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sábado, 18 mayo, 2024
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Turbulencias y futuro de la UAZ

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Por: PEDRO LÓPEZ JÁCQUEZ* •

Los tiempos modernos en los que se encuentra sumergida nuestra universidad, están caracterizados:

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Por una permanente tentación de agentes externos a la institución para intervenir en ella con fines totalmente ajenos al espíritu de autonomía universitaria.

Por una recurrente y galopante crisis económica, que se refleja en un creciente endeudamiento universitario que compromete las finanzas y la viabilidad institucional.

Por una visión de administración y desarrollo universitario comprometida solo con las restrictivas políticas del Estado mexicano, olvidándose de los principios que le dieron vida, identidad y tradición a la institución.

Por una falta de administradores que se caractericen por su honestidad y capacidad de gestión, que le permitan a la universidad salir del bache en que está sumergida, y que no estén preocupados solo por el enriquecimiento personal.

Por una falta de liderazgos con visión de futuro académico propio, que le permitan a la universidad insertarse o ser actor fundamental en la transformación del modelo de desarrollo que reclama la sociedad actual.

Por una falta de visión en los programas académicos que siguen anclados en la tradicionalidad, ajenos a las necesidades de la nueva realidad y que impacten positivamente en el desarrollo nacional, estatal y/o municipal.

Por líderes universitarios anquilosados impuestos a marcar y negociar el rumbo institucional y que no comprenden que llego la hora del relevo generacional.

Por una planta docente y administrativa tradicional adormecida por la droga de la apatía que no quiere salir de su zona de confort.

Por una nueva generación de docentes que no entienden la historia de una universidad como la nuestra y el significado de la universidad pública y en consecuencia la necesidad de luchar por mejores condiciones de trabajo y desempeño en sus labores académicas.

Por una falta de sensibilidad de quienes conducen a la institución ante las sentidas demandas de la sociedad y en particular de los adolescentes y jóvenes que aspiran a ser parte de esta gran comunidad y les cierran las puertas olvidados de los principios que le dieron vida.

Por tener un estudiantado inmóvil que a pesar de los golpes que las nuevas políticas gubernamentales desde el exterior y por los administradores al interior de la institución les asestan día con día, no levantan la frente ni la voz para exigir sus derechos y que no han encontrado el detonante para despertar.

Y con una sociedad acomodaticia, que no entiende que gracias a las luchas históricas de los diferentes sectores sociales y universitarios, es como se pueden obtener mejores condiciones y oportunidades de estudio y desarrollo para sus hijos, y que de la forma en como intervengan en su participación y reflexión sobre las acciones sociales, podrán enfrentar de mejor manera las políticas públicas encaminadas a minar cada día más los derechos ciudadanos.

Por un proceso de sucesión rectoral adelantado, que lo único a lo que conduce, es a la distracción de los diferentes actores universitarios de las tareas que marcan su razón de ser, al incorporarlos antes de tiempo a la vorágine electoral.

Todo esto me permite reflexionar sobre la necesidad y la responsabilidad que como universitarios tenemos en la definición del rumbo que habrá de tomar nuestra institución para los próximos cuatro años.

Al respecto es necesario que cada quien en la institución debe de realizar su tarea en la trinchera que le corresponda y de la mejor manera:

Los científicos e investigadores, a hacer ciencia en las mejores y óptimas condiciones que la institución sea capaz de proveerles y con ello dar respuesta a los requerimientos de la sociedad y la naturaleza.

Los docentes, a desempeñarse en las aulas con un compromiso de actualización y capacitación permanente que les permita realmente coadyuvar a la formación de alumnos con una visión holística de los saberes y una visión reflexiva sobre su responsabilidad en el desarrollo de la sociedad.

Los académicos que no tienen actividad frente a grupo pero que son parte de las actividades sustantivas de la universidad, a desempeñarse como lo marca la norma para que nadie ponga en tela de juicio su existencia como personal académico.

Los administradores a ejercer su función teniendo como horizonte que su razón de ser está en proveer de las mejores condiciones de actuación y desarrollo a los sectores antes mencionados.

Los trabajadores administrativos y manuales, a desempeñarse con atingencia en las funciones adjetivas que les correspondan sin inmiscuirse en los asuntos de otros sectores.

Los estudiantes a entender que la formación que reciben los preparará para enfrentar el mercado laboral cada vez más competitivo y en consecuencia a comprometerse y exigir el desarrollo y cumplimiento de los programas académicos y planes de estudio de los que forman parte.

Ante este difícil panorama, creo que quien aspire a dirigir el destino de la universidad durante el próximo cuatrienio, deberá conocer de primera mano lo que esperan y lo que piensan los docentes, los estudiantes y los trabajadores del próximo rector y su equipo administrativo.

Deberá hacer sentir a los diferentes sectores universitarios, que tienen identidad, afinidad y pertenencia a dichos sectores.

Y deberá presentar propuestas de atención a la problemática universitaria al menos en los siguientes rubros: Viabilidad financiera de la institución, atención inmediata al endeudamiento histórico, certeza en el cumplimiento de los compromisos contractuales con su personal, solución a la seguridad social de los universitarios, propuesta para lograr un Incremento de subsidio, programa de desarrollo académico, incremento y diversificación de la oferta educativa, atención a la demanda estudiantil que ya es parte de la comunidad universitaria, incremento a la oferta de nuevos espacios educativos para los jóvenes rechazados y finalmente, vinculación permanente con los sectores productivos y sociales.

Bajo estas consideraciones problemáticas, y las exigencias planteadas anteriormente como compromisos a asumir por parte de quienes pretenden dirigir el barco universitario, si alguno de los personajes que se consideran como precandidatos a la rectoría coincide, y está dispuesto a comprometerse con estos planteamientos, sin duda ese universitario será quien obtenga mi confianza para dirigir a nuestra alma mater durante el próximo periodo rectoral. ¿Quién se apunta? ■

 

*Docente Investigador del Centro de Estudios

Prospectivos y de la Unidad Académica Preparatoria

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