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viernes, 26 abril, 2024
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Crisis Educativa: ¿la culpa es de los maestros?

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Desde la perspectiva de las innovaciones educativas existen diversos factores que deben considerarse para que éstas sean exitosas. En el ámbito de la educación una innovación es un cambio para la mejora, y en esa categoría pueden agruparse diversas iniciativas, desde aquellas que un profesor implementa en el aula en el proceso de enseñanza y aprendizaje hasta aquellos procesos que son impulsados desde el ámbito de las políticas públicas a manera de reformas. En cualquier caso, no puede concebirse un proceso de mejora si en él no hay una constante y fluida participación de los principales actores involucrados, de lo contrario se verá como una imposición que invade la historia, la cultura y las prácticas internas ya dadas, y por tanto habrá un rechazo hacia ella. Es justo lo que está pasando con la Reforma Educativa en nuestro país.

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Los profesores no han sido invitados a participar en la definición de aquello que los habrá de constituir como profesionales, todo les ha sido impuesto y con un incomprensible énfasis en el desempeño del docente, sin tomar en cuenta los otros factores que intervienen en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Entre esos factores están la infraestructura y organización escolar, la selección de contenidos y los enfoques con que se abordan, el capital cultural con el que ya cuentan los estudiantes, las situaciones familiares de los alumnos, sus características nutrimentales, el contexto local en el que se desarrollan, la interacción con sus compañeros, entre otras. Debe recordarse que el docente es el responsable de generar los ambientes de aprendizaje propicios para que el estudiante construya el aprendizaje desde sí mismo, pero solamente el alumno puede llevar a cabo el proceso de aprendizaje y concretarlo, el proceso es complejo y multifactorial, es absurdo reducirlo a la acción del profesor.

Sin embargo, esos factores se dejan de lado y toda la narrativa que ha acompañado a la reforma actual ha cargado la responsabilidad de los bajos resultados en pruebas estandarizadas en los profesores, ellos que son al mismo tiempo producto de un sistema educativo deficiente. Ahora bien, si el planteamiento inicial se hubiera tornado por la revalorización del docente y la educación pública, si los profesores hubieran sido incluidos en la definición de los rasgos de profesionalización que deben tener, otro debería ser el resultado. La evaluación debe ser el medio, no el fin, existen propuestas de expertos que destacan la perversión que implica centrar el proceso en la evaluación de un actor de un proceso tan complejo, no puede replicarse la evaluación del esquema empresarial en el ámbito educativo, por el contrario, pueden proponerse esquemas de evaluación entre pares, consensados, con diferentes objetivos; por ejemplo, evaluaciones formativas para la mejora de las prácticas educativas y, por otro lado, evaluaciones para la obtención de incentivos, éstas incluso pueden ser voluntarias al tener como fin ascender en el escalafón. En síntesis: con los maestros todo, sin los maestros, nada.

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