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viernes, 26 abril, 2024
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Almudena Grandes. ‘Siempre igual, lo mismo en todas partes’

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Por: Mauricio Flores •

La Gualdra 314 / Libros

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No es que uno busque siempre la alegría. En la literatura. O lo contrario. La tristeza. O ni una ni otra, más bien abiertos siempre a la sorpresa, en la que confiamos llegará cuando abrimos un libro.

Pero lo que pasa (al menos me pasa a mí) con las novelas de la madrileña Almudena Grandes (1960) es que la habitación en espacios de dolor está garantizada. Cómo no, al menos en estas cuatro gordas entregas de lo que ella llama Episodios de una Guerra Interminable, Inés y la alegría, El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita y hace apenas unas semanas Los pacientes del doctor García, si de lo que nos hablan es de la catástrofe que para la libertad significó la Guerra Civil Española.

Ese suceso acontecido en los prolegómenos de ese otro gran conflicto planetario y al que pronto los historiadores le asignaron las mayúsculas iniciales, aunque algunos, como el recientemente fallecido Marcelino Perelló, le negaran lo de guerra, lo de civil y lo de española. Por qué, puesto por pertenecer a un suceso mayor cuyas proyecciones trascendieron tiempos y espacios. La derrota de la libertad. Sin más.

Triste, dije ya, cuando nos habla de un conjunto de hombres y mujeres al que les tocó perder la guerra, desde la piel y la entraña de ellos mismos. Seres intensamente emocionales a los que la pasión los acompaña todos los días en la integridad de los órdenes de sus vidas, y que aunque infortunados saben reconocer “en la desdicha de otra persona” las capacidades para ser felices (aunque se escuche contradictorio, sabiendo siempre diferenciar entre alegría y felicidad). Unos y otros.

Recordará el lector los apartados previos novelados en la saga por Almudena Grandes (más de 2 mil 500 páginas): las cárceles del franquismo y la resistencia guerrillera. Toca turno a los intentos por darle continuidad al gobierno republicano, lo que nos lleva a territorios internacionales al seguirle la pista a una red de protección a prófugos y criminales de guerra nazis, casi clandestina. Algo que sólo fue posible mediante la complicidad del régimen de Franco, como también sólo combatible desde los grupos sobrevivientes de la República, especialmente los comunistas.

Herida y en el exilio, la República identificara en su oposición a la barbarie nazi un gozne para internacionalizar el dilema español, la lenta noche de hambre y represión. Aún más si un par de hombres, con “la oportunidad” de trabajar por sus ideas, falsean distintas personalidades para llegar al núcleo de la organización encabezada en el mismo Madrid de penurias por Clara Stauffer, cercana a las instituciones más conservadoras del régimen, quien con mucha astucia se maquilla de benefactora social.

Hasta dónde llegarán en su intromisión en la red Guillermo García Medina y Manuel Arroyo Benítez (impostores, clandestinos, siempre al punto de ser derrumbados, “representación dentro de otra representación, en el centro de una tercera representación que había sido mi vida”, dice el primero) ya conocidos en estos episodios de la guerra que no termina, lo descubrirá el lector en los viajes a distintos espacios y tiempos que se inventa la novelista, siempre tejiendo lo verdadero con lo verosímil.

De Madrid a Buenos Aires, Berlín y otros lugares, entre el 36 y el 77, incluidas estaciones en Café de los Angelitos de Aníbal Troilo o el mítico concierto del catalán Raimon del 22 de mayo de 68 en la Universidad Complutense, el de Al vent, en la entonces proscrita lengua, y es que en la larga extensión de la vida estos personajes todo pareciera ser “la misma mierda de siempre, ¿sabes? Todo igual, aquí y allí, siempre igual, lo mismo en todas partes…”.

Desolación de la quimera
Hoy cuando a tu tierra ya no necesitas,
Aún en estos libros te es querida y necesaria,
Más real y entresoñada que la otra;
No esa, mas aquella es hoy tu tierra.
La que Galdós a conocer te diese,
Como él tolerante de lealtad contraria,
Según la tradición generosa de Cervantes,
Heroica viviendo, heroica luchando
Por el futuro que era el suyo,
No el siniestro pasado donde a la otra han vuelto.

La real para ti no es esa España obscena y deprimente
En la que regentea hoy la canalla,
Sino esta España viva y siempre noble
Que Galdós en sus libros ha creado.
De aquella nos consuela y cura esta.

 

Luis Cernuda, “Díptico español”

Desolación de la Quimera (1956-1962)

 

 

 

Próximas novelas de Episodios de una Guerra Interminable

 

  1. La madre de Frankenstein. Agonía y muerte de Aurora Rodríguez Carballeria en el apogeo de la España nacionalcatólica, Manicomio de Ciempozuelos (Madrid), 1955-1956
  2. Mariano en Bidasoa. Los topos de larga duración, la emigración económica interior y los 25 años de paz, Castuera (Badajoz)-Eibar (Guipúzcoa), 1939-1964

 

***

 

Almudena Grandes, Los pacientes del doctor García, Tusquets, México, 2017, 766 pp.

* @mauflos

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_314

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