México tiene en su haber dos grandes y prestigiadas instituciones educativas de enseñanza superior creadas para la formación de la juventud de nuestro país. Se trata de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fundada por Justo Sierra el 22 de septiembre de 1910 y dotada de autonomía en mayo de 1929 cuando el presidente Emilio Portes Gil, publicó la Ley Orgánica correspondiente.
La otra, es el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Creado por decreto del presidente Lázaro Cárdenas en 1937. Dos años antes, encomendó a una comisión su estructura. El proyecto fue dirigido por quien era el Secretario de Educación Pública Gonzalo Vázquez Vela. Su objetivo inicial fue la formación de técnicos y obreros calificados y absorbió a otras instituciones de enseñanza técnica. Tiene a cargo a las escuelas vocacionales y su Ley Orgánica le otorgó autonomía para determinar planes y programas de estudio.
El status que hoy tienen ambas instituciones, se ha logrado gracias a movimientos estudiantiles que han costado sangre, pérdidas humanas, persecuciones, detenciones, tortura y muerte de muchos estudiantes y académicos. De referencia histórica encontramos huelgas estudiantiles de 1942. 1950. 1956, destacando, por supuesto, el gran Movimiento Estudiantil de 1968.
Inexplicablemente el día 6 del mes que transcurre, se publicó en el DOF un acuerdo por el que se adscribieron orgánicamente las unidades administrativas y órganos desconcentrados de la SEP. En este acuerdo se estableció también la adscripción del Instituto Politécnico Nacional a la Subsecretaría de Educación Superior.
Después, el día 13, Aurelio Nuño Meyer, secretario de Educación Pública, anunció que por instrucciones del presidente Enrique Peña Nieto, y por reconocimiento al desempeño del Instituto Politécnico Nacional como actor fundamental en el proyecto educativo nacional, ese centro educativo ahora quedará adscrito a la oficina del secretario de la SEP.
Ante esta improvisada decisión carente de sustento real, surgen obviamente inquietudes e inconformidades por parte de la comunidad del IPN, exigiendo la presencia del señor Nuño para que dialogue con los estudiantes y les explique en qué consiste esa medida tan innecesaria. El funcionario se ha negado rotundamente a acudir ante los estudiantes. Solo se esfuerza concretándose a decir que en nada se les perjudicará que todo va a seguir igual, que no habrá injerencia en la vida interna de esa institución, como tampoco en los planes y programas de estudios. No afectará por supuesto ningún derecho de trabajadores o docentes. Que el Instituto es, y seguirá siendo un órgano desconcentrado. Entre más insiste su actitud queda en entredicho.
Puedo estar convencida que la grandeza de Nuño Meyer la sustenta en el Reglamento Interior de la Secretaría Pública, toda vez que tal disposición legal, establece que esa Secretaría es una dependencia del Poder Ejecutivo Federal, que tiene a su cargo el ejercicio de las atribuciones que le confieren: 1.- La Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. 2.- La Ley General de Educación. 3.- Ley Federal del Servicio Profesional Docente. 4.- Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. 5.- Reglamentos, decretos, acuerdos y disposiciones que emita el Presidente de la República. Son apéndices del presidencialismo mexicano…y si a esto le agregamos el hecho de que los Secretarios de Estado son incondicionales del titular del poder ejecutivo, ¿cuáles serían las limitaciones que deben asistirle?
Uno de los orgullos del presidente Peña es la reforma educativa. Después de tres años no existen resultados. Y no existen porque simplemente no se ha implementado. Nunca se va a lograr como pretende el gobierno y mucho menos como el Secretario Nuño lo hace: golpeando maestros, descontando su salario a los manifestantes, encarcelándolos. En pocas palabras, no puede implementarse violentamente una reforma que a su vez, va a generar más violencia. Esta dinámica no ayuda al país, pues se trata de una forma de justicia en la cual, el agredido responde a su agresor en la misma proporción, como en la era del “ojo por ojo” y “diente por diente”. Nuño ya tiene bastantes problemas sin resolver con la reforma educativa.
Tomemos en cuenta que toda la comunidad del IPN merece respeto y, hasta las 24 horas del día 12 del mes que transcurre, ningún ordenamiento legal disponía que el Instituto debe estar adscrito a la oficina del flamante señor Aurelio Nuño Meyer. Con su actitud, el Secretario de Educación Pública incurre en una franca agresión contra el IPN. No se juega con los estudiantes. Hacerlo en las actuales condiciones, sería tanto como encender una mecha para provocar un estallido social de lamentables consecuencias.
No entiendo la codicia del personaje de este comentario. Para aspirar a la silla presidencial de 2018, se deben “enfrentar” problemas ¿o no? ¿Es tan mínimo su valor y su precio frente al de Miguel Ángel Osorio Chong? Este último, al inicio de octubre de 2014, pocos días después de lo de Ayotzinapa, en un templete improvisado por los estudiantes del Poli en la calle frente a la Secretaría de Gobernación, bajo la lluvia atendió a los estudiantes que entregaron un pliego petitorio dentro del cual, se solicitaba la renuncia de su anterior directora Yoloxóchitl Bustamante Díez. ■
