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sábado, 27 abril, 2024
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Cuando Villa pasó por Zacatecas: la construcción del héroe nacional

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Por: MARÍA DEL CARMEN REYES GARCÍA •

En 2014 conmemoramos el centenario de la batalla de la Toma de Zacatecas, la cual fue decisiva en el rumbo de la Revolución Mexicana de 1910, que como es bien sabido, inició con el objetivo de derrocar al entonces dictador Porfirio Díaz.
En el imaginario colectivo de los zacatecanos la figura emblemática y que representa por excelencia este acontecimiento es Pancho Villa, el Centauro del Norte y su ejército de Los Dorados. El héroe revolucionario, el ícono del movimiento es el que condensa las aspiraciones de un movimiento social, y en la memoria de un pueblo es el símbolo perfecto sobre el cual recae el festejo del centenario de la batalla, pero también el reclamo social, el rescate, valorización y promoción de esa importante parte de la historia de Zacatecas.

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Si analizamos este suceso enfocándonos en la figura del héroe, es decir, a partir de la presencia del Centauro del Norte y las consecuencias históricas de la batalla, es que adquiere sentido recordar la Toma de 1914, pues esa no fue la primera vez que se libró una batalla armada en la ciudad, sin embargo, es la figura de Villa, como héroe nacional, la que hace que propios y extraños hagan un ejercicio evocador cada vez que caminan por las calles de la ciudad y en los alrededores, por donde tuvo que haber pasado Villa, para llegar a la capital.
Incluso es sabido que los cronistas de los municipios cercanos se han dado a la tarea de tratar de documentar cada detalle del recorrido del Centauro y sus Dorados, rumbo a la ciudad, recurriendo a la mismas frases evocadoras, pero con la autoridad que les confiere el ser los guardianes de la historia: “hay datos que corroboran… que por aquí pasó Villa”.

Incluso se perdona que no haya sido un hombre impecable en su conducta, justificando constantemente sus actos y brindando realce a sus buenas acciones, a saber, “tuvo hijos por donde quiera”… O aun el hecho de que fuera buscado por las autoridades de Estados Unidos, ha repercutido en el orgullo nacional que causa, y se ha popularizado su cartel de “Se busca”, pues se logra sacar la frustración que la vecindad con el país del norte ha producido históricamente al pueblo mexicano.
La figura del héroe nacional, posee un vínculo férreo con lo moral, que provoca la nostalgia del héroe y el anhelo colectivo de su vuelta. Además posee una personalidad social, pues es resultado de un proceso que incluye el conocimiento y socialización de sus actos, el héroe existe porque una sociedad lo respalda, no es el que se impuso, no es el que se elige, sino que se trata del que una población local, regional y nacional recuerda, resignifica y hereda a las generaciones venideras.

La creación de un héroe nacional es un diálogo, pues su identidad se forma en la localidad, que a su vez repercute en el conocimiento universal de sus actos, y a que reciba el título de héroe nacional. Como sucede con Pancho Villa, quien a pesar de no ser originario de Zacatecas, sus acciones en el norte del país han hecho que sea una figura emblemática para la región, convirtiéndose por ello en héroe nacional. La contraparte geográfica, es decir, el héroe nacional favorito de la región sur del país es Emiliano Zapata, quien no peleó en el norte, no pasó por sus calles, por lo que la sociedad norteña no es tan apegada con la figura de Zapata, y funciona inversamente para Villa en el sur del país. Aunque hay que reconocer que a nivel nacional se siente particular orgullo cuando se habla de la vez que ambos posaron para una foto en la ciudad de México, capital de la nación y punto de encuentro y conciliación entre los partidarios de uno y de otro.

Villa es del norte, y la sociedad que le admira también, pues se trata incluso del nexo que existe con el paisaje, una tierra árida, agreste, fría, y no sería posible adoptar el mito de Zapata, quién era de una tierra fértil, con un clima templado y mucha vegetación, se trata de cómo se forman las identidades locales y regionales y se fraguan en el paisaje, pues sin caer en determinismos geográficos ni generalizaciones, recordemos que la historia de los pueblos, sus aspiraciones y sus logros colectivos, su carácter y psicología están así ligados a su paisaje.

Es la conjunción de espacio y tiempo lo que dotan de sentido los actos de la sociedad; La Toma de 1914 es la que se guardó en la memoria colectiva, es la que dejó una marca indeleble en los zacatecanos, y no las otras tomas, pues la batalla del 23 de junio fue la que redefinió la Revolución Mexicana y por lo tanto el rumbo del país; fue en esta batalla cuando un héroe nacional se convirtió en parte de la identidad de Zacatecas, en un referente histórico, cultural y social. Fue en la Batalla de 1914 cuando Villa pasó por Zacatecas. ■

*Asociación de Historiadores Elías Amador A. C.

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