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viernes, 3 mayo, 2024
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Entre la marca y la audiencia

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Despedir a #CarmenAristegui para proteger la
marca es no entender al cliente. A menos de que el
cliente viva en Los Pinos.
Enrique Acevedo

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A lo largo de su trayectoria, Carmen Aristegui ha tenido en sus manos micrófonos de diversas empresas: de Grupo Imagen con Pedro Ferriz de Con, de W radio, y hasta de Televisa. De todas ellos salió con su imagen y prestigio fortalecidos porque el periodismo analítico y crítico que la caracteriza se mantuvo.

Hace cuatro años, Aristegui fue despedida de MVS luego de cuestionar si eran ciertos los rumores del alcoholismo de Felipe Calderón y de negarse a leer al aire una disculpa pública al respecto, escrita desde la presidencia. Al despido, (elocuente respuesta del cuestionamiento de la periodista) reaccionó el público con diversas manifestaciones que dieron fuerza y condiciones para la reinstalación de Carmen y su equipo.

La coacción a la libertad de expresión que vemos casi rutinariamente en asesinatos, amenazas, secuestros, exilios, desapariciones, etcétera, hoy toma el estilo Echeverría para simular que se trata un asunto interno de la empresa y su empleada.

A raíz de la incorporación de Aristegui y su equipo a la plataforma Méxicoleaks, MVS acusó públicamente de abuso de confianza a su periodista estrella por la utilización de la marca y los recursos sin su autorización. Un asunto que pudo y debió resolverse en privado, se expuso públicamente con ánimos de hacerlo crecer.

A cada golpe de MVS, Carmen respondió con firmeza, pero con tono negociador. La empresa continuó la escalada, y de la reprimenda pública pasaron al despido de dos colaboradores de Aristegui: Irving Huerta y Daniel Lizárraga, miembro y jefe respectivamente de la unidad de investigación, responsable de los reportajes que explicaron la compra de votos a través de Monex y Soriana en la elección de Peña Nieto, la red de servicios sexuales con recurso públicos que sostenía el líder del PRI en la Ciudad de México, y la casa blanca de 80 millones de pesos que Angélica Rivera supuestamente le compró a un contratista del gobierno.

La semana pasada Carmen solicitó que “voluntariamente” se restituyera a Lizárraga y Huerta. MVS respondió con nuevos lineamientos que borraban toda autonomía al trabajo periodístico y modificaban unilateralmente el contrato entre la empresa y la comunicadora. Lo cual fue calificado por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) como “un caso de censura”.

Aristegui no mordió la carnada, y aunque la “provocación para romper” era evidente, no lograron arrancarle la renuncia. MVS dio por “terminada la relación laboral” con ella el domingo por la noche.

El repudio es generalizado. Se han reunido 150 mil firmas exigiendo la continuación de su programa, y circulan múltiples llamados a borrar a MVS de las redes sociales, y a boicotear a sus anunciantes.

Políticos, intelectuales, líderes sociales y periodistas (algunos incluso de notable enemistad con Aristegui) se lamentaban por su salida. “Malas noticias para México” decía la revista Forbes, Reuters, Ap, Al jazeera, Telesur, El País, El Mundo, The Wall Street Journal, Los Ángeles Times, y El New York Times dan cuenta de la noticia relacionando el despido con la investigación que develó la Casa Blanca y el conflicto de intereses, lo cual, dicho sea de paso, contribuyó al jaque en el que está Peña Nieto (Fox dixit).

No es para menos, el despido de Aristegui y su equipo tiene que analizarse en su contexto, pues llegó justo a unos meses de la elección intermedia, a meses del escándalo de la Casa Blanca, y cuando se investigaba la compra de la casa del secretario de Hacienda. También apenas unos días después de que se nombrara a Eduardo Sánchez, ex abogado de MVS, como nuevo responsable de la comunicación social de presidencia. Agregue a todo ello que MVS se apresta a participar en la licitación de una red compartida mayorista según informa Jenaro Villamil en la revista Proceso.

Al momento de escribir estas líneas Aristegui decía que analizaría la forma de dar la batalla, pero eso sí, aseguró que la daría. Cuenta para ello con una red de protección que inteligentemente tejió desde 2011: el sitio Aristegui Noticias, que de acuerdo a regeneración.mx tenía hasta el domingo 4 millones y medio de “me gusta” en Facebook, mientras MVS tenía un millón 250 mil, Aristegui Noticias contaba con 3 millones y medio de seguidores en Twitter, MVS 870 mil, Aristegui Noticias 275 mil suscriptores en su canal de Youtube, Noticias MVS 45 mil.

Veremos. Esto tiene trazas de estar apenas empezando. Por lo pronto, la libertad de expresión afectada, el derecho a la información afectado.

Vargas se queda con el medio y la marca, Aristegui con los principios y la audiencia. ■

 

@luciamedinas

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