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martes, 7 mayo, 2024
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El primer ensayo de municipalización de la instrucción primaria en Zacatecas

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT • admin-zenda • Admin •

(primera de dos partes)

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Como un saludo navideño colmado de buenos deseos y parabienes para mis atentos lectores jornaleros, quiero compartir lo que quizá representa el primer ensayo de municipalización de la primera enseñanza registrado en Zacatecas.

Hasta antes del establecimiento del régimen de intendencias en 1786, las jurisdicciones territoriales de las provincias que conformaban los reinos de Nueva Galicia y de Nueva España se dividían en Corregimientos y Alcaldías. Los municipios con sus ayuntamientos tenían como principal órgano de gobierno a los cabildos que se reunían en sus salas capitulares a tomar acuerdos y medidas que afectaban a la vida los vecinos y de la comunidad que representaban. A su vez, los1 cabildos se integraban con un Alcalde ordinario y un cuerpo de regidores encargados de la administración de los diferentes ramos del gobierno municipal. Estos eran de tres tipos, según el carácter de su elección: los alcaldes ordinarios eran electos cada dos años (por esa razón les llamaban “dos añeros”) y tenían la particularidad que eran nombrados con la autorización del virrey y supervisada por el intendente, teniendo como funciones la aplicación de la justicia civil y criminal.  Otro tipo de regidores eran los perpetuos cuyos cargos se compraban, por lo tanto, tenían un carácter vitalicio. También existieron los honorarios que eran electos por los perpetuos para un periodo de dos años. Además de impartir justicia, los regidores vigilaban la administración de los servicios municipales por medio de comisiones de abasto, alhóndiga y pósito, policía y una junta de gremios para la supervisión de la educación.2 A partir de 1786, en la intendencia de Zacatecas los ayuntamientos en donde operaron los cabildos fueron principalmente las cabeceras de los partidos o subdelegaciones que tuvieron al frente como principal autoridad a los subdelegados o jefes de partido. En ellos, existieron las comisiones de educación que se encargaban del establecimiento de escuelas de primeras letras, la dotación de mobiliario y utensilios y de la vigilancia de los maestros para que cumplieran con el arreglo de los planteles y de que asistieran a desempeñar su trabajo y lo hicieran con el método y horario establecidos. De igual forma, observaban que los padres enviaran a sus hijos a la escuela, para lo cual se auxiliaban de los jefes de cuartel.

Como parte de la tradición educativa en el régimen colonial, en la ciudad de Zacatecas, capital de la provincia del mismo nombre, los jesuitas se preocuparon por atender desde su arribo una escuela de primeras letras como un nivel previo a los estudios de mínimos y menores que atendían en su Colegio y en el que se enseñaba la gramática latina como base para el siguiente nivel de medianos y mayores. Pero la base de toda la educación la constituía la enseñanza de la lectura, la escritura y la aritmética elemental al lado de los preceptos de la religión cristiana. Por lo tanto, era una necesidad obligada contar con una escuela en la que los niños zacatecanos adquieran los conocimientos de estos ramos. El largo tiempo que va de la llegada de los regulares de la Compañía de Jesús hasta su expulsión, es un periodo sobre el que existe muy poca información sobre la escuela de primeras letras que establecieron en el Real minero.

Uno de los primeros autores que hacen mención a la fundación del Colegio de San Luis Gonzaga, es el padre Joseph Mariano Esteban de Bezanilla Mier y Campa,3  que entre los cargos que ocupó están el de haber sido el primer catedrático de la facultad de teología de ese Real Colegio seminario. La fundación de un colegio, más si ocurría en una cabecera de provincia, implicaba posesión de terrenos, capital para su fábrica material (construcción) y rentas para su mantenimiento. En el plano económico, los colegios jesuitas que no se reducían a la comunidad de los regulares de la orden religiosa, funcionaban como verdaderas empresas en el lato sentido de la palabra. Para darnos una idea, en 1711, quien fungía como encargado del colegio grande de Zacatecas, informaba: “El colegio posee una dotación de 27 sitios: 25 de ganado mayor, dos de ganado menor y diez caballerías de tierra en los altos de Sombrerete, y hay que agregar a las Haciendas de Cieneguilla y Ciénaga Grande, la de Santa Rita de Tetillas, así como 45 casas y solares de la congregación gravadas a favor de algunas obras pías y culto en 40, 033 pesos, y 19 casas más que posee el colegio”.4

Los jesuitas hicieron su arribo a Zacatecas en 1574, dos años después de que habían pisado tierras de la Nueva España. Una de las primeras acciones que hicieron tras establecerse en la ciudad fue abrir una escuela de primeras letras. Al instruir a la “juventud” de la ciudad, además de ganarse el afecto de los vecinos, sentaron las bases para contar con candidatos para la clase de gramática latina una vez que fundaran en forma su colegio. En el año de 1616, gracias a la donación que les hicieran de la hacienda de Cieneguilla el maestre de Campo don Vicente Saldívar Mendoza y su esposa doña Ana Temiño de Bañuelos, quienes además proporcionaron 100 mil pesos para su fundación, comenzaron la edificación (en el actual edificio del Museo Pedro Coronel) de su casa residencia.5  El colegio jesuita recibió el nombre de Colegio de la Compañía o Comunidad de la Purísima Concepción. Para el año de 1754 cuando se le anexo el seminario se le conocía también como Colegio Grande. Una vez que su residencia se convirtió en comunidad de religiosos, con las rentas de los bienes que les heredaron sus benefactores hicieron efectiva una de las condiciones que aquellos les habían fijado y que consistía en los regulares de la compañía deberían “enseñar a la juventud las primeras letras”.6 La siguiente abordara el inicio del proceso de la instrucción primaria que tomó como base dos escuelas cuyo sostenimiento dependió de los caudales dejados por los jesuitas.

 

1 Referencias.

 

2 Vega, Mercedes de, (2005), Los dilemas de la organización autónoma, México, El Colegio de México, p. 47.

 

3 Véase a Joseph Mariano Esteban de Bezanilla Mier y Campa, Muralla Zacatecana de doce preciosas piedras erigidas en doce sagrados títulos y contempladas en el patrocinio y patronato de su augustísima para el día de cada mes, México, impresa por don Felipe de Zúñiga y Ontiveros, reimpresa en Zacatecas por el “Ilustrador católico”, 1903.

 

4 Vidal, Salvador, (1958), Colegio de San Luis Gonzaga de Zacatecas, Zacatecas, México, Imprenta Arciniega, p. 6.

 

5 Ídem. p. 6. Sobre la fecha de la fundación y los donantes coinciden el padre Joseph Mariano Esteban de Bezanilla Mier y Campa, en su obra Muralla Zacatecana (1788) y Elías Amador en su Bosquejo histórico de Zacatecas (1982). Datos que coinciden con los proporcionados en varios documentos del AHEZ, Fondo Ayuntamiento, Serie Educación, Caja 1.

 

6 AHEZ. Fondo Ayuntamiento, serie enseñanza, caja 1, doc. 3.

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