En estas semanas habrá un despliegue importante de análisis en torno a explicaciones del triunfo del señor Trump. La explicación tiene muchos factores y son de muy diversa especie. Igualmente sobre los efectos en nuestro país: las posibilidades son negras y también hay oportunidades. Un asunto que debe ponerse de relieve es qué intereses representa el nuevo presidente de los Estados Unidos, y eso no se ve en las declaraciones xenófobas que tanto han escandalizado, sino en su propuesta económica y fiscal. En esta última, pretende eliminar el impuesto a la herencia y bajar las aportaciones del gravamen a la renta. Estas medidas dejan ver el claro beneficio del 1 por ciento de los más ricos de EU: propiciar más acumulación en el sector de la ultra élite de la población usando al Estado para eso. Y para conseguir el voto y simpatía de los trabajadores blancos les prometió regresar el empleo a los estados de la Unión Americana, sobre todo los de corte industrial, lo cual significa cuestionar los tratados de libre comercio. Esas dos medidas implican una pelea contra aquellos migrantes que puedan ser considerados como competencia laboral de los trabajadores blancos, al mismo tiempo de agresivas medidas proteccionistas respecto de los productos manufacturados fuera de Estados Unidos y llevados a comercializar a territorio norteamericano. En resumen, México tendrá retorno de migrantes y dificultad para exportar a Estados Unidos.
Los dos fenómenos (retorno de connacionales y bloqueo a las exportaciones) dan lugar a pensar en estrategias de desarrollo económico anteriores a la entrada del neoliberalismo a México. Como disminuirían las exportaciones justo con el socio que tenemos 80 por ciento del comercio exterior, deberán reducirse las importaciones para mantener sana la balanza comercial. Así las cosas, las circunstancias nos conducen a la sustitución de importaciones y estrategias de fortalecimiento de mercado interno, como las medidas de protección de ciertos productos estratégicos nacionales. Esa idea de que el libre comercio llevaría al crecimiento económico ha resultado un fracaso, y no sólo para México. En otras palabras: es el cuestionamiento del neoliberalismo, a lo menos en algunos aspectos esenciales. Para fortalecer el mercado interno se debe impulsar la Demanda agregada, lo cual significa que el Estado requiere captar más recursos para elevar el gasto público, y para hacerlo (en ausencia de renta petrolera) se va a necesitar gravar los grandes capitales. Los gobernantes mexicanos tendrán que desenterrar a Keynes.
Eso significa que habrá cambios en las relaciones de poder en la clase política, porque los grupos neoliberales deberán ser sustituidos por otros de corte socialdemócrata, al menos. Esto es, la estrategia de sustitución de importaciones deberá seguirse de la sustitución del mando en la política nacional. Es la salida a esta nueva crisis, de otra manera, en las nuevas circunstancias seguir con las recetas neoliberales es devastador. El negro panorama puede llevarnos también a la zona de las oportunidades.
