La Gualdra 245 / Río de palabras
Esto es puro amor al arte, no crea que lo hago por otra cosa. Si fuera de otra manera ni siquiera estaría aquí esperando que alguien se conduela y me compre una pieza o dos. Pero ya ve, le tiene uno harto amor a esta tierra, aunque la ingrata no dé ni para tragar. Pero qué le vamos a hacer, aquí nacimos y aquí hemos vivido, además los hijos ya están grandes, también haciendo su vida. Así es el ciclo: nacer, reproducirse y morir. Pero pues mientras se muere uno pues hay que talonearle. Si hace algunos años ya me andaba yendo, no crea. Me salió la oportunidad de ir al Norte, allá tengo unos familiares. Pero a medio camino me regresé, viera, me entró una desesperación, no exagero si le digo que no podía ni resollar de la tristeza; luego ya tenía a mi mujer, a mis hijos los más grandes, se me hacía muy feo dejarlos. Así que me bajo del camión y me regreso. Mi mujer siempre me lo reprocha, más cuando llego a la casa y no hay ni tortillas ni frijoles; los hijos nomás se me quedan viendo feo cuando los pongo a pintar las alcancías o me acompañan a venderlas. Puro amor al arte, se dicen unos a otros, burlándose, los muy canijos.
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