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viernes, 26 abril, 2024
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Ricardo Monreal es libre de irse con la derecha corrupta de México

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

Los desplantes políticos del senador por Zacatecas, Ricardo Monreal Ávila, no son solo “berrinches”. Está ya muy subordinado a la oligarquía económica nacional y extranjera. A la llamada “mafia del poder”. Ante el desgaste de la Alianza PRIANRD y su ambición de años por ser presidente de la República no se ha medido en tejer alianzas, acuerdos y mostrar groseros coqueteos con magnates económicos y de los medios monopólicos de la comunicación, quienes le vienen dando cobijo, evitan criticarlo e igualmente le otorgan entrevistas muy amigables en programas, y por conductores que diariamente se mofan, critican y difaman al presidente Andrés Manuel López Obrador y al proceso de transformación social.

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UNA FRASE que coincide con su práctica política aclara todo: quiere ser “el presidente de la reconciliación”; o sea, abandona la bandera de la 4T y se ofrece públicamente, sin empacho alguno, en tomar la bandera política de aquellos mexicanos y extranjeros que han sido afectados por la transformación, a aquellos que hicieron de la corrupción, la exención de impuestos, el coyotaje de subsidios, programas y se beneficiaron con diversas actividades ilícitas e inmorales al amparo del poder.

OTRA FRASE dice que es “un rebelde con causa”. En apariencia sólo sigue la causa de la ambición vulgar personal. Y no se niega que es lo único que a él interesa, lo demás es a costa de lo que sea. Es decir, son consecuencias. Y ese a costa de lo que sea es retornar al modelo neoliberal, de corrupción y tráfico de influencia, pues las alianzas abiertas, secretas y las implícitas innegablemente incluyen volver a entregar miles de millones de pesos a los monopolios de la comunicación, exentarlos de impuestos. Las “buenas opiniones” que han externado personajes como Claudio X. González y Gustavo de Hoyos no deben dejar dudas. Tampoco debiéramos tenerlas de la visita que hizo a Zacatecas acompañado de Kent Salazar, embajador de EEUU en México.

TERCER FRASE, con relación a la iniciativa presidencial de dejar a la Guardia Nacional bajo la tutela organizativa y administrativa de la SEDENA, Monreal Ávila finge hacer a un lado su postura de representante popular, y aplica su postura del “académico de la UNAM”. Como si ambas fueran contrarias.

La postura en contra de que la SEDENA tutele a la GN y pretender retirar al ejército de tareas de seguridad, sólo puede favorecer a quienes se dedican a las actividades ilícitas. Entonces: ¿Qué otras alianzas tiene el senador? ¿De quién busca apoyo para ser presidente?

Como legislador o académico, Monreal debiera ir a Hermita de Guadalupe o Santiaguillo de Fresnillo; a San Juan Capistrano, Santa Lucía de la Sierra, Ameca la Nueva o Ameca la Vieja de Valparaíso; a El Cargadero de Jerez y más comunidades desplazadas por inseguridad y preguntar: ¿Quieren al ejército acuartelado o desean tenerlo en calles y carreteras? Quizás le digan que aún eso ha sido insuficiente.

Diversas posturas y prácticas del senador devienen en atentados políticos e ideológicos contra la transformación nacional, no sólo en alejamiento y traición a MORENA, del que se jacta ser fundador, al que sólo reconoce como agencia de colocación a cargos públicos a “La Dinastía Monreal”.

El asalto a MORENA-Zacatecas, la ausencia escuela de cuadros para sus seguidores, la imposición de candidatos habla de una configuración política sin valores, principios y proyecto social. Evidencia una práctica política estructurada para restaurar una clase política a la vieja usanza y congruente con un modelo de sociedad que el pueblo mexicano ha rechazado bajo el liderazgo de López Obrador.

Movimientos tenebrosos y maquiavélicos, como concertar con PRI y PAN “la toma de la dirección del Senado de la República” para que, desde una postura de cumbre política apuntalar desesperadamente una candidatura que se le va de las manos, no solo fue un fracaso y traición al movimiento lopezobradorista, también frente a sus aliados de la derecha porque no fue seguido por el número de senadores que comprometió. Tampoco cumplió el compromiso publicitado en medios monopólicos, de evitar el fast track sobre la Guardia Nacional y que fuera rechazada. Quedó exhibido, con su único voto de abstención, a ridículo, perdió fuerza para negociar e incorporar a los opositores a una campaña política y electoral que aborta.

Bajo condiciones diferentes, Ricardo Monreal vive la misma tragedia del dirigente nacional del PRI, Alito Moreno. No son de fiar, coinciden en las prácticas, desde mucho antes intentan tejer telaraña para aspirar a la Presidencia de la República. Ninguno de los dos ha logrado comprender que representan una práctica política que ya no logra tener los alcances de hace años. Aún tienen mucho poder, pero ambos van en caída libre. Como dice Don Adán Augusto: “Aunque parezca autoritario, el proyecto de nación no admite titubeos”.

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