omitía decir que esas cuotas son en buena medida, la respuesta desesperada de los colectivos de padres de familia que ven en ella la única manera de garantizar las condiciones mínimas para estudiar, mismas que deberían ser cubiertas por el Estado.

En los días siguientes, lo que podrá observarse es a cientos de estudiantes sin maestros debido a la desorganización con la que se asignaron plazas luego del concurso de ingreso al servicio profesional docente.

Desorden de tal tamaño, que a un día del inicio de clases hay profesores que sólo tienen una indicación verbal de que trabajarán en alguna escuela, pero carecen de nombramiento, o contrato que así lo pruebe, y otros que no saben ni su horario, programa o materia a impartir.

A ello habrá que sumar a los que quedarán sin docente, porque muchos de los asignados renunciarán por el bajísimo salario ofrecido y las enormes distancias que los separarán de sus hogares, y que por tanto, los obliga a gastar o bien en gasolina y autobuses, o en renta y servicios. Todo esto, además, en el caso de educación media superior, con la única garantía de tener trabajo de aquí a diciembre en la mayoría de los casos.

En fin, mientras haya tablets qué entregar, tener maestro, o tener drenaje es lo de menos.■

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