José Woldenberg Karakowsky, ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), hoy en día Instituto Nacional Electoral (INE), situó como el mayor problema, para el que definió como la “democracia germinal” mexicana que se encuentra “desprotegida por todos los flancos”, el déficit de cohesión social, respecto al que, observó, no somos un país, sino muchos marcados por la desigualdad.
En este sentido, ponderó la reivindicación de lo público como un lugar de encuentro, acotando a la par, que no se le ocurre cómo hacerlo, pues en diferentes ámbitos lo que se expresa es una escisión mayor.
Woldenberg se refirió, en la sesión de preguntas y respuestas posterior a su conferencia Desencantos y realidades de la democracia, ofrecida en la sala principal del teatro Fernando Calderón, a la cancelación, por parte del INE, y luego su reintegración por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de la candidatura a la gubernatura del estado del morenista David Monreal Ávila, donde precisó, desde una lectura general del tema, que “la legislación establece con todas sus letras que si un precandidato a cualquier cargo de elección popular no entrega un informe, el Instituto Nacional Electoral no lo puede registrar”, dijo entonces que la autoridad administrativa no “puede interpretar la ley”, sino sólo aplicarla, mientras que el Tribunal “eventualmente sí puede hacer una lectura de esta índole”.
En respuesta a si fueron las probables repercusiones políticas de la cancelación del registro lo que definió la sentencia del Tribunal, agregó que “eso lo saben ustedes mejor que yo y no me voy a meter por ese sendero”.
El ex titular del entonces IFE expuso que la intencionalidad de su exposición fue “detectar las fuentes de malestar con la vida política del país” desde la ciudadanía, entre ellas, además del déficit de cohesión social, una de las 12 problemáticas detectadas en su diagnóstico, que es el estancamiento económico y sus secuelas, al que situó como fuente de desencanto, pues éste se ha aparejado al proceso de tránsito democratizador.
Habló, asimismo, de la corrupción y la impunidad como situaciones que erosionan la confianza en las instituciones públicas. Y agregó la violencia, que cuando se ejerce por las autoridades, de espaldas a los derechos humanos, se hace “más venenosa”.
Woldenberg Karakowsky sostuvo que en México se entendió la transición de 2000 como un milagro, porque no hubo un proceso pedagógico que enseñara a los habitantes del país que esto fue resultado de un proceso democrático que tiene sus orígenes en seis reformas iniciadas la primera en 1976, y por lo tanto, la ciudadanía no se ha apropiado de este logro.
Observó, además, que “no nos acabamos de creer que el pluralismo es una buena cosa”, por lo que sigue oponiéndose el que cada uno crea que sus intereses y visiones son las correctas.
