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sábado, 4 mayo, 2024
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Enajenación, Ideología y Política en el México de hoy

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

He insistido sobre la enajenación ideológica y política de la propia derecha mexicana, y no sólo de la enajenación, que es comprensible, exista entre los sectores desposeídos. A petición de algunas personas que suelen leerme, trataré de ser más claro en mis apreciaciones sobre esos temas en el contexto histórico que vivimos.

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Recapitulando, la semana pasada cité a Martha Harnecker de que la ideología “…se ejerce sobre la conciencia de los explotados para hacerles aceptar como natural su condición de explotados… (pero a la vez) … se ejerce sobre los miembros de la clase dominante para permitirles ejercer, como natural, su explotación y su dominación”.

Ha sido insuficientemente socializado que en el proceso de apropiación del plustrabajo, por parte del Capital, el creador del producto se separa del mismo y éste se le presenta como: (1) extraño, (2) alienado y (3) enajenado y todo ello resulta del tipo de relaciones que se han tejido en la sociedad actual.

Estas relaciones sociales son necesarias e independientes de la voluntad individual. El modo como se tejen y modifican corresponde a las Fuerzas Productivas del momento. Lo llamamos Estructura Económica que, para el marxismo, es el fundamento del que emergen formas de Conciencia Social que tradicionalmente se ha identificado como Superestructura, palabra que para Marx nunca fue un concepto, sino una manera metafórica de presentar una analogía que permitiera una mejor comprensión.

El marxismo vulgar ha hecho separación “conceptual” entre Estructura y Superestructura. Para Marx nunca fueron conceptos, sólo metáforas que no mencionó más de 3 veces a lo largo de toda su obra. Para el creador de “El Capital” sólo existió la estructura de la sociedad en la que se podía identificar aspectos directamente materiales y otros de expresiones de Conciencia Social, entre los que mencionó la política, la ideología, la cultura, las instituciones, el derecho y el Estado.

Desde esta perspectiva, el concepto de alienación aparece firmemente fusionado con el de enajenación, que significa separación de la producción de su propio productor. A partir de ello, han de emerger una serie de aspectos ideológicos tendientes a encubrir, justificar, defender y preservar el orden de explotación (desposesión-apropiación) y esos aspectos ideológicos que van desde el discurso político, empresarial, sindical y se constata en los contratos de trabajo (expresión jurídica) lo hace aparecer como un proceso normal, natural y que, a primera vista, pareciera incuestionablemente imposible de evitar. Así se IDEALIZA esa realidad social.

En tal caso, la producción se le revela a su creador en la proporción que crece la acumulación de lo que le es apropiado. Esa apropiación se traduce no sólo en poder material, sino también en poder ideológico, político y jurídico y aparece ejerciendo su fuerza de sometimiento al productor. Estamos hablando, hasta aquí, de una forma pura y abstracta, pero concordante con el movimiento realmente histórico del proceso.

Más en concreto, y brincando eslabones, podemos observar que, en la sociedad capitalista de nuestros días, la misma burguesía mexicana, sometida a la burguesía imperial, principalmente de Estados Unidos y Europa, se presenta alienada (separada) de una parte del plusvalor que extrae de las clases y sectores productivos mexicanos, proceso que nuestro amigo economista Chileno Víctor M. Figueroa denomina “neocolonialismo industrial”.

A partir de esa lógica social es que la derecha corrupta mexicana (personificación política del capital nacional proimperial) asume una narrativa defensora de relaciones económicas que no sólo afecta a los segmentos directamente imbuidos en los procesos productivos, sino a los mismos sectores explotadores de México que defienden, tan airada y celosamente, el retorno de un patrón de crecimiento económico neoliberal que nada, o poco, tiene que ofrecer al proceso de desarrollo nacional.

“El despertar de las conciencias” de las que habla el presidente López Obrador es un hecho real que se manifiesta en la adquisición de un mayor grado de conciencia social de la población mexicana y ante la cual los partidos políticos no han mostrado ser “vanguardias” (al estilo leninista) para encausar un proyecto social. Ni siquiera el partido MORENA ha mostrado ese alcance de miras. Lo cual no significa que, entre algunos de sus integrantes, exista una cierta tendencia a la reflexión teórica de los grandes retos nacionales y alguna vinculación con sectores progresistas.

La ausencia de alternativa es más evidente en el caso de la derecha corrupta (concepto que utilizo para identificar un comportamiento y no una ofensa despectiva), entre la que existe una mezcolanza empresarial procolonialista, la sumatoria de grupos que se venían beneficiando de la corrupción, como lo son algunos intelectuales, empresas corruptas, medios monopólicos “chayoteros” y partidos de derecha tradicional como el PAN, el remedo del antiguo PRIísmo y la falsa “izquierda” encapsulada en el PRD.

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