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domingo, 28 abril, 2024
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Charrismo neoliberal 

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Al más viejo estilo del sindicalismo charro de los años 40, los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) contrataron a personal de “seguridad privada”, los cuales por una orden (que no sabemos de dónde exactamente salió), tronaron la asamblea a golpes y agresiones directas contra la humanidad de los profesores. Ese Cuerpo de Seguridad, con individuos evidentemente entrenados, estaba ahí para obedecer órdenes de quien los contrató: cuando los hombres de traje negro inician la agresión concertada, fue por instrucciones recibidas. ¿Por qué se decidió tomar el camino de la violencia en plena asamblea electiva de la nueva dirigencia? Pues la agresión se explica por el objetivo de la asamblea: elegir a los nuevos líderes de la sección 34 del Sindicato Nacional. Los actuales dirigentes de esta organización gremial contrataron al grupo de choque que mencionamos y lo introdujo a la reunión, y también le ordenó romper la misma para suspender el acto. ¿Por qué la dirigencia sindical tomó la decisión de romper el evento electivo?  Porque los números no los favorecían: la disidencia estaba en franca mayoría. En esa circunstancia al romper la reunión en realidad lo que hacían era evitar que fueran elegidos como dirigentes seccionales profesores que pertenecen a la disidencia.

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Cuando se acuñó el vocablo “charro” (amén del accidente histórico que le dio nombre en 1948), se hacía referencia a dos rasgos: uno, fue la subordinación de los líderes sindicales a la patronal mediados por la estructura corporativa del Estado autoritario; y dos, a los métodos gansteriles que usaban para eliminar las pretensiones de independencia o autonomía sindical: fabricación de delitos, secuestros, contratación de golpeadores e intimidación de familiares. Entre los más afectados por dichas prácticas estuvo el Sindicato de Ferrocarrileros comandados por Demetrio Vallejo. Pero pronto fue práctica común en todo el sindicalismo nacional eliminar las disidencias con violencia para proteger la desleal subordinación de las dirigencias sindicales con el patrón.

Ahora regresamos a los tiempos del dinosaurio, pero con rostro neoliberal: una dirigencia del SNTE designada por las cúpulas del poder político, pero con un movimiento magisterial de base en rebelión. Les preocupa que los disidentes se posicionen en los comités seccionales y puedan perder el control del Sindicato. La represión que han sufrido los profesores del sureste del país tiene indignada  a la mayoría de la base de trabajadores de la educación, sobre todo por la abierta complicidad de los líderes nacionales. En estas circunstancias se abre la posibilidad de que pierdan por vías legales y democráticas la elección de los delegados y, en seguida, los comités seccionales. Las prácticas de imposición ya no sólo de leyes punitivas, sino ahora de sus propios dirigentes sindicales, echará más gasolina al fuego. La prudencia de las autoridades (que son las responsables de conducir los procesos) es ahora más que nunca esencial: llevar a cabo un congreso en los cauces de la legalidad, transparencia y democracia es la solución para superar estos incidentes que manchan de indignación la tierra zacatecana.

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