Las de los liberales puros tuvieron “un elemento patriótico”; el Estado se anteponía a otras instancias
La defensa del nacionalismo juarista quedó “muy enmarcada en el rechazo a los intereses franceses”
No hay comparación posible entre las reformas estructurales recientemente establecidas en el país y las que impulsaron Juárez y su grupo de “liberales puros”; estas últimas, tuvieron “un elemento patriótico”, el poner al Estado por encima de otras instancias que operaban como tal, y que se definirían como los poderes fácticos de aquella época, vinculados a las élites: la Iglesia católica, los agiotistas, los comerciantes, los latifundistas e incluso los intereses extranjeros, expuso René Amaro Peñaflores.
El docente investigador en la Maestría Doctorado en Historia de la Universidad Autónoma de Zacatecas destacó al 21 de marzo como una de las fechas más importantes del calendario cívico, pues conmemora el natalicio “de uno de los más grandes patriotas, probablemente el más grande patriota que tenga la historia de México”.
Benito Juárez García, quien naciera hace 212 años, encabezó al “grupo de liberales puros que permitieron institucionalizar un Estado mexicano moderno, un conjunto de bases políticas y de prácticas sociales y culturales que le dieron sentido, y culminaron con esa constitución liberal de 1857, esa constitución iusnaturalista que fue garante de los derechos naturales del hombre; de la libertad, pero también de la propiedad, y otros, que serían los artífices de lo que se va a conocer como el Estado laico, hoy justamente en crisis”.
Desde el priísmo neoliberal se ha comparado la obra de Benito Juárez con las reformas estructurales impulsadas por Enrique Peña Nieto, así lo hizo en 2016 la entonces dirigente del tricolor, Carolina Monroy del Mazo.
Este 2018, y en el contexto del preámbulo de una elección que renovará la Presidencia de la República, la forma de recordar al prócer fue un escueto acto en Palacio Nacional encabezado por el hombre de Atlacomulco, que implicó una guardia de honor y la colocación de una ofrenda floral.
Juárez llevó a cabo una serie de políticas públicas que historiadores como Marcello Carmagnani han denominado, ya para la parte de la República Restaurada en que comenzó un periodo de paz y cierta estabilidad económica, de articulación entre el Estado y el mercado, expuso René Amaro Peñaflores.
Y sostuvo que no hay comparación posible con las reformas estructurales actuales “porque algo que habría que remarcar es que esas políticas públicas juaristas, ese Estado y mercado tenían un elemento fundamental que no tienen éstas: el elemento patriótico, que buscó fortalecer a un Estado por encima de las otras instancias que operaban como tal”.
Las Leyes de Reforma, no solamente la Ley Lerdo de 1856, sino sobre todo la nacionalización de los bienes eclesiásticos entre el 59 y el 61, fueron fundamentales para llevar a cabo este fortalecimiento; eso significó derrotar o establecer una hegemonía sobre esos poderes fácticos, dijo.
Pero también y de manera significativa la defensa del nacionalismo juarista quedó “muy enmarcada en el rechazo a los intereses franceses, en concreto al Imperio de Maximiliano”.
El historiador observó que si bien el grupo de liberales mexicanos miraban hacia los Estados Unidos como un ejemplo porque aquel país estaba emergiendo supuestamente como una nación democrática en la segunda mitad del siglo 19, “tenían muy claro lo que el México necesitaba, no un capital externo para que llegara y estableciera un neocolonialismo, sino para que fuera palanca del desarrollo”.
“Es decir, que se establecieran una serie de medidas que abrieran las puertas al capital pero siempre y cuando beneficiaran a México, y que en ningún sentido hicieran peligrar su soberanía y menos su independencia”.
Amaro Peñaflores dijo que pueden discutirse las problemáticas en torno del contexto de la Guerra de Reforma entre 1858 y 1860 que originaron el Tratado MacLane-Ocampo, mismo que le otorgaba una serie de prerrogativas a los Estados Unidos en el Itsmo de Tehuantepec.
“Yo creo que al margen de eso y de una explicación histórica de porqué se firmó, y que luego no tuvo vigencia porque lo rechazó el propio senado norteamericano, pero las posturas de Juárez siempre fueron patrióticas”.
Así lo exhibe sostuvo, el primer presupuesto que hizo con Matías Ramos, su secretario de Hacienda en la República Restaurada.
“Estamos hablando de una camada de patriotas encabezada por Juárez”, que incluye a Melchor Ocampo, a Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, y a José María Iglesias; “patriotas que estaban buscando que México realmente saliera adelante”.
El grupo gobernante neoliberal perdió la retroalimentación ideológica con la Revolución Mexicana, y aunque han buscado en el liberalismo social, en las ideas decimonónicas de Juárez e Ignacio Ramírez hacerlo, no hay comparación posible, reiteró.
“Hoy vemos en el contexto actual del Estado mexicano que dejó de ser laico. Esa herencia de la laicización no se ha defendido, no para ponerse contra las iglesias sino para establecer márgenes de soberanía y situarlas en su papel dentro de la estructura social”.
Dijo que los neoliberales han buscado y buscarán alimentarse de aquel liberalismo social, “pero evidentemente no existe un ápice de patriotismo y por supuesto de la defensa de los intereses nacionales”.
La reciente conmemoración de la Expropiación petrolera del pasado 18 de marzo dejó ver, “lo que ha hecho este régimen, entregar a los intereses extranjeros y a los propios nacionales vinculados con ellos, la riqueza nacional. Es inconcebible que eso se hubiera dado con Juárez”.
El legado histórico de los liberales puros le dio identidad a México, “esta fecha del 21 de marzo es central, clave”, y por tanto deberían “nuestros políticos, nuestros dirigentes y toda la sociedad, buscar aprender un poco las lecciones ahí plasmadas”.
El docente investigador dijo que hay que acercarse al análisis del significado del 21 de marzo de manera crítica, que significaría consideró, reflexionar y comparar en términos históricos lo que ocurrió con aquel México decimonónico y lo que está ocurriendo hoy en día con el país, “con nuestra soberanía y nuestra independencia”.
“No es fácil abrevar de ella –de la historia- y luego aplicarla, pero sí tenemos que hacer esos esfuerzos que le darían mucho más sentido a la conmemoración, a la memoria histórica”.