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domingo, 5 mayo, 2024
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La Fiscalía de Investigación de Feminicidios, último reducto para ofrecer justicia a víctimas

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Por: ALMA RÍOS •

■ Este delito se constituye en la expresión acabada del odio hacia las mujeres justo por serlo

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■ Dolores Ramírez, titular de la dependencia, cuenta con 22 años de labor en el campo del Derecho

El feminicidio es el último de los eslabones de la violencia contra las mujeres. Es la expresión acabada del odio hacia ellas justo por serlo. Y para Dolores Ramírez Flores, la última oportunidad de hacerles justicia, luego que han transitado a veces toda su vida por una escalada de violencia de género que culminó con su muerte.

El nombramiento de Ramírez Flores como titular de la nueva Fiscalía de Investigación de Feminicidios de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas fue hecho público el pasado 25 de noviembre en el contexto de la Semana Contra la Violencia Hacia las Mujeres que la PGJEZ realizó a través del Centro de Justicia para Mujeres del 23 al 28 del citado mes, misma que se desarrolló en conmemoración al Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres.

Detrás de la designación de Ramírez Flores se encuentra una experiencia de 22 años dentro y fuera del estado, que inició en 1993 tras titularse como licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Se ha desempeñado entre otras funciones, fundamentalmente como Agente del Ministerio Público en diferentes ocasiones, algunas adscrita al Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas y al correspondiente de Colima, entidad donde trabajó por siete años.

A su regreso al estado en 1999, ocupó entre otros cargos, el de instructora del Instituto de Formación Profesional para luego ser convocada a trabajar en la Unidad de Delitos contra la Vida, que se disolvió apenas cuatro meses después por considerarse que no había un gran número de homicidios en Zacatecas en ese momento, algo que ha cambiado de manera sustancial con el tiempo.

Ya dentro del contexto del nuevos sistema penal acusatorio, fue seleccionada para convertirse en la primera Ministerio Público de la Unidad de Homicidios Dolosos de la capital. Puesto desde el que dijo en entrevista para La Jornada Zacatecas, dio buenos resultados en el esclarecimiento de asesinatos, entre ellos, donde las víctimas fueron mujeres y de los que derivaron muchas sentencias.

Ramírez Flores agradece por ello su nuevo encargo, “porque me gusta mucho el área, me gusta mucho la investigación. Y más que nada contamos con la experiencia porque hemos dado buenos resultados en cuanto al esclarecimiento de hechos”.

Sabe que su trabajo la enfrentará a ella y su equipo, conformado por dos oficiales asistentes, un comandante que tendrá a su mando a dos policías ministeriales, y un médico legal, a una resistencia cultural que a veces desde las propias autoridades estigmatiza a las víctimas mujeres.

Abordar las investigaciones desde un protocolo que busca verificar la probabilidad de un feminicidio, implica realizar un trabajo en equipo entre el MP, los servicios periciales y la policía ministerial, al que se refiere como “una trilogía perfecta de coordinación y colaboración” para evitar se pierda algún elemento que pudiera hacer “que andemos todos perdidos”.

Ella misma ha propuesto a quienes quiere dentro de este equipo de colaboración que tendrá el encargo de investigar todas y cada una de las muertes de mujeres que ocurran en el estado, por lo que deben contar con un perfil específico.

Ayer justo, estaban por confirmarle la autorización del comandante de policía y el médico legal, este último que cree debe dedicarse exclusivamente al trabajo en esta unidad para que se especialice cada vez más en la investigación forense de feminicidios.

La instrucción que ha recibido de Leticia Soto Acosta, procuradora de Justicia del Estado de Zacatecas es que “en donde exista una muerte de una mujer, trátese del municipio que se trate nosotros vamos a atender el asunto” para descartar desde la focalización de un probable feminicidio, es decir de la ejecución de un crimen de odio contra una mujer, si efectivamente lo fue, o se inscribe como un homicidio ya sea doloso o culposo, un suicidio o un accidente.

Es difícil, dice, acreditar la violencia de género y por eso son de primordial importancia las primeras diligencias que buscan en el entorno de “un lugar de hechos” evidencia para reconstruir lo que sucedió.

Pero las investigaciones de un posible feminicidio sondean además el contexto familiar y de relaciones de la víctima para verificar si vivía violencia en su hogar, y como se establecían sus relaciones con su pareja, ya sea novio, esposo o concubino, en caso de tenerlo.

Se investigan asimismo si hubo antecedentes de denuncias previas realizadas por la mujer, de violencia en instituciones como el DIF, u otras del orden familiar donde haya buscado ayuda; y en los centros de salud por su hubiera referencias de ingresos por lesiones.

“Su entorno social es muy importante porque sabemos que la misma familia o vecinos tienen conocimiento. Hay que generar una cultura de apoyo a las investigaciones”.

Las indagatorias se apoyan también en necropsias psicológicas, de las que puede resultar información de cómo enfrentaba la víctima lo que definen los especialistas en ciencias de la conducta como circulo de violencia. Y como se expresaba ésta en variantes como la sexual, psicológica, económica o patrimonial.

El entrenamiento del personal de esta fiscalía los capacitó para identificar entre otros elementos, el Síndrome de indefensión que adquiere una víctima de violencia de género que ha aprendido a vivir siempre agredida hasta sentirse culpable de provocar los ataques o el Síndrome de Estocolmo, que le hace sentir lealtad por su victimario de quien muy probablemente depende económicamente o se enlaza en algún grado de relación de presunta protección.

Refiere Dolores Ramírez Flores, luego de la desaparición en 2009 de la Unidad de Delitos contra la Vida en que participaba, el cisma se da en 2012 cuando se incrementan éstos, no solo para el caso de los hombres sino para las mujeres dentro del fenómeno del crimen organizado, donde cada vez más ellas se han involucrado.

No obstante es reiterativa en que no debe estigmatizarse a las víctimas, que lo son, por el simple hecho de haber recibido una agresión que implica en última instancia la pérdida de la vida.

Como ejemplo de lo que puede hacer el prejuicio al que no debe dar cabida la Fiscalía de Investigación de Feminicidios de la PGJEZ, es el caso de dos mujeres cuyas muertes aparentaban un vínculo con la delincuencia organizada.

Aparecidas en puntos distintos del estado, los cuerpos mostraban desmembramiento de extremidades y cercenación de la cabeza, incluso en uno de ellos, una nota. Todo este cuadro, dice, no era más que una forma de desviar la línea de investigación. Las mujeres eran una ama de casa y una estudiante que no “trabajaban para nadie”, referido esto a algún delincuente que traficara droga.

La Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas se ha interesado recientemente en la línea de la procuración de justicia con equidad de género en la que ha capacitado a su personal, recientemente recibieron en la fiscalía un curso más sobre feminicidios, impartido por especialistas de la Ciudad de México.

En este tipo de capacitaciones se han ido involucrando cada vez más los varones, que antes eran “sólo dos o tres, que llegaban con cierto recelo porque pensaban que la equidad de género era que las mujeres rebasáramos a los hombres. Y no, de lo que se trata es que estemos en igualdad de circunstancias”.

La creación de una Fiscalía de Investigación de Feminicidios, impulsada de manera importante por Mara Muñoz Galván, titular del Centro de Justicia Para Mujeres, y que recibió el último espaldarazo al llegar a la cabeza de la PGJEZ, Leticia Soto Acosta, se hizo, dice Dolores Ramírez, “no porque no supiéramos que morían mujeres sino para hacer del conocimiento público qué estaba ocurriendo y porqué”.

El feminicidio tiene entre otros móviles que detonan el odio contra ellas, casos en que el agresor -que puede o no tener un vínculo emocional con la víctima-, castigó con la muerte el que tuvieran empleo, ganaran más dinero o tuvieran más preparación educativa; su culpabilización por su desempeño fuera de casa y el presunto abandono de los hijos o las obligaciones que tradicionalmente se les ha asignado socialmente, la inclusión por cuestiones de género en el crimen organizado, donde a veces se les recluta forzadamente bajo amenaza o por su belleza, o el hecho cotidiano de vérseles como “algo que me pertenece y yo le pego y hasta la mato”.

Por eso es importante reiteró la fiscal de Investigación de Feminicidios de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas que los involucrados en esta área “vean con ojos diferentes la investigación sobre la muerte de una mujer”.

Siendo que el feminicidio, insistió, es el último eslabón de la violencia contra las mujeres, quiso enfatizar el tema de la prevención de ésta, y la importancia de que las víctimas acudan a las instituciones que pueden ofrecerles apoyo para “evitar que más mujeres sigan muriendo. Y que nosotros, sea cual fuere el resultado de la investigación sobre la muerte de una mujer logremos que se le haga justicia. Que ni una mujer siga muriendo y que haya justicia para las que ya no están”.

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