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domingo, 12 mayo, 2024
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Un mundo inmundo

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

  • Inercia

El señor Foster, director del Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de Londres, llevó a un grupo de estudiantes a la sala de guardería; pidió a la enfermera a cargo que colocara flores y libros en una mesa, que enseguida trajera a los niños, quienes entusiasmados comenzaron a disfrutar de ambas cosas. Entonces, con una orden del señor Foster, la enfermera hizo dos explosiones y una descarga eléctrica en los pequeños, quienes lloraron y gritaron de terror, por lo que el señor Foster explica a sus alumnos:

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“Los libros y ruidos fuertes, flores y descargas eléctricas; en la mente de aquellos niños ambas cosas se hallaban  ya fuertemente relacionadas entre sí; y al cabo de doscientas repeticiones de la misma o parecida lección formarían ya una unión indisoluble. Lo que el hombre ha unido, la Naturaleza no puede separarlo.”

Aunque tales eventos se desarrollan en el capítulo 2 de la ficción llamada Un mundo feliz, de Aldous Huxley, el parangón con nuestra actual sociedad es evidente, sólo que a esta realidad habría que titularla como “Un mundo inmundo”.

 

Condicionamiento Neo-Pavloviano

Decir que México es como la guardería propuesta por Huxley suena extremista, pero así es. Después de repetir tantos gobernantes, que a su vez repiten las mismas doctrinas, desde luego que nos hemos desarrollado en un ambiente manipulado, donde relacionamos la política directamente con la corrupción. La manipulación está en todo lo que nos rodea, siendo los medios masivos de comunicación una fiel réplica de este sistema pavloviano en el que nos encontramos esclavizados.

Recientemente, con el auge de la vida virtual y la libertad que representa, los mexicanos encontramos refugio ahí, que es lugar de expresión y muchas veces de organización para el despertar de la conciencia social. Dado este fenómeno, nuestro copetón señor Foster, al sentirse amenazado ha emprendido una serie de artimañas para tratar de contener un posible motín. Esas astucias se llaman “reformas” y “leyes”, las cuales está creando y modificando a su conveniencia.

Y esto, tiene el mismo efecto violento que las explosiones y los electroshocks, pues al ser tantas nuevas leyes y reformas a la constitución, y todas con el mismo negro propósito, el pueblo aturdido no logra disociar unas de otras; están siendo aplicadas todas las descargas eléctricas a la vez.

Por ejemplo, mientras se debate  la polémica Ley de telecomunicaciones, la Ley de movilización está logrando terreno en varios estados del país sin que lo podamos evitar. Ésta, a grandes rasgos, pretende que las manifestaciones sólo se hagan “con fines lícitos”; que se dé aviso a las autoridades por escrito con 48 horas de antelación y permite a los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Federal la facultad de “controlar las manifestaciones”; en Puebla, por ejemplo, este lunes se aprobó la Ley para Proteger los Derechos Humanos, que regula el uso legítimo de la fuerza por parte de los elementos de las instituciones policiales del estado y que avala el uso de armas para disolver manifestaciones “violentas”, según información de la revista Proceso.

El truco de esto radica en que, se está aprobando esta ley de forma aislada, es decir, en los Estados, aprovechando la desunión que merma en el país, para que no se pueda percibir de manera directa. En el Distrito Federal, que es el lugar por antonomasia en el que se concentran las manifestaciones masivas de todos los estados, la Ley de movilización ya fue aprobada desde el 30 de abril del año en curso, siendo éste un hecho más que local, de trascendencia nacional.

 

Un gramo de soma

En el mundo propuesto por Huxley se dice que “un gramo de soma quita al menos dos sentimientos desagradables”. Si pensamos en lo que nos desagrada de toda la descomposición política y social de México, podemos enumerar una larga y significativa lista de cosas: La corrupción, la pobreza, la violencia, el clasismo, la ignorancia, el desempleo…

Pensemos ahora en las dosis de soma que consumimos a diario: Telenovelas, noticieros manipulados, alcohol, fútbol, compras compulsivas, la banalidad del internet, lo que sea que nos permita fugarnos de esta realidad, lo que sea que ofrezca un bienestar aunque sea artificial entre tanta miseria y desesperación. Y ya que se trata de somas que produce el mismo sistema en el que vivimos, son destructivos.

En este panorama, permanecemos atrapados como niños, y como niños nos sentimos dependientes, a expensas de aquellos que están al frente de esta sala de experimentos conductuales. Se nos ha olvidado que este mundo mexicano, aunque agresivo y terrible, es nuestro, que es una república democrática, y que esto no solo consiste en dar un voto en periodos electorales, sino en participar de forma activa en los procesos que ocurren cada día. Más significativo aún es que no olvidemos nuestra importancia dentro de todo el sistema, pues para que haya villanos, se necesitan cobardes.

El hecho de que últimamente se esté apretando al pueblo, que no se le vaya a permitir manifestarse, revela no solo que las altas cúpulas del poder sean sádicas, también refleja que la sociedad está recuperando su poder, valor y libertad. ■

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