29.2 C
Zacatecas
sábado, 4 mayo, 2024
spot_img

El vuelo

Más Leídas

- Publicidad -

Por: MARIANA TERÁN •

Si fuera madre de uno de los estudiantes que desapareció me preguntaría de qué ha servido la cultura cívica republicana, de qué ha servido hablar de libertad, combatir por la justicia, sentirme parte de la maquinaria democrática. Si fuera madre de uno de ellos, se me acabarían las respuestas. Mi patria, mi suave patria, me lo ha dado todo, pero ahora me siento con las manos vacías.

- Publicidad -

La cultura cívica buscó formar ciudadanos a la altura de los mejores gobernantes, hombres libres, defensores de la paz, que tuvieran conciencia de su historia y fortaleza de su memoria colectiva. He leído cientos de discursos cívicos que han edificado a México: desde los independentistas hasta los revolucionarios. El horizonte fue mejorar la raza; por lo menos así lo entendí de José Vasconcelos. Qué diría Vasconcelos ahora; nosotros, los de entonces, no hemos entendido ni valorado los esfuerzos de otras generaciones. Si los valoráramos no tendríamos desaparecidos.

Si fuera madre de uno de los estudiantes que desapareció, volvería a leer la Náusea y tal vez Los hermanos Karamazov. Por quién doblan las campanas cuando llega la muerte, la desesperanza, la guerra, la desolación. Ya no sabemos por quién doblan las campanas. No hemos hecho lo suficiente para que México tenga otro rostro; he defendido la cara institucional de mi país a través del estudio del federalismo y ahora me quedo sin palabras cuando ese federalismo tiene como uno de sus principales temas la ausencia de gobernabilidad, el desequilibrio entre los poderes, la corrupción que todo lo carcome y lo pudre. Qué federalismo tiene mi país con una corrupción que ha sustituido la misión vasconceliana.

Si fuera madre de uno de los estudiantes que desapareció me preguntaría por la soberanía que hemos dejado de tener; por lo menos en Guerrero, no hay Estado mexicano, no hay soberanía territorial. El caso ha mostrado la ingobernabilidad, la complicidad de los beneficiados de la política con el negocio sucio. ¿Eso le queremos dejar a nuestros hijos? Ahora me entero que nuestro planeta, en algún momento, va a dejar de girar. Nos estamos anticipando a la profecía. El Apocalipsis está en Iguala con sus cuatro jinetes.

Soy madre y solo por eso, por nada más, me uno a las madres que no pueden dormir porque no encuentran a sus hijos. A ellas me uno en la exigencia del esclarecimiento de los hechos. Hasta ver a nuestros hijos con vida, volverá el sentido de mi suave patria y las golondrinas podrán retornar a su vuelo. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -